En la era del internet y las redes sociales, caras vemos, Münchhausen no sabemos

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Retrato del barón de Münchhausen como coracero en Riga (1752), G. Bruckner

Esta historia comienza con Karl Friedrich Hieronymus Freiherr von Münchhausen, conocido como el Barón de Münchhausen, (nacido en 1720 y fallecido en 1797), con la reputación de ser el mentiroso patológico de la ciudad Hannover, y con las historias más extraordinarias del siglo XVIII.

Karl fue un barón alemán que durante su juventud se alistó para servir al ejercito ruso y participar en la campaña contra los turcos, al mando de Antonio Ulrico II, duque de Brunswick-Luneburgo, para luego retirarse a su país. Es aquí donde comienza su "fama", al ser conocido como un ex militar con historias que eran el asombro de su localidad natal.

Las historias del barón llegaron a los oídos del escritor inglés Rudolf Erich Raspe, que publicó en Londres un libro con el título: Historia de los maravillosos viajes y de las campañas de Rusia del barón de Münchhausen (1784).

Más tarde, en 1786, Gottfried August Bürger, tradujo las historias de Raspe al alemán, agregando un tono más satírico a sus historias, y nuevos aportes del folclore popular, titulando la re-edición como: Viajes maravillosos por mar y tierra: Campañas y aventuras cómicas del barón de Münchhausen, que es la versión más conocida del personaje.

Si lo desea puede disfrutar de las aventuras del barón viendo la película de Terry Gilliam de 1988, con estrellas como Uma Thurman y Robin Williams, titulada "Las aventuras del Barón Münchausen".

Muchas historias forman parte de la leyenda del barón, a continuación, las más populares: Durante la guerra contra los turcos, se trasladaba montado en balas de cañón.

Estuvo dos veces en la luna. Una vez cayó a un pantano y para salir jaló de sus cabellos. Haber estado con Vulcano en el infierno. Haber bailado en el estómago de una ballena. Haber matado una vez a un oso, para ocupar su piel y pasar desapercibido entre otros osos.

Estos libros dañaron mucha la reputación del barón, que había llegado a ser capitán durante la guerra contra Turquía. El personaje de Münchausen ya no solo era reconocido como un gran aventurero, ahora, era un antihéroe que inspiraba entre risa y pena, un tipo con una insuperable imaginación cuyas historias rayaban en la locura o lo irracional.

El síndrome de Munchausen

El término "síndrome de Munchausen" fue acuñado por primera vez por el doctor inglés Richard Asher en 1951. El notó que había personas que mentían acerca de sus síntomas usando historias muy extrañas y extraordinarias, similares a los cuentos del barón.

Éstos eran individuos que intencionalmente se autoinflingían heridas e inventaban síntomas y enfermedades. Estos pacientes aparecían muchas veces en el mismo hospital con la esperanza de conocer a algún médico nuevo, para contarle sus síntomas y captar su atención. Por este motivo, el síndrome también ha sido conocido como "adicción al hospital" o "síndrome del paciente profesional".

En el manual de psiquiatría DSM V, el síndrome de Munchausen es considerado como una forma de "desorden facticio". Una persona con desorden facticio manifiesta intencionalmente falsos y exagerados síntomas de enfermedad física o psicológica, con el objetivo de tener un rol de paciente. Los motivos varían desde el deseo de buscar confort y atención por parte de los médicos, el acceso a drogas o solo la fascinación por la disciplina médica.

Numerosos casos se encuentran en la literatura. Por ejemplo, personas que contaminan los test de orina para que le diagnostiquen infecciones, toman sobredosis de café antes de un electrocardiograma para generar arritmias, consumen medicamentos para obtener efectos secundarios, se desangran para auto inducirse anemia, etc. Cabe destacar, que muchos de ellos tienen un conocimiento avanzado de lo equipos médicos.

En 1977, Sir Samuel Meadow expandió el trabajo de Asher, cuando observó que individuos (generalmente cuidadores) podían falsificar heridas o enfermedades en otros y acuño una nueva modalidad de este cuadro patológico, llamado "Síndrome de Munchausen por terceros" o "Munchausen por proxy".

Este síndrome, caracterizado por la simulación y síntomas de enfermedades físicas o psicológicas ejercido a otras personas. Por lo general, es llevado a cabo por los mismos padres (la mayoría de las veces por las madres) hacia sus hijos, los cuales son llevados al hospital repetidas veces y sometidos a cirugías y tratamientos innecesarios. Se entiende como un caso de maltrato infantil que puede acarrear graves secuelas o incluso, la muerte del niño. (Gonçalves, 2014).

Uno de los casos famosos de "Munchausen por tercero", fue registrado en un documental de HBO llamado  "Mommy dead and Dearest" donde se explora la relación de Blanchard (madre) y Gypsey Rosa (hija), en la cual Blanchard manifiesta Munchausen por proxy hacia su hija. Gypsey estaba sana, pero la madre le hizo creer hasta que era una adolescente que tenía asma, epilepsia, distrofia muscular, cáncer, entre otras enfermedades. Gypsey finalmente asesina a su madre después de años de abuso.

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En el documental de HBO "Mommy dead and Dearest", se explora la relación de Blanchard (madre) y Gypsey Rosa (hija), en la cual Blanchard manifiesta Munchausen por proxy hacia su hija. Foto: HBO[/caption]

Finalmente, un nuevo término ha salido a la luz, llamado, "El Munchausen por Internet". fenómeno identificado y acuñado por el Psiquiatra Marc Feldman en el año 2000 . Este fenómeno ha sido descrito como parte del Munchausen por proxy.

Usuarios de redes sociales, chats, foros, etc, que se retratan como gravemente enfermos o víctimas de violencia buscan apoyo en grupos de ayuda en línea. Estas personas renuncian a visitar médicos y se auto diagnostican con sitios de internet médicos. Así, al pretender estar enfermos ganan simpatía de los grupos virtuales y basan su existencia en ese apoyo.

Por otro lado, una nueva tendencia es lo que sucede con madres o padres que se informan vía internet de pseudoterapias y acuden a organizaciones o grupos que ofrecen tratamientos no aprobados por las ciencias médicas para tratar a sus hijos, convencidas/os de que la medicina formal es maligna para sus hijos, claman tener curas milagrosas y someten a los niños a toda clase de pseudociencia. Cabe destacar, que hasta la fecha, este fenómeno aún no es aceptado oficialmente por la asociación americana de psiquiatría (Pulman, 2012).

El Barón de Münchausen ahora forma parte de la literatura infantil y sus historias parecen inocentes cuentos fantásticos. Sin embargo, él nunca, con su extraordinaria imaginación, pensó que su fama llegaría a inspirar la descripción de un desorden psiquiátrico.

Para terminar, como enseñanza de esta historia, solo me queda decir: en la era del internet y las redes sociales, caras vemos, Munchausen no sabemos.

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