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Alberto Fuguet y la nueva vida de Missing: “Cualquiera que escriba de su familia debe aspirar a que le quede la cagada”

El célebre escritor nacional acaba de reeditar su novela Missing. Original del 2009, es una historia familiar en que busca a un tio que se extravió en Estados Unidos. Fue muy celebrada por la critica y para muchos, es su mejor novela. En charla con Culto repasa uno de sus títulos fundamentales.

Alberto Fuguet y la nueva vida de Missing: “Cualquiera que escriba de su familia debe aspirar a que le quede la cagada”

Formaba parte de la mitología familiar. Pero de verdad. No era ese pariente lejano que alguna vez había sido alcalde de un pueblo perdido en el campo, o ese pariente que parece que tocó en la Sinfónica, u otro más recóndito aún que fue soldado en la Guerra Civil de 1891 por el bando balmacedista. Lo de Carlos Fuguet García era algo más terrenal, pero igual de misterioso. Un chileno que un buen día de 1986 dejó de estar ubicable para la familia. La tierra negra de Baltimore, Maryland, se lo había tragado.

Fue su sobrino, el escritor Alberto Fuguet, quien decidió indagar en la particular narrativa de este tío perdido. No solo porque se trataba de encontrar a un pariente, sino porque era un estupendo proyecto literario.

“Nunca fue un asunto muy familiar. Creo que a nadie le incomodaba ese pariente cercano que se fue lejos -comenta a Culto-. Para todos, no era literario sino cotidiano. A lo más se despachaba con ‘se perdió’ o ‘debe estar debajo de un puente’. Para mí el tema es que no era tema. Yo sentía que daba para algo, pero al no ser un personaje importante, al no ser un guerrillero o una víctima política, de alguna manera pensaba: a quién le importa. Se me colaba en mis textos y además estaba mi propia fascinación por perderme, por irme lejos o cortar todo lazo".

Fue un encargo, comenta, el que terminó por dispararle la idea de escribir -y encontrar- a su tío Carlos. “Pero donde empezó fue con la revista peruana Etiqueta Negra: me pidieron algo, un testimonio… no solo a mí, creo… y les dije no, que estaba en otra cosa… pero hablando por teléfono terminé reconociendo que sí tenía algo, pero que daba para mucho y… Me pidieron que lo escribiera. Cerraban en dos días: y lo hice. Sin pensar. Sin distancia, pudor, censura ni menos pensando en las consecuencias. Redactado y despachado; y fue más para sacarlo de mi sistema. Y gustó. Y lo que yo pensé era como un secreto, fue leído como literatura. Entonces poco a poco lo vi así: esto era una historia personal o familiar, pero podía ser algo más. Sobre todo, cuando me di cuenta de que todas las familias tienden a ser imperfectas o incompletas. Y más que quedar mal, lo que daba exactamente lo mismo, podía servir para dar legitimidad a cierta locura de una familia bastante fucked up. Esa familia rara, torpe, era casi la de todos. Y de eso va la literatura: universalizar lo personal".

Así, en 2009 Alberto Fuguet publicó la novela Missing (Una investigación). Un libro que instaló a su autor en una dimensión diferente. Una novela familiar, sí, pero también muy personal. Aunque eso sí, contiene muchos de los elementos clásicos del universo fuguetiano: pop, Estados Unidos, viajes, gente extraviada. Hoy, la novela vuelve a circular en las librerías de mano del sello Tusquets, que se encuentra reeditando la obra completa de Fuguet además de publicar su última novela, Ciertos chicos (2024).

Por cierto, esta nueva edición incluye un prólogo del fallecido escritor peruano Mario Vargas Llosa (que data del 2011), a quien le gustó mucho la novela. “En todos los libros de Alberto Fuguet que he leído hay siempre, junto con la historia que cuentan, una voluntad de innovar, tanto en la lengua como en la estructura narrativa. En Missing (una investigación), es donde mejor lo ha conseguido”.

Alberto Fuguet, periodista, escritor y cineasta chileno Foto: Luis Sevilla

Las palabras del Premio Nobel de Literatura 2010 no son aisladas. En su momento, la crítica aplaudió Missing como nunca se había alabado a Fuguet. Hasta hoy muchos la consideran su mejor novela. El columnista de La Tercera, Héctor Soto opina: “En cierto modo, esta heterogénea novela de Alberto Fuguet revisitó hace 15 años eso que podríamos denominar ‘el orden de las familias’, tal como lo había entrevisto años antes Jorge Edwards es uno de sus mejores cuentos. Con lo que Fuguet se encontró fue con un gran desorden y con un país perdido y reencontrado. Dada la libertad que respiran estas páginas en sus recursos expresivos, y dado también el coraje con que se enfrentan los altibajos de los personajes, Missing es de esas novelas donde todo cuenta".

Mientras, el librero Sergio Parra, de Metales Pesados, indicó: “Un libro que se sale de la escritura de Fuguet. En el momento que salió causó sorpresa a todos los que sospechábamos si Fuguet era un buen escritor o no. Y ese libro confirmó que en esa escritura, en ese registro, en ese libro, es un muy buen escritor”.

Alberto Fuguet, periodista, escritor y cineasta chileno Foto: Luis Sevilla

Pero volvamos a la voz de Fuguet. A ese registro de detective salvaje en que rescata la vida de su tío, quien termina por aparecer bastante pronto, y de ahí la novela relata su historia. El hombre trabajó en el rubro de la hotelería, fue reclutado para ir a la guerra de Vietnam, fue hippie, estuvo en la cárcel dos veces por desfalco, se casó y divorció dos veces, tuvo una vida de derroche, fue alcohólico. Al momento en que el sobrino lo encontró, era un hombre solo, empobrecido y con cierta sensación de desasosiego. Como si fuese un personaje de Chéjov.

¿Qué fue lo más complejo del proceso de escritura?

Sin duda lo más complejo fue haberme dado cuenta prontamente que no había mucha sustancia en Carlos. No tenía libro: de ahí surgió el monólogo. Y fue ahí donde justamente volví a las imágenes inventadas de mi juventud. Y de cosas de cine, de libros, de historias contadas. Al tío-que-quise-tener para construir desde cero una novela que evidentemente coquetea demasiado con la ficción. La realidad y lo imaginado se funden y creo que ahí se produjo una magia. Tal vez por eso gustó tanto.

Missing es bastante personal. ¿Te da algo de pudor?

Debe ser personal. Ojalá pudiera no ser personal. Si me dio pudor en su minuto ya lo olvidé. Creo que no: me dio más pudor otros. Hoy estoy totalmente expuesto. Hay que contarlo todo. Siempre ha sido así. Uno no escribe para gustar. El pudor está sobrevalorado y, tal como en el trabajo sexual, complica al trabajo. El pudor sirve para reprimir. Y se necesita en ciertos ámbitos, pero en el trabajo literario solo complica y resta. Quizás escribir es vencer el pudor para llegar al sudor.

Hablemos del subtítulo “Una investigación”. ¿Por qué decidiste incluirlo?

Amo los subtítulos y porque efectivamente tuve que investigar mucho. No conocía nada del personaje, y dado lo poco interesante que resultó ser su “verdadera” historia, tuve que indagar profundamente en su siquis para la construcción de mi personaje: el Carlos Fuguet de Missing. Esa investigación existió y fue agotadora y justifica plenamente su existencia en la portada del libro. Y creo que sí lo es: investiga lo que es una novela, lo que es ficción, lo que es una familia, lo que es el sueño americano. Si es verdad, si no lo es, etc. Un amigo me dijo: debió llamarse una venganza. Algo de eso hay: es una suerte de ajuste de cuentas y más que querer salvar a la familia, es mi salida en público de ese clan. Yo digo: de acá vengo, recen por mí, necesito otro lugar en el mundo. Yo soy más de los Fabres y los Mena, de Alf Garzón, no sé, de los Vicuña y los Lucero (libro nuevo), que aquellos que aparecen en Missing. Fue mi forma de alejarme. A todo esto, mi nueva novela también vendrá con subtítulo.

Este libro combina de algún modo la narrativa con la no-ficción. ¿Cuánto de tu formación como periodista tuvo que ver con la escritura de este libro?

Mucho, harto, demasiado. Viene de una crónica. Todo suma. No puedo ser escritor sin ser periodista y sin ser cineasta y todas las combinaciones posibles. Lo he dicho muchas veces: todo lo uso. Todos mis aprendizajes y experiencias de vida hasta ese minuto se volcaron en la producción de esa novela. No es el típico libro de autoficción ni tampoco es pura ficción ni se ajusta al libro de no ficción. Es un hibrido, es mutante, pero palpita. Sigue haciéndolo. Creo que más ahora.

En un minuto, en la última parte, le comentas a tu tío si entiende lo que te está cediendo. Su historia. Una vez publicado el libro, ¿lo entendió?

Creo que se puso contento. Él quería cerrar lo que partí. Creé un “mito” alrededor de su nombre y tal vez le regalé una vida más interesante que revive cada vez que alguien se sienta a leer el libro. Pero al final de cuentas, creo que no entendió nada. Lo triste es que la literatura no salva, ni lo salvó ni lo enrieló. Quizás me sirvió más a mí. Y el libro, cada vez me queda más claro, es acerca de Alberto Fuguet y de un alter ego. Carlos se volvió a perder a pesar que todos sabemos más o menos dónde y en qué está. Pero yo pensé que escribiendo de él podía darla una historia. Y no. Su historia es una pequeña historia y lo cierto es que, ahora lo percato, nadie que no puede contar su historia, nadie que no es capaz de articularla o enfrentarla directo a los ojos, puede evolucionar mucho. Carlos lo dijo claro: yo nunca me perdí pues siempre supe dónde estaba. Mi mayor duda es si debí dejar de ser escritor y pasar a ser detective. Dicho eso, este libro conecta con muchos y eso es lo que me importa. A Carlos lo vi un par de veces, años después de publicada la novela. y también me escribió un par de mensajes por Whatsapp, pero nada como para que valga la pena mantener una relación con él. Me doy cuenta que en realidad nunca tuve un tío Carlos y solo fue un mito que quise comprobar. Sin duda su vida es mejor en el libro que en la realidad, pero bueno, siempre ha sido así. La ficción es más vivible que la cruda realidad.

Las novelas familiares tienden a dejar esquirlas en cada clan, ¿qué pasó en el tuyo cuando se publicó?

Nada muy importante. La vida real no se escribe. Mi padre tenía algunas aprensiones, pero cuando terminó de leer el libro me dijo que pensaba que sería más fuerte. Y viajemos juntos a pasarle el libro. Eso da para un cuento y estuvo bueno. Es lo más importante del libro: nos conectó. Carlos lo leyó en una noche y me dijo: inventaste mucho. ¿Mal?, le dije. No, para nada. En todo caso, cualquiera que escriba de su familia, todas imperfectas, mínimo debe aspirar a que le quede la cagada. Que se enojen. Que te marginen. Para que valga la pena haber escrito. Eso me pasó con mis primeros libros. Con Mala onda todos se asquearon, casi todos estaban del lado del puto cura Valente. En ese sentido, he sido libre porque mis fans no están en la familia que me tocó sino en la que inventé.

En Missing, el sueño americano no lleva al éxito, sino a la cárcel, la marginalidad y la desaparición. ¿Es Missing tu particular ajuste de cuentas con la mitología de EE. UU.?

Este libro insinúa la caída del sueño americano. Ahora se entiende más claro que es parte de mi obra y no una excepción o anomalía. Creo que hoy además la idea que “algo no resultó” está más claro tanto en Chile como en Latinoamérica como en EE.UU. Más que ajuste de cuentas con ese país, es poner en evidencia que perseguir sueños o evadirse o escapar de tu realidad para aspirar a otra mejor no necesariamente termina resultando en casos de éxito. Carlos Fuguet podría haberse escapado al sudeste asiático y su historia podría haber sido igual o peor. Pero claro. El mito del sueño americano está muy enquistado aún en algunas generaciones.

¿Existe el sueño americano aún?

¿Tú crees? ¿Con un loco dirigiendo las riendas de ese país y poniendo de manifiesto que cualquier otro loco con ansias de poder podrá seguir destruyendo y deslegitimizando instituciones y tradiciones y lo “moralmente” aceptado por siglos? Creo que EE.UU. es la punta del iceberg de la decadencia de la sociedad occidental. Fue bueno mientras duró. Formateó mi inconsciente y amo su arte, pero ya fue. El arte que importa se hace en la periferia. Carlos y mi familia debieron ceder mucho por tener una estabilidad. Intentaron ser parte, pero no lo lograron. Mi dos tíos fueron reclutados por el ejército gringo. Emigrar (para cualquier lado) no es algo fácil. Es para valientes. Quizás se gana dinero o libertad, pero el costo es enorme. Decidor. Missing ofrece una mirada dura a los mitos americanos utilizando las herramientas americanas del siglo XX. Y ahora que la inmigración es un tema en todas, creo que el libro se vuelve más relevantes. Hay millones de desplazados, de gente sin raíces.

Alberto Fuguet, periodista, escritor y cineasta chileno Foto: Luis Sevilla

¿Qué lugar ocupa Missing en tu obra?, ¿qué sientes cuando alguien te la menciona o te la topas?

No te voy a decir el mejor. Tampoco lo creo. Pero sí sé que gusta y según muchos es el más maduro. Y menos pop, menos queer, más político. Pero no me lo compro. Es el más americano y es el que incluye más inglés y es quizás el más violento. Siento que todos mis libros son importantes. Pero me he terminado por convencer que tengo tres que sin duda son puertas de entrada a mi universo: Mala onda, ahora Ciertos chicos y, sin duda Missing, que fue super bien recibida. Algunos que la leyeron empezaron a darme algo de crédito como escritor y Vargas Llosa la bendijo, como podrán leer en el prólogo de la reedición que acaba de lanzar Planeta/Tusquets. Dicho eso: es el que menos ha vendido y ahora puede tener la oportunidad de reivindicarse.

En esta novela hay muchos elementos de tu narrativa habitual: viajes, moverse, no-lugares, pop, Estados Unidos, gente perdida (en todo sentido). ¿Cómo crees que conecta con tus otros libros?

Usa todo lo anterior y ensaya lo que vino después. Tiene mucho de cine y de mi cine y de mis libros de crónicas. Y sí: tiene muchos no lugares.

En su tiempo esta novela fue muy aplaudida, hasta hoy mucha gente cree que es tu mejor novela. ¿Cómo te tomaste esos comentarios?

Si lo creen, órale. Démosle. Que lo lean: si es tan importante leer lo que otros aplauden, entonces este libro “legitimado” puede ser ideal. Igual van a ingresar al universo, pero feliz si esta novela rara gusta a “los otros”. Yo feliz. Por algo acepté reeditarla. La portada deja claro que tiene que ver con mis otras novelas y se parece. Pero, de todos modos, no es el momento para elegir la mejor novela. Quiero creer que mi mejor novela está por venir.

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