El underground proletario de Quelentaro

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Quelentaro.

El miércoles 28 de agosto falleció Gastón Guzmán, que con su hermano Eduardo fundara Quelentaro a comienzo de la década de los 60. Con su muerte se acaba uno de los grupos clave de la Nueva Canción Chilena.


La noche que murió Gastón Guzmán, murió también un pedazo de la memoria campesina y proletaria de Chile. Suena exagerado, pero Quelentaro, que se formó en los 60, fue un ave oscura y rara dentro de lo que conocemos como la Nueva Canción Chilena. Su circulación fue subterránea. El ambiente natural de los hermanos Guzmán fueron las tocatas en sindicatos, teatros de provincia, fiestas costumbristas. Sus grabaciones, que circularon en casetes que traspasaron la barrera del tiempo y el olvido como gemas extrañas de la cultura obrera chilena, suenan aún oscuras y rabiosas.

https://culto.latercera.com/2019/07/12/musica-nuevo-cine-chileno-pulsar/

"Recuerdo una noche en Talcahuano. Llovía. Había niebla. Como de costumbre. La población que construyeron sobre un cementerio mapuche. Pisadas de reclutas extraviados y hocicos de caballos humeantes, metiéndose a las habitaciones de madera envejecida. La lluvia negra, el barro en los escalones de madera y el caset de Quelentaro. Ese en vivo", me cuenta por correo Felipe Montalva, escritor y periodista, cuando le pregunto por el conjunto.

Si Los Jaivas tomaron las "Alturas de Machu Picchu" de Neruda para musicalizar el yo vengo a hablar por vuestra boca muerta, Quelentaro se aferró —quizá sin querer, estoy especulando— a los "Tres cantos materiales" de las Residencias. Sus versos hablan de campesinos y mineros, velorios interminables, los árboles, la niebla y la muerte.

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Quelentaro.[/caption]

La poética de los hermanos Guzmán alcanza, a ratos, frecuencias altas que recuerdan a Juan Rulfo o a ciertos poemas de Gonzalo Rojas. Para no cuentear, leamos, a guisa de ejemplo, Los letrados de Rojas:

Lo prostituyen todo

con su ánimo gastado en circunloquios.

Lo explican todo. Monologan

como máquinas llenas de aceite.

Lo manchan todo con su baba metafísica.

Yo los quisiera ver en los mares del sur

una noche de viento real, con la cabeza

vaciada en frío, oliendo

la soledad del mundo,

sin luna,

sin explicación posible,

fumando en el terror del desamparo.

En la canción "El letrado", como un eco rabioso del poema de Rojas —acaso una prefiguración o una cita lateral—, los hermanos Guzmán escriben:

No sé cultivar la tierra

Ni me han sangrado las manos

ni el horizonte me mira

tan sangrante y tan lozano.

Mi padre firmaba apenas

y leía masticando.

A mí me dio más escuela

con su sudor de madera.

https://www.youtube.com/watch?v=R1s9V4LJ6TQ

Las letras de Gastón y Eduardo condensan —y esto lo puede comprobar cualquiera que se dedique a escuchar sus álbumes con cirujana paciencia— lo mejor y más rudo de la poesía chilena: desde el larismo espectral de Teillier hasta la rabia telúrica —perdón por la obviedad— de Pablo de Rokha.

Su sonido también atravesó los límites de su género. Cristián Sánchez, actual Asunción y miembro de la mítica banda diAblo, reconoce la influencia de los sureños en su música. "A Quelentaro los conocí en los afiches que vi cuando chico en las calles. Esto fue en los 90", me cuenta. "Mi primera aproximación musical fue con unos casetes que mi abuela trajo de Suecia. Después de esas escuchas, los volví a retomar hace 10 años. Me impactó mucho la profundidad y emotividad de sus composiciones".

Dentro de estas composiciones, Sánchez destaca "Rodrigo Rojas", que Quelentaro dedicó a Rodrigo Rojas de Negri: "La producción de esa canción es muy avant-garde. Eso sumado a la letra. Es una canción devastadora. Inmensa".

"Recuerdo a Verónica de Negri, madre de Rodrigo, en una tarde de primavera de Quilpué, hace algunos años, reconstruyendo estas historias; luego yo transcribiéndolas, buscando un epígrafe, recordando la canción aquella, trayéndola al monitor del computador. Hay algo en ese verso: 'Soy Rodrigo Rojas, carne y madera'. Algo que rebasa la canción política. Que suena a punk sin serlo... '¿Qué patria es esa que nombras?'. Se debe regresar a una entrevista al dúo publicada en revista Punto Final a mediados del 2000. Creo recordar que Guzmán dibuja en el aire que Quelentaro es más anarquista que de izquierda. O menos programático. Eso me parece clave", me escribe Montalva.

https://www.youtube.com/watch?v=qzTv4NII1UE

Incluso en los comentarios de Youtube —que suelen ser un vertedero—, Quelentaro supone una especie de punto común para hijos de trabajadores y campesinos: "Tengo 38 años y los escucho desde los 14 años y muchas veces e llorado escuchando su poesia echa cancion y recordando mi infancia sufrida en el campo y viviendo las mismas injusticias que nombran en sus verdades y versos. Gracias a dios los conosi en vivo y en directo y mil gracias por siempre QUELENTARO ya nos se volveran a juntar nuestros caminos para seguir guitarreando", apunta un comentarista. En un momento en que el tono del comentarista promedio es el delirio fascista o el discurso desarticulado del bot de derecha, los Guzmán parecen convocar a un auditorio fiel y comprometido ética y estéticamente con su discurso.

"Me dicen que soy amargo porque no canto al amor", dicen en una de las canciones de su disco Coplas al viento. Entre tanta dulzura impostada, la música de Quelentaro es el sorbo de aguardiente necesario para no olvidar las batallas del futuro. Aunque el futuro no exista y haya que inventarlo.

https://open.spotify.com/album/62Lodoog0w0EHPzTEXfcaR?si=4QDMJgExTBmbnCiGTTyA4g

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