SEÑOR DIRECTOR:

Mejor que nadie, los abogados penalistas que ejercemos activamente la defensa de personas, no solo en salas de reuniones ubicadas en elevados pisos de edificios espejados, sino también en tribunales de justicia y centros penitenciarios, sabemos de primera fuente que el hacinamiento carcelario actual, de un 142% equivalente a una sobrepoblación de 17.655 personas, constituye un problema real que, al igual que un cáncer, requiere medidas concretas y urgentes para evitar su propagación al punto de ser irreversible.

En Chile pocos pueden negar que, el hacinamiento ha transformado los centros penitenciarios, concebido originalmente para reinsertar personas privadas de libertad, en lo contrario, escuelas del crimen.

En este contexto, resulta lamentable la decisión anunciada en la última Cuenta Pública por el gobierno, en orden a transformar Punta Peuco en un centro penitenciario común. Una medida más efectista que eficiente, que pretende tapar el sol con un dedo y que, desgraciadamente, desvía el debate hacia disputas políticas e ideológicas, dejando el problema de fondo intacto, tratando en consecuencia el cáncer del hacinamiento carcelario con píldoras para el resfriado.

El objetivo de esta carta no versa sobre estar de acuerdo o no, como ocurre en mi caso, con centros penitenciarios privilegiados, como son Capitán Yáber o Punta Peuco, sino sobre la necesidad de desenmascarar la cada vez más frecuente, y peligrosa práctica, de politizar necesidades reales, distrayendo con ello el foco de atención y debate, postergando así soluciones urgentes que el sistema carcelario reclama hace años.

Nelson Salas

Abogado