Editorial

Operación militar israelí en Gaza

La decisión de tomar control total de la ciudad de Gaza, aprobada por el gabinete de seguridad de ese país, solo agravará la ya dramática situación humanitaria en ese territorio y aumentará la presión internacional contra Israel.

Operación militar israelí en Gaza Xinhua Chen Junqing

La decisión aprobada la semana pasada por el gabinete de seguridad de Israel de tomar control pleno de la Ciudad de Gaza, sumado a la intención expresada por el primer ministro de ese país solo horas antes en una entrevista a la cadena norteamericana Fox de que todo el territorio de la franja esté bajo dominio de las fuerzas israelíes, no solo es una amenaza al “derecho internacional y el derecho internacional humanitario”, como advirtieron en un comunicado varios países de la Unión Europea, sino que agravará la ya dramática situación de la población palestina en ese territorio tras más de un año y medio de guerra que ya deja cerca de 62 mil muertos.

En momentos en que la presión internacional contra Israel por el agravamiento de las condiciones de la población en la Franja viene en aumento, la decisión del gobierno de Netanyahu, lejos de favorecer una pronta salida al conflicto, solo ayuda a escalar la crisis, alejando cualquier posibilidad de tregua en el corto plazo. La medida resulta además difícil de comprender si se considera que las fuerzas israelíes ya controlan el 75% de Gaza, lo que en parte explica la oposición inicial del jefe ejército al plan propuesto por el primer ministro, porque la acción no solo aumentará el desgaste de las tropas, sino que también representa un riesgo mayor para los rehenes que aún están en poder de Hamas.

Esto último además ha aumentado la oposición interna en Israel al gobierno y a la forma en que está gestionando el conflicto. Familiares de los rehenes se han manifestado en abierta oposición contra la decisión de ocupar Gaza y la semana pasada se realizaron masivas manifestaciones mientras se reunía el gabinete de seguridad. A ello se suman también las crecientes voces de intelectuales y académicos israelíes en contra de la guerra. A comienzos de agosto un grupo de profesores de derecho enviaron una carta a Netanyahu cuestionando la legalidad de la guerra, en tanto que el destacado escritor israelí David Grossman aseguró que lo que sucede en Gaza es “un genocidio”.

Pero si la medida de ocupar la ciudad de Gaza amenaza la integridad de los rehenes capturados por Hamas en el ataque terrorista del 7 de octubre de 2023, el panorama es aún más dramático para la población palestina que permanece en la zona. Según Naciones Unidas, las acciones de las fuerzas militares de Israel han convertido el 87% del territorio de la Franja en una zona militar o sujeta a órdenes de evacuación. Y si bien aún no hay detalles del plan aprobado la semana pasada, la eventual ocupación de áreas no militarizadas elevará ese porcentaje y obligará a nuevos desplazamientos poblacionales.

Así, a las severas consecuencias humanitarias que tendrá la operación de ocupación de la ciudad de Gaza -cuyo objetivo según Israel es capturar los pequeños enclaves aún controlados por Hamas, donde podrían encontrarse los cerca de 20 rehenes aún con vida y neutralizar definitivamente a ese grupo terrorista-, se suman varias interrogantes sobre los efectos de la decisión para el futuro del conflicto. Según el gobierno israelí, la operación busca acabar con la guerra; sin embargo, en los hechos esta arriesga con aumentar el aislamiento internacional de Israel, alejar la posibilidad de una negociación y hacer más difícil el fin del conflicto.

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