A la velocidad de la luz: las renovadas proyecciones de Delight Lab

Una retrospectiva de su trabajo en la galería AFA, una muestra en el prestigioso museo Reina Sofía de España y una proyección-ritual en la Patagonia aparecen en el horizonte inmediato de los hermanos Andrea y Octavio Gana, cuyas intervenciones lumínicas a gran escala le han dado un relato audiovisual al Chile post 18-O y hoy los encumbran a las grandes ligas del arte contemporáneo.


Si bien llevan más de una década de investigación y experimentación en conjunto, los últimos dos años alteraron el curso del trabajo de los hermanos Andrea y Octavio Gana, amplificando el alcance de las obras que firman como Delight Lab hasta niveles inusitados.

De hecho, junto con Lastesis, cuesta pensar en otro proyecto artístico que haya tenido tal nivel de influencia en la conversación y en la agenda política del Chile post estallido social, gracias a su proyección de breves pero contundentes mensajes con trasfondo social (“Hambre”, “Dignidad”, “Matria”) en edificaciones como la torre Telefónica, las que han motivado columnas de opinión, reclamos de parlamentarios oficialistas, amenazas y hackeos anónimos en contra de sus autores y hasta un confuso incidente en el que un grupo de desconocidos en un auto sin patente invisibilizó una de sus intervenciones usando focos de largo alcance.

Todo lo anterior será parte de una próxima muestra que la dupla presentará a partir del jueves 19 de este mes en la nueva sede de la galería AFA, en Factoría Franklin, en conjunto con el artista y poeta Martín Gubbins. Una suerte de retrospectiva de su trabajo de los últimos años con diversos registros de sus intervenciones urbanas, con lo que, según explican, buscan generar una reflexión crítica sobre los procesos sociales que atraviesa el país, y de paso llevar su trabajo a un contexto distinto.

“Nos parece interesante mostrar nuestro trabajo desde ese punto de vista, de rescatar una acción efímera en una fotografía que pueda construir en un circuito lo que pasó y que se pueda entender en una exposición, en un espacio de arte”, cuenta Octavio Gana sobre la iniciativa, titulada esto también pasará -así, en minúsculas- y que incluirá además una intervención sonora creada en conjunto con Gubbins, autor de la famosa bandera chilena negra que enlutó al país en los días de revuelta. En la obra se presentarán diversos mensajes de audio con propuestas ciudadanas que recibieron los autores para redactar el capítulo inicial de la nueva Constitución.

La exposición también considera algunas de las obras de Delight Lab anteriores al 18 de octubre de 2019, en las que ocuparon la luz para manifestarse y poner otros temas de relieve. Como la proyección que realizaron ese mismo año en la termoeléctrica Ventana, donde sobre el humo escribieron “Zona de sacrificio”; otra sobre el río Rawe y las torres de aguas de ESSAL en Osorno, la empresa responsable de un derramamiento de petróleo que dejó a gran parte de la ciudad sin abastecimiento de agua potable en julio de ese mismo año.

“Nosotros lo vemos como una manera de exhibir un registro de algo que pasó, porque sentimos que la obra es la acción misma. La proyección que estaba en la torre Telefónica un determinado día, o en las fumarolas de Ventana, o en la Torre Entel, o cuando proyectamos a la Machi Millaray en el río Pilmaiquén. Esas son para nosotros las obras. Lo que van a ver en la galería AFA son los registros de las obras”, explica Andrea Gana.

La muestra, la número 100 en la historia de la galería, tendrá espacio también para el mencionado bloqueo con reflectores que sufrieron en mayo de 2020. “Esa imagen nos hace muchísimo sentido y nos parece paradójico e interesante que se pueda exhibir”, dice Andrea. “Nuestras proyecciones son súper efímeras y espontáneas, aparecen en una red social y si lo viste bien y si no, lo verás después. Pero al estar en un espacio así se le toma ese valor de registro de memoria. Nosotros somos muy del espacio abierto pero nos interesan los nuevos desafíos y estar en una exposición así es un nuevo desafío”.

En ese sentido, este no es el único reto que se autoimpuso el estudio de diseño para su futuro inmediato. Tras volver esta semana de Nueva York, donde se reunieron con curadores y artistas nacionales como Cecilia Vicuña, Alfredo Jaar y Christian Viveros, además de estrenar una proyección lumínica en el célebre Toro de Wall Street creado por Arturo Di Modica (con frases como “Destruir en nuestro corazón la lógica del sistema”), cerraron el festival Mediamorfosis con 36+, una obra de realidad virtual inmersiva que se pudo seguir en 2D y 3D -con los lentes de realidad virtual Oculus y en la plataforma IRL- en la que homenajearon a los muertos de las protestas con 36 luces que se levantaron alrededor de la plaza Baquedano, acompañado de un poema narrado por Gustavo Gatica.

“Nos aproximamos a otra manera de representar las mismas problemáticas que hemos estado tratando durante el último tiempo, y de alguna manera, llegando a otros públicos y otras audiencias”, indica Andrea Gana, quien junto a su hermano, en paralelo, están preseleccionados para la próxima Bienal de Venecia con un proyecto que postularon junto a Lastesis.

Pero tal vez el gran hito que aparece en el horizonte inmediato de Delight Lab es el que está fijado para mayo de 2022, cuando la dupla estrene una obra en el prestigioso museo Reina Sofía de Madrid, uno de los recintos dedicados al arte contemporáneo más visitados y renombrados del mundo. Allí el colectivo expondrá el registro de una de sus primeras acciones lumínicas que tuvo repercusión nacional: la proyección que hicieron en 2018 sobre el Teatro de la Universidad de Chile de la imagen de Camilo Catrillanca, acompañada del verso de Raúl Zurita “Que su rostro cubra el horizonte”. Esto, como parte de una muestra titulada Giro Gráfico: Como en el muro, la hiedra.

Además, durante este semestre retomarán lo que llaman “rituales lumínicos” con intervenciones al aire libre en La Araucanía y la Patagonia. “Estamos haciendo una investigación de territorios sagrados y culturas ancestrales y queremos ir a proyectar para que se pueda impulsar una ley que proteja estos lugares por su valor espiritual. Si uno va a esos sitios y se da cuenta de la historia, de lo que pasó ahí, uno lo mira con otros ojos y lo cuida más también”, explica Octavio Gana.

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