
Por qué Elon Musk podría salir perdiendo tras el conflicto con Donald Trump
Aunque el multimillonario esperaba que sus empresas se vieran impulsadas a raíz de su apoyo al abanderado republicano, la disputa pública con el mandatario tras su salida del DOGE ha despertado preocupaciones. Los inversores de sus firmas han exigido a Musk que vuelva a centrarse en las compañías.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el magnate de la tecnología, Elon Musk, protagonizaron una intensa discusión pública a principios de junio, en la que presentaron una serie de amenazas y acusaciones cruzadas.
La controversia entre ambos estalló cerca de una semana después de que el multimillonario abandonara su cargo como “empleado especial del gobierno”.
Durante los primeros meses de la administración Trump, Musk lideró el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés).
El organismo, creado por el republicano cuando asumió su segundo mandato no consecutivo a inicios de este año, ha efectuado despidos masivos y recortes presupuestarios. Su objetivo es reducir el gasto gubernamental.
Musk fue un constante aliado de Trump mientras supervisaba las labores del DOGE. Y los inversores de sus empresas esperaban que su alianza se tradujera en potenciales beneficios para las compañías, de las cuales algunas —como SpaceX— tienen contratos federales.
La relación entre ambos se materializó desde las campañas presidenciales del año pasado, en las que el magnate invirtió al menos 288 millones de dólares para ayudar a elegir a Trump y otros republicanos.
Luego de que Trump se impusiera en los comicios, las acciones de Tesla —la firma de vehículos eléctricos de Musk— se dispararon, mientras que Musk se posicionó como uno de los asesores de mayor confianza de Trump.

Sin embargo, esa relación se deterioró con el paso de los meses, hasta el punto en el que algunos analistas han sugerido que su participación en el gobierno de Trump, y el posterior fuego cruzado entre ambos, podría haber dejado a Musk en una posición menos favorable que cuando decidió apoyar al republicano.
De hecho, cuando estalló la polémica de principios de junio, Trump amenazó con cancelar los contratos federales de las empresas de Musk.
Posteriormente, el magnate eliminó algunos de los mensajes más polémicos que había escrito contra el mandatario en X, red social que también es de su propiedad.
El sábado 7 de junio, Trump amenazó a Musk con que enfrentaría “consecuencias muy graves” si decidía apoyar a los demócratas.
Aunque el multimillonario no ha comentado que lo haría, sí sugirió que le gustaría fundar un nuevo partido político.
A lo largo de los años, Musk y sus empresas han recibido al menos 38.000 millones de dólares en contratos gubernamentales, préstamos, subsidios y créditos fiscales, según reveló un análisis de datos del Washington Post.
Aquello ha contribuido a impulsar su puesto como la persona más multimillonaria del mundo, de acuerdo al ranking en tiempo real de Forbes.
Sin embargo, tras la disputa pública con Trump, Musk perdió 34.000 millones de dólares de su patrimonio neto personal. Se trató de la segunda mayor pérdida en la historia del Índice de Multimillonarios de Bloomberg, que incluye a las 500 personas más ricas del mundo.
Previamente, firmas como Tesla ya habían enfrentado caídas significativas durante las labores de Musk en la administración Trump.

Cómo el conflicto con Donald Trump podría afectar a Elon Musk y a sus empresas
Las acciones de su compañía de vehículos eléctricos han caído más de 20% en lo que va del año. Tras enfrentar un fuerte desplome el jueves pasado —mientras se intensificaba la discusión entre Trump y Musk— , lograron recuperarse ligeramente al día siguiente.
Durante el tiempo en el que el multimillonario supervisó el DOGE, Tesla sufrió una disminución del 71% en sus beneficios en el último trimestre y una caída porcentual de dos dígitos en las ventas.
De acuerdo a analistas consultados por el Post, la empresa sufrirá aún más por la propuesta de reforma fiscal y de gastos de la administración Trump.
La iniciativa —fuertemente criticada por Musk— prácticamente eliminaría el crédito fiscal federal de 7.500 dólares para compradores de vehículos eléctricos, lo que ha impulsado su demanda durante años.
Según analistas de JPMorgan, esto se traduciría en una pérdida de aproximadamente 1.200 millones de dólares en las ganancias anuales de Tesla.
Junto con ello, figuran distintas investigaciones federales sobre la tecnología de asistencia al conductor de la compañía.
En mayo, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA, por sus siglas en inglés) envió una carta a Tesla para comprender cómo planean lanzar su robotaxi y las medidas de seguridad que están implementando.
Frente a las críticas de inversionistas sobre que ha priorizado la actividad política por sobre la dirección de sus empresas, Musk anunció a finales de abril que reduciría progresivamente su tiempo en el DOGE, hasta abandonar sus labores en el organismo a finales de mayo.
Musk ha prometido que volverá a centrarse en sus compañías.
La semana pasada, según rescata el citado medio, un grupo de accionistas de Tesla envió una carta a la presidenta del consejo de administración de la firma, Robyn Denholm.

En la misiva, exigieron garantías de que Musk dedicará al menos 40 horas semanales a la compañía, tras pasar gran parte del año pasado centrado en la política.
Aunque algunos funcionarios federales citados por el Post ven muy poco probable que el gobierno vaya a rescindir los contratos de SpaceX, la reciente amenaza de Trump ha resaltado ciertos puntos.
Uno tiene que ver con la dependencia que el gobierno ha desarrollado en relación a dicha empresa, que ha proporcionado a la NASA una vía para transportar astronautas a la Estación Espacial Internacional y ha lanzado satélites para el Pentágono y las agencias de inteligencia.
Esa dependencia para ciertas labores clave ha impulsado a los funcionarios federales a animar a otras firmas espaciales a acelerar sus inversiones en alternativas.
Por otro lado, a lo largo de los años, SpaceX ha conseguido miles de millones de dólares en fondos federales para construir un negocio comercial.
No obstante, la compañía sigue dependiendo en gran medida del financiamiento de la NASA y el Pentágono.
Uno de los inversores más antiguos de Tesla, Ross Gerber, vendió la mitad de su participación en la empresa el jueves pasado, cuando se desató el conflicto entre Trump y Musk.
Según estimó al citado periódico, la eventual pérdida de financiación gubernamental para SpaceX reduciría a la mitad el valor de la compañía.
Cuando el Post consultó a Musk y a Tesla sobre el escenario que enfrentan, no respondieron a sus solicitudes de comentarios.
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