Cómo se gestó la candidatura presidencial de Sichel

Sebastián Sichel es saludado por Joaquín Lavín en su comando. Foto: Agenciauno

El expresidente de BancoEstado y ex ministro de Desarrollo Social tuvo que enfrentar la presión de su entorno que se veía tentado para que fuera directo a primera vuelta y no a las primarias de Chile Vamos. Y aunque desde fines de 2016 que su nombre era mencionado como una eventual carta entre sus amigos y colaboradores, no fue sino hasta mediados de noviembre pasado que dio el sí.


A fines de octubre de 2020, una tensa conversación en la casa de Sebastián Sichel marcaría el tono y la impronta de lo que sería su aventura presidencial.

Alentado por los resultados de las encuestas, en las que el aun presidente del directorio de BancoEstado aparecía como una de las figuras mejor evaluadas del gobierno, Juan José Santa Cruz, Rafael Guilisasti, Mariana Aylwin y Jorge Tuñón, entre varios otros de los fundadores de los movimientos políticos Libres y Progresismo con Progreso, trataron de convencerlo de lanzar una candidatura presidencial independiente directo a primera vuelta, por fuera de la alianza oficialista.

“Por ningún motivo. Así jamás”, les respondió Sichel al ver la tentación que cundía entre su círculo de amigos y colaboradores más cercanos. “No hay espacio para el camino propio”, les dijo en tono categórico. “Con el problema de gobernabilidad existente, sería una irresponsabilidad absoluta ir directo a primera vuelta”, recalcó.

Y si bien durante esa cita el abogado y exministro de Desarrollo Social no dijo que sería candidato a La Moneda, tampoco cerró la puerta a la idea de ir como independiente siempre y cuando fuera dentro de Chile Vamos.

Sus amigos llevaban varios años dándole vueltas a la idea de posicionar a Sichel para la presidencial.

“Es que no hay un momento exacto, un hito fundante de esta candidatura”, aseguraba el martes pasado a La Tercera el empresario Juan José Santa Cruz, coordinador político de la campaña, amigo personal de Sichel y uno de los principales impulsores detrás de esta aventura. Tomando un café con un croassaint en un restaurante de Vitacura, Santa Cruz se disculpaba por no tener una historia con más épica que contar sobre el nacimiento de la candidatura que se fijó entre sus metas ensanchar la base cultural de la centroderecha.

Y es que, desde mediados de 2016, gran parte de los miembros del grupo fundador del Movimiento Ciudadano (un pequeño partido de corte liberal igualitario heredero de Fuerza Pública, que aglutinaba a ex militantes de la DC y del PPD en torno a la figura del exministro de Hacienda de la primera administración de Bachelet, Andrés Velasco), y que más tarde seguirían juntos en Libres, tentaban a Sichel para que se atreviera a asumir un desafío presidencial.

Andrés Velasco y Sebastián Sichel, en agosto de 2013. Foto: Agenciauno

Por entonces, el ex ministro de Hacienda de Bachelet Uno, Andrés Velasco, había descartado disputar por segunda vez una campaña presidencial. El plan de Velasco era mucho más acotado: convertirse en senador por Maule.

“No tiene sentido, sería como tener un tren sin locomotora”, le reclamaban Santa Cruz, los economistas Paola Assael, Ricardo Escobar, Partricio Artiagoitía, los hermanos Alejandro y Esteban Jadresic, el empresario Jaime Briceño, entre varios más, a Velasco, recalcándole la desventaja que significaba tratar de armar un partido político sin tener un abanderado presidencial que potenciara ese esfuerzo. El único nombre de reemplazo que tenían a la mano era el de Sebastián Sichel.

Pero la respuesta de Velasco fue categórica: “Jamás. No tenemos que llevar candidato presidencial”, les dijo, sellando así el inicio del quiebre definitivo del lote fundador de Ciudadanos con el exministro de Hacienda, el que ya se venía gestando en medio de la tensión que provocaba el debate de sumarse o no a la coalición de centroderecha y de apoyar abiertamente a Sebastián Piñera en caso de segunda vuelta.

Varias veces volverían a insistirle con este tema, pero Velasco simplemente eludía la discusión, aseguran ahora quienes forman parte del comando de Sichel.

Tras el quiebre de los exCiudadanos, la idea de una candidatura presidencial de Sichel quedó olvidada. Al menos por algunos años.

Nueva opción

“Volvimos a conversar el tema entre los miembros del grupo fundador cuando Sebastián (Sichel) ya estaba de titular en el Ministerio de Desarrollo Social”, afirman Santa Cruz y el empresario Rafael Guilisasti, otro de los impulsores de la campaña.

Varias veces se reunirían con él. “Le mostrábamos encuestas donde aparecía como uno de los ministros mejor evaluados y le decíamos que estaba abierta la opción”, añade Santa Cruz. Pero, Sichel respondía que no.

Para entonces, asegura Sichel, no se había planteado el ser abanderado presidencial como una opción personal. Eso era algo que bien sabían en su entorno más cercano, por lo mismo, para convencerlo, le decían que no se trataba de una jugada personal, sino que había un objetivo político mayor: que el movimiento de centroderecha que estaban levantando pudiera convertirse en una opción política seria.

Muy en privado y no sin algo de vergüenza, en el entorno de Sichel, relatan que, tras la llegada de Piñera al gobierno, el jefe de Estado les pidió nombres para que asumieran cargos públicos. El de Sichel fue uno de los pocos disponible;, el resto, prefería apoyar desde afuera, seguir con sus actividades privadas y, a lo más, entrar en algún directorio de empresas públicas. Eso era algo que tenían que cambiar si de verdad pretendían incidir en la marcha de la coalición.

No es un secreto que el ex ministro del Interior Andrés Chadwick, uno de los colaboradores más estrechos de Piñera, fue quien promovió la llegada de Sichel al Ministerio de Desarrollo Social y al equipo político en junio de 2019, meses antes del estallido social. Ambos se conocían desde antes y habían trabajado juntos, en la misma oficina, como académicos de la Universidad San Sebastián.

Para Sichel, la abrupta caída de Chadwick, en medio del estallido social, significó perder a un importante aliado dentro de La Moneda. Su relación al interior del equipo político con Gonzalo Blumel e Ignacio Briones, sería muy diferente, algo que ha dejado en claro en los debates previos a las primarias presidenciales, en los que Sichel acusó directamente al extitular de Hacienda de haber pedido su salida del gabinete.

“Pensé que con mi salida del Ministerio de Desarrollo Social, se había acabado para mí el tema presidencial”, confidenció Sichel a La Tercera esta semana.

Pero lejos de lo que creyó Sichel, la presión de su entorno no disminuyó. “Varias veces más volvimos a plantearle la idea de ser candidato”, señala Santa Cruz.

Fue a mediados de noviembre de 2020, cuando Sichel aceptó. “Me sorprendió que en una encuesta siguiera como uno de los cinco mejor evaluados y con mayor respaldo ciudadano”, recuerda Sichel, pese a que llevaba más de cinco meses fuera del gabinete y en un cargo, en BancoEstado, de mucho menor visibilidad.

La mayor debilidad de Sichel en ese momento era su bajo conocimiento, algo que esperaban revertir con la campaña. Otro flanco: la falta de un partido. “Piñera siempre nos decía que no teníamos tropas y es verdad”, señala Guilisasti.

Para entonces, contaban con el apoyo de un sector importante dentro de Progresismo con Progreso (PCP), el movimiento liderado por Mariana Aylwin y en el que confluyeron expersoneros de la DC. La relación entre ambos grupos era antigua y estrecha. No sólo compartían una matriz común en la Democracia Cristiana, sino que, además, compartían proyectos y sociedades. mariana Aylwin, Santa Cruz y Sichel crearon juntos la sociedad Giro País, dueños del diario electrónico El Dínamo, del cual Sichel fue director ejecutivo e integrante del directorio.

Las conversaciones de Santa Cruz y otros cercanos a Sichel con Mariana Aylwin nunca fueron institucionales, sino que personales. La razón es simple. Aunque el respaldo a Sichel es mayoritario dentro del movimiento fundado por la exministra de Educación, no todos se sumaron con igual entusiasmo. Incluso, durante la reunión por zoom donde zanjaron el tema, hubo voces dentro de PCP que prefirieron no amarrarse de inmediato y esperar como decantan las cosas o al surgimiento de otro nombre.

También figuras de La Moneda, afirman en el entorno de Sichel, llamaban a Santa Cruz para preguntarle si Sichel sería candidato. Eso sí, en el comando del ex presidente de BancoEstado aseguran que hay mucho más de mito que de realidad en eso de que fura el “tapado” de La Moneda y del segundo piso.

Al momento de dar el sí, añaden, Sichel no puso condiciones. Ya estaba zanjado que la candidatura sería como independiente dentro de ChileVamos. Por lo mismo, descartaron de plano la posibilidad de que fuera apadrinado por alguno de los partidos de la coalición. Esa fue la respuesta que le dieron al Partido Regionalista Independiente (PRI), cuando la tienda liderada por Rodrigo Caramori, les ofreció a mediados del año pasado llevarlo como su abanderado.

Sebastián Sichel el 19 de mayo, cuando inscribió su candidatura a primarias en el Servel. Foto: Andrés Pérez.

“Sichel también lo descartó de plano. Nunca estuvo en la mesa una candidatura de esa naturaleza”, señalan en el comando del abogado de la UC.

Lo único que exigía Sichel al momento de asumir la candidatura, afirman en el entorno del candidato, es que “de verdad hubiera un proyecto político detrás, de llevar a la derecha hacia el centro y de expandir la base cultural de la centroderecha”. Además, de que la suya fuera una opción con posibilidades de éxito.

En Chile Vamos, aseguran cercanos a Sichel, no hubo reticencias. “Todos manejaban las mismas cifras que teníamos nosotros”, señala Santa Cruz. A los sondeos y estudios de opinión que periódicamente se hacían públicos, el equipo que empujaba la opción de Sichel sumaba sus propias mediciones, las que realizaba la economista Paola Assael, la misma que había ayudado años antes a Sebastián Piñera a montar su centro de encuestas en la Fundación Futuro.

Aún así, fueron varios meses los que Sichel y su entorno presionaron a las directivas políticas oficialistas y a los otros candidatos para que manifestaran públicamente la invitación a participar de las primarias, lo que despejaba el camino a la candidatura sin tener que pasar por el difícil trance de juntar las firmas necesarias para inscribirlo.

“Siempre hubo disponibilidad en los partidos de Chile Vamos a que pudiera participar. Pero era indispensable tener la certeza de que no íbamos a encontrarnos con una sorpresa de último momento”, dicen miembros del comando.

Las dudas sólo se despejaron el 12 de abril pasado, cuando la directiva de la UDI, primero, y luego las de RN y Evópoli, hicieron pública la invitación.

“Por fin llegó la invitación que tanto esperábamos para que gente independiente como yo (…) pudiera participar”. “Agradecemos el gesto para construir una mayoría más allá de Chile Vamos, ampliando nuestros márgenes, invitando a nuevas ideas, y sobre todo demostrando que la preocupación de esta coalición es hablar de los próximos 30 años de Chile, del futuro y de hacer cosas concretas por mejorar la vida de los chilenos”, dijo Sichel en esa oportunidad.

Para Sichel, el camino a las primarias estaba abierto.

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