¿Por qué Robert F. Kennedy Jr. asegura que las vacunas tienen restos de fetos abortados?
Vacuna

Robert F. Kennedy Jr, el principal funcionario de salud pública de Estados Unidos, afirmó recientemente que algunos grupos religiosos evitan la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) porque contiene “restos de fetos abortados” y “partículas de ADN”.
Estados Unidos enfrenta sus peores brotes de sarampión en años, con casi 900 casos en todo el país y brotes activos en varios estados.
Al mismo tiempo, Kennedy, secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos, continúa erosionando la confianza en las vacunas.
¿Qué podemos pensar entonces de sus últimas afirmaciones?
¿Por qué Robert F. Kennedy Jr. asegura que las vacunas tienen restos de fetos abortados?
Kennedy afirmó que los “restos de fetos abortados” presentes en las vacunas triple víricas (SPR) son la razón por la que muchas personas religiosas se niegan a vacunarse. Se refirió específicamente a los menonitas de Texas, una comunidad profundamente religiosa, que se encuentran entre los más afectados por los actuales brotes de sarampión.
Muchas vacunas funcionan utilizando una pequeña cantidad de una forma atenuada (debilitada) del virus o, en el caso de la vacuna triple vírica, formas atenuadas de los virus que causan el sarampión, las paperas y la rubéola. Esto le da al sistema inmunitario la oportunidad de aprender a reconocer y responder a estos virus.
Como resultado, si una persona se expone posteriormente a la infección real, su sistema inmunológico puede reaccionar rápida y eficazmente, previniendo una enfermedad grave.
La afirmación de Kennedy sobre los restos fetales se refiere específicamente al componente de la rubéola de la vacuna triple vírica (SPR). El virus de la rubéola generalmente se cultiva en una línea celular humana conocida como WI-38, derivada originalmente del tejido pulmonar de un único aborto electivo en la década de 1960. Esta línea celular se ha utilizado durante décadas, y desde entonces no se ha utilizado tejido fetal nuevo.
También se han elaborado ciertas vacunas para otras enfermedades, como la varicela, la hepatitis A y la rabia, cultivando los virus en células fetales.
Estas células se utilizan no por su origen, sino porque proporcionan un entorno estable, seguro y fiable para el crecimiento del virus atenuado. Sirven únicamente como medio de crecimiento del virus y no forman parte del producto final.
Podríamos pensar en las células como fábricas de virus. Una vez cultivado el virus, se extrae y purifica como parte de un riguroso proceso para cumplir con estrictos estándares de seguridad y calidad. Lo que queda en la vacuna final es el propio virus y los agentes estabilizadores, pero no células humanas ni tejido fetal.
Por lo tanto, las afirmaciones sobre “restos fetales” en la vacuna son falsas.
También vale la pena señalar que las principales religiones del mundo permiten el uso de vacunas desarrolladas a partir de células originalmente derivadas de tejido fetal cuando no hay productos alternativos disponibles.

¿Hay fragmentos de ADN en la vacuna triple vírica?
Kennedy afirmó que la renuencia de los menonitas a vacunar se debe a “objeciones religiosas” a lo que describió como “una gran cantidad de restos de fetos abortados y partículas de ADN” en la vacuna MMR.
Esta última afirmación, sobre la vacuna que contiene partículas de ADN, es técnicamente cierta. Es posible que queden trazas de fragmentos de ADN de las líneas celulares humanas utilizadas para producir el componente de la rubéola de la vacuna triple vírica incluso después de la purificación.
Sin embargo, esta afirmación implica que estos fragmentos representan un riesgo para la salud. Esto es falso.
Cualquier ADN que pueda estar presente en esta vacuna existe en cantidades extremadamente pequeñas, está altamente fragmentado y degradado y es biológicamente inerte, es decir, no puede causar daño.
Incluso si, hipotéticamente, la vacuna tuviera ADN intacto (lo cual no es el caso), no tendría la capacidad de causar daño. Una preocupación común (pero infundada) es que el ADN extraño podría integrarse con el ADN de una persona y alterar su genoma.

Introducir ADN en células humanas de forma que provoque su integración es muy difícil. Incluso cuando los científicos intentan hacerlo deliberadamente, por ejemplo, en la terapia génica , se requieren herramientas precisas, sistemas especiales de administración viral y condiciones controladas.
También es importante recordar que nuestros cuerpos están constantemente expuestos a ADN extraño, a través de los alimentos, las bacterias e incluso nuestro propio microbioma. Nuestro sistema inmunitario digiere y elimina este material rutinariamente sin incorporarlo a nuestro genoma.
Esta cuestión se ha estudiado ampliamente durante décadas. Varias autoridades sanitarias, incluida la Administración de Productos Terapéuticos de Australia, han abordado la información errónea sobre el daño percibido del ADN residual en las vacunas.
En última instancia, la idea de que el ADN fragmentado en una vacuna podría causar daño genético es falsa.
El resultado final
A pesar de lo que Kennedy quiere hacernos creer, no hay restos fetales en la vacuna MMR, y los restos de fragmentos de ADN que puedan quedar no representan ningún riesgo para la salud.
Lo que sí demuestra la evidencia es que vacunas como la MMR ofrecen una excelente protección contra enfermedades mortales y prevenibles y han salvado millones de vidas en todo el mundo.
*Hassan Vally, profesor asociado de Epidemiología, Universidad de Deakin
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
2.
4.
Contenido y experiencias todo el año🎁
Promo Día de la MadreDigital + LT Beneficios $3.990/mes por 6 meses SUSCRÍBETE