Svante Pääbo gana Nobel de Medicina por descubrir que humanos llevan ADN neandertal

Svante Pääbo. Foto: Reuters

El científico sueco fue premiado por su trabajo de secuenciación de ADN desde fragmentos de huesos pertenecientes a antepasados del homo sapiens.


Recibió la noticia mientras tomaba café y una de las primeras cosas que preguntó fue si podría compartir la noticia con su esposa. Svante Pääbo (67) fue galardonado con el Premio Nobel de Medicina 2022 por su aporte al estudio sobre genomas de homínidos extintos y cómo esto explica el proceso de evolución biológica humana. Es primera vez que la institución que premia a los mejores aportes científicos del año reconoce a este tipo de disciplina. El biólogo sueco se hizo mundialmente famoso tras descifrar el código genético de los neandertales y revelar que los humanos modernos se mezclaron con ellos hace miles de años.

Sus trabajos han brindado un mayor entendimiento sobre la evolución humana y las claves del desarrollo del sistema inmunológico, “lo que nos hace únicos en comparación con nuestros primos extintos”, dijo el panel que le otorgó este reconocimiento. Pääbo encabezó el desarrollo de nuevas técnicas que permitieron a los investigadores e investigadoras comparar el genoma de los humanos modernos y el de otros homínidos: neandertales y denisovanos.

Oriundo de Estocolmo, Svante Pääbo soñaba desde niño estudiar a las antiguas civilizaciones. Su fascinación con el pasado se acrecentó durante la adolescencia, cuando visitó las pirámides egipcias de Giza. “Anhelaba ser arqueólogo. Me encantaba el antiguo Egipto, pero cuando empecé a estudiar en la Universidad de Uppsala me di cuenta de que mis ideas eran muy románticas. No se trataba de descubrir pirámides y momias; todo se enfocaba en lenguas antiguas y el avance era muy lento. Así que terminé estudiando Medicina y completé un doctorado en biología molecular”, describió el científico sueco en una entrevista a La Tercera.

Su madre era Karin Pääbo, una química de Estonia que llegó a Suecia como refugiada y se integró al laboratorio del reputado bioquímico y Premio Nobel de Medicina 1982, Sune Bergström. Ambos tuvieron una relación extramarital de la cual nació Svante y, según cuenta, su padre se limitaba a llevarlo de paseo cada sábado al bosque, o a lugares donde no lo reconocieran. En su casa, la versión de Bergström era que estaba trabajando y no supieron de la existencia de Svante hasta que su progenitor falleció en 2004.

Svante Pääbo sorprendido con su galardón. Foto: Reuters.

Svante Pääbo, por su parte, trabaja en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Alemania. Se dedicó a las ciencias biológicas, pero nunca se olvidó de su obsesión con Egipto. Decidió momificar artificialmente el hígado de un ternero, colocándolo en un horno del laboratorio calentado a 50 °C, según cuenta en su libro El hombre de neandertal: En búsqueda de los genomas perdidos. Con esto logró respaldar su creencia de que era posible sondear la historia del hombre analizando los genes de sus antepasados en lugar de la morfología de sus huesos o sus utensilios. Así fue cómo analizó varias momias egipcias hasta que aisló un segmento de ADN de un niño de 2.400 años, noticia que se convirtió en portada de la revista Nature en 1985.

Inició su trayectoria en el área de lo que inicialmente llamó Arqueología molecular. Posteriormente, Pääbo se consagró en lo que hoy se entiende como Paleogenómica, que es el estudio de los genomas de organismos de humanos y animales extintos. Allí hay un montón de avances que están asociados a su persona. Las primeras secuenciaciones de ADN mitocondrial de mamuts, de humanos en las primeras fases de estudios; el tema de los genes asociados al lenguaje. Y, por supuesto, lo más espectacular fue la secuenciación de un primer genoma de neandertal, y luego dos más, a partir de 2010. Eso es un punto clave en su trayectoria”, describe Mauricio Moraga, investigador en genética humana del Instituto de Ciencias Biomédicas de la U. de Chile.

neandertal
Cráneos de homo sapiens y neandertal.

Además, el biólogo sueco logró secuenciar el material genético de restos encontrados en las cuevas de Denísova, en Siberia. Allí, el ahora laureado investigador pudo identificar y describir a estos parientes de los neandertales sin la necesidad de tener mayor información física de los restos óseos encontrados. Bastó solo con su ADN. “Y, aun así, a partir del genoma se pudo describir esta especie cercana a los neandertales y a los sapiens”, destaca Moraga.

Si bien los huesos de neandertal se descubrieron por primera vez a mediados del siglo XIX, solo al desbloquear su ADN se pudo comprender completamente los vínculos entre las especies. Esto incluyó el momento en que los humanos modernos y los neandertales se separaron como especie, que se determinó hace unos 800.000 años. “Pääbo y su equipo también encontraron sorprendentemente que el flujo de genes se había producido desde los neandertales hasta el Homo sapiens, lo que demuestra que tuvieron hijos juntos durante los períodos de coexistencia”, explicó en conversación con Associated Press, Anna Wedell, presidenta del Comité Nobel.

“Antes, la única posibilidad que teníamos para ver la evolución de todas las especies, incluida la de los primates, era a través del estudio de los huesos y sus residuos que se encontraban. A partir de eso se hacían muchas especulaciones, pero ahora sabemos que el ADN lleva mucha información y es posible extrapolar muchas características de los organismos a partir de la secuenciación de su material genético” reconoce la investigadora del Instituto de Neurociencia Biomédica (BNI) de la Universidad de Chile, Jimena Sierralta.

Según valora la científica, lo importante del aporte de Svante Pääbo es que “él descubrió una manera de extraer el ADN de los huesos, cráneos e incluso dientes, de una calidad tal que pueda ser secuenciada”. Si bien, el material genético se va degradando y rompiendo con el paso de los años, la secuenciación de fragmentos de ADN, junto a análisis informáticos, ahora es posible reproducir genoma de antepasados extintos.

Paleogenómica y la nueva forma de conocer a nuestros antepasados

A Svante Pääbo se le ha reconocido como el “padre de la paleogenómica, especialmente por crear estas innovadoras metodologías para estudiar y describir restos de animales extintos. Pero, ¿podrá esta disciplina reemplazar la tradicional forma de estudiar a quienes nos antecedieron en la cadena evolutiva? Según manifiestan los expertos en genética, es un aporte sustancial al conocimiento, pero complementario al que ya se realiza desde hace un tiempo.

“El ADN es una herramienta excelente, pero no es todo. Hay muchas cosas que, a partir del ADN podemos suponer, pero no podemos estar seguros”, defiende Sierralta. Poder secuenciar y entender cómo qué características tenían otros homínidos, como los neandertales, es un salto sustancial de la antropología y la paleontología. Sin embargo, “una complementación con la parte cultural que se pueda obtener, si hay evidencias de sociabilidad, o también los restos de arte que se puedan encontrar, van complementando la posibilidad de obtener un panorama más completo de lo que fueron nuestros ancestros”, manifiesta la científica del BNI.

ADN

Por su lado, Mauricio Moraga destaca que el Nobel de Medicina que le otorgaron a Svante Pääbo “es valioso, no solo desde un punto de vista paleontológico, sino que en términos de la evolución humana. Es muy significativo que la Medicina misma se mire también desde una perspectiva evolutiva. De algún modo respalda la visión evolutiva de la Medicina, que se está volviendo genómica”.

Además de poder extraer ADN de una especie extinta y analizarla, los trabajos de Pääbo también permiten realizar comparaciones de los linajes como de los neandertales, sapiens y denísovo. Esto, como una aproximación para entender también el desarrollo de las capacidades cognitivas del ser humano. “Pääbo también está embarcado en estudiar esa área, en ver cómo las diferencias del sistema nervioso en distintas especies pueden explicar las características más propias de los humanos”, concluye Moraga.

Svante Pääbo siendo felicitado por su Premio Nobel de Medicina. Foto: AP.

Cabe destacar que los Premios Nobel tienen una dotación en efectivo de 10 millones de coronas suecas -más de 850 millones de pesos-, y serán entregadas el 10 de diciembre. El dinero proviene de un legado que dejó el creador del premio, el inventor, Alfred Nobel.

Este galardón que recibió el científico sueco da inicio a la semana de anuncios del Premio Nobel. El martes es turno del premio de Física, luego sigue el miércoles con el de Química y el jueves con el de Literatura. Asimismo, el Premio Nobel de la Paz 2022 se anunciará el viernes, y el de Economía será revelado el próximo 10 de octubre.

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