SEÑOR DIRECTOR:

Esta semana tuve el honor de participar en dos proyectos trascendentales para Chile y su posicionamiento internacional. Me refiero a la llegada del Metro hasta el aeropuerto Arturo Merino Benítez por medio de la futura Línea A y a la creación de Humboldt Connect, una sociedad entre Google y Desarrollo País que comercializará la capacidad de fibra óptica del primer cable submarino del Pacífico sur.

A primera vista ambos proyectos no tienen mucho que ver. Sin embargo, en su génesis representan prácticamente lo mismo: una mirada de Estado, que trasciende gobiernos, que se estructura en torno a asociaciones público privadas y donde el objetivo es una visión de largo plazo y de bien común.

Mientras la Línea A se origina en este gobierno, no será hasta la subsiguiente administración que se haga realidad para los usuarios; en tanto, en el cable Humboldt hemos tomado la posta del gobierno previo para materializar el proyecto. Ambos exigen soñar en grande y Chile lo hizo.

Otra similitud tiene relación con un aporte estatal más acotado: mientras en el caso del cable, el Fisco chileno comparte la carga con Google y obtiene una propiedad que podrá comercializar, en la línea A el modelo va más allá y el costo se financiará en su totalidad con las tarifas de los usuarios durante unos 30 años, sin exigir al Estado.

Tanto la nueva línea de Metro como el cable son una puerta de entrada a Chile hacia las grandes ligas, posicionándonos como un país moderno e integrado con el mundo. Esto es posible gracias a la convicción de no supeditar los proyectos de Estado a intereses particulares sino al anhelo de construir un futuro mejor para todos.

Juan Carlos Muñoz

Ministro de Transportes y Telecomunicaciones