Encontrar un candidato evidente antes de que empiece el torneo es una suerte de lotería. Han sido demasiadas las sorpresas (y decepciones) que hemos visto durante los años, por lo que hacer el ejercicio se asemeja más a la adivinanza que al análisis.

Muchos proponen a los grandes como un asunto natural, pero los años han demostrado que ya no ganan con el nombre y verlos en posiciones secundarias casi no extraña.

Por otra parte siempre se habla de inversión como si fuera la panacea.

¿Es el mejor plantel el más caro o el que más invirtió? Claramente no. Los mejores equipos son los que mantienen la coherencia y los nombres que llegan son consecuentes con el fútbol que juega (o quiere jugar). Son los que trabajan con una idea base que depende del colectivo y no de un nombre propio.

Por esto me llama poderosamente la atención que tanto la Universidad de Chile como Colo Colo propongan una idea que no tiene completa relación con las contrataciones.

Los azules trajeron 10 futbolistas, pero esperaron a última hora para darse cuenta que necesitaban un enlace. En tanto, en los albos trajeron poco para un equipo que debiera tener un alto desgaste. Esto, sumado a que los nombres no tienen relación con un equipo de alta presión o, al menos, es lo que no ha podido demostrar en ya cinco partidos amistosos.

Todo lo contrario es lo que hace la Universidad Católica, que construye su equipo manteniendo lo mejor del plantel campeón y dándole un upgrade con la llegada de Edson Puch que, dicho sea de paso, aparece como la mejor contratación del verano.

Gustavo Quinteros, inteligentemente, le quiere sumar velocidad y variantes a un equipo que estaba contenido y temeroso de arriesgar, pero mantiene la base.

La Universidad de Concepción va por la misma línea. Perdió a Sergio Vittor, pero rápidamente fue por el uruguayo Rolín. Puesto por puesto. La estructura de plantel se mantiene y es coherente con su estilo de juego. Misma cosa con Antofagasta, por ejemplo.

Si nos vamos a los nombres, el que golpeó la mesa fue Unión La Calera. Sorprende ver que nombres como Walter Bou, Marcelo Larrondo y Eugenio Isnaldo jueguen en Chile. La versión mostrada ante Chapecoense fue prometedora y, en teoría, debiera ser un animador de nuestro torneo.

Pero no se engañen, hace años que no gana solo el que mas invierte. "Inteligencia y coherencia" debieran ser los fichajes mas importantes. Lo triste para algunos es que no se venden.

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