Bartomeu contra la pared: El presidente que logró que Messi se aburriera del Barcelona

El timonel culé es sindicado como el responsable de la crisis deportiva (y financiera) del otrora mejor equipo del mundo. Se le atribuye el gasto excesivo en fichajes y salarios, y su nula relación con Leo. El tipo que cargará con el peso de su adiós.



Todos lo apuntan como el principal responsable de la crisis que atraviesa el Barcelona, multiplicada por mil luego de la intención manifestada por Lionel Messi de abandonar la institución. Josep María Bartomeu (57), presidente del Barça, es sindicado como el culpable de los males que debilitan la salud del otrora mejor equipo del mundo. Los hinchas lo tienen entre ceja y ceja. Ayer, luego de que se destapara la bomba, hinchas culés fueron a las afueras del Camp Nou para manifestarse en su contra, bajo el lema “Bartomeu, dimisión”.

¿Quién es el cuestionado dirigente, de relación inexistente con el capitán y figura de su elenco, ese mismo que va rumbo a la puerta de salida?

Bartomeu, separado y con dos hijos, es un empresario del sector de la ingeniería, licenciado en Administración de empresas y durante su juventud jugó baloncesto en las inferiores del Barcelona y luego en el eterno rival, el Espanyol. Es socio y consejero delegado de ADELTE Group, fingers para embarque de pasajeros, y también de EFS, de mantenimiento de edificios y equipos aeroportuarios.

Como dirigente su camino en el club parte desde abajo. Integró la directiva de Joan Laporta, entre 2003 y 2005, como voval y responsable de las secciones de vóleibol, hockey y básquetbol. Cuando la fractura en la directiva, fue desvinculado y formó parte de la escisión que tomó el poder tras ganar las elecciones en 2010 junto a Sandro Rosell, amigo de la infancia, compañero en la ESADE, una de las más universidades de empresariales más exclusivas en España, y del que es socio en una empresa inmobiliaria.

Bartomeu fue el vicepresidente de Sandro Rosell, hasta el siguiente quiebre. Rosell renunció a la presidencia en enero de 2014 por líos judiciales respecto al fichaje de Neymar. Ante esto, Bartomeu asumió la presidencia. Al año siguiente se presenta a las elecciones y gana con el 54,63% de los votos.

A diferencia de sus antecesores en el cargo, Bartomeu se ha caracterizado por adoptar un perfil bajo. En el camarín es conocido como “Nobita”, un famoso personaje de dibujos animados con el que guarda un parecido razonable.

Si hay algo que ha marcado la estadía del directivo en la cabeza del club es el excesivo gasto en fichajes y salarios. Para la temporada 2014-2015, en la que ya estaba en el cargo, se gastaron 166,72 millones de euros en jugadores, dentro de los que se contaban Luis Suárez, Ivan Rakitic, Marc-André ter Stegen y Claudio Bravo.

En las últimas seis temporadas, el Barcelona invirtió una cifra estratosférica para comprar futbolistas: 1.128 millones de euros. De esos, 145 millones fueron para adquirir a Philippe Coutinho, el fichaje más caro de la historia del club. La inversión se hizo para maquillar, en la medida de lo posible, el lugar de Neymar, quien se había ido al PSG. Uno de los grandes pesos que ha tenido sobre sus hombros el presidente es no haber reemplazado de la mejor manera el forado que dejó el brasileño. Ni Coutinho, ni Dembélé, ni Malcom, ni Griezmann.

Luego del desastre de Lisboa, Bartomeu enfrentó a los medios y dijo que se vendrían cambios profundos en el equipo y que varias decisiones ya estaban tomadas antes de arribar a Portugal para la Champions. Terminó despidiendo a Quique Setién, quien duró 216 días como técnico del Barcelona. Se convirtió en el DT que menos tiempo ha durado en el cargo desde Radomir Antic. El fallecido estratega serbio estuvo de febrero a junio de 2003.

Uno de los pecados que se le esgrimen a Bartomeu es su nula relación con Messi. A la larga, esta es una de las razones para que el argentino haya tomado la decisión de buscar la salida. La presión sobre el directivo es altísima. Joan Laporta, exmandamás del club, manifestó que Bartomeu y su junta directiva deben dimitir “inmediatamente” después del burofax de Messi. Según su apreciación, los dirigentes “han ido minando la moral de Messi para salvarse ellos del descalabro económico y deportivo que han creado” y añadió que “si dimitiesen todavía habría esperanza de que Messi se quedara en el Barcelona”.

La última apuesta del timonel fue Ronald Koeman, quien tiene la espalda para hacer la revolución que se pretende. Pero la decisión de Messi trastoca cualquier plan. Para marzo se programaron las elecciones en el club, no obstante el sismo puede cambiar la planificación.

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