En la fría noche del jueves, Colo Colo finalizó su participación en la Copa Libertadores 2025. Eliminado de todo y a puertas cerradas, el choque ante Bucaramanga fue el final más amargo de una historia que comenzó con expectativas elevadas y que se fue convirtiendo en un dolor tan intenso como diseminado, hasta despedirse de toda opción de clasificación en Avellaneda. El triunfo sobre los colombianos maquilla, un poco, un tránsito que quedó marcado por lo sucedido el 10 de abril ante Fortaleza.

Rendimientos individuales en deuda, constantes cambios en el diseño táctico, permeabilidad defensiva y un entrenador en la cornisa armaron un cóctel perfecto para la tormenta. Esto, sumado a los factores extradeportivos que complementaron unos meses terroríficos. En definitiva, se trató del gran objetivo de Blanco y Negro para la temporada, sobre todo con el afán de igualar, en lo posible, lo realizado en 2024 con los cuartos de final.

“Necesitamos este triunfo”, dijo Jorge Almirón, ratificado por Aníbal Mosa. “A nivel internacional hace rato no ganábamos y después de lo que pasó con Fortaleza en nuestra cancha, la suspensión, la quita de puntos, era importante ganar, representar bien a Colo Colo”, manifestó el estratega, quien ahora tiene la presión de reinsertarse en la pelea por la Liga de Primera, donde tiene tres partidos pendientes.

Raya para la suma, el plantel que armó Colo Colo para el año del centenario (el más costoso de la historia del fútbol chileno; supera los 1.000 millones de pesos mensuales) finalizó último en su zona con cinco puntos de 18 posibles, cinco goles a favor y 15 en contra (considerando el resultado administrativo 0-3 de Fortaleza, por el castigo de la Conmebol). La campaña entra directamente al libro de los peores rendimientos del Cacique en su extensa historia copera. Tanto así que se trata de la peor fase de grupos de los albos en una Libertadores durante este siglo.

Hay que retroceder más de 20 años para encontrar una performance igual de discreta. Colo Colo disputó la edición de 2003, luego del icónico título en la quiebra (Clausura 2002), con el plus de contar con Iván Zamorano. El histórico capitán de la Roja reforzó al equipo que dirigía Jaime Pizarro, cumpliendo su sueño. Sin embargo, la presencia de Bam Bam tampoco significó un valor añadido. El cuadro popular finalizó último en un grupo donde compartió con Independiente Medellín, Boca Juniors y Barcelona de Guayaquil. Cinco puntos y una diferencia de gol de -4 fue el registro. Precisamente, ese último factor determina que la campaña de 2025 sea la más baja en el siglo XXI.

Si los albos no ganaban este jueves, incluso esta performance se metía entre las más escuálidas de todos los clubes chilenos en el mismo periodo. Ese incómodo sitial lo tiene el Cobreloa de 2004, que finalizó la ronda de grupos con cero punto (y -12). Luego aparece Cobresal, en la Copa de 2024, cuando sumó solo un punto (-8). Mientras que dos elencos hicieron solo dos puntos: Universidad de Concepción en 2004 y Unión La Calera en 2021 (ambos con diferencia de gol de -9).

Para Almirón también la edición 2025 significa una marca negativa. Fue su sexta vez dirigiendo Copa Libertadores y nunca antes había quedado eliminado tan pronto. Cuando llegó a Macul, se destacaba su capacidad en este tipo de certámenes. Por cierto, en su currículum resaltan sus dos finales (con Lanús en 2017 y con Boca en 2023). A esto se agregan sus clasificaciones a octavos de final con Atlético Nacional en 2018 y San Lorenzo en 2019 (no dirigió en esa fase porque dejó el cargo), más los cuartos con Colo Colo el año pasado.

“Yo, normalmente, no soy un tipo que se cae anímicamente, nunca. Estoy con mucho tiempo en la profesión. Estoy muy contento de representar a un club muy grande. Para mí es un orgullo representar esta camiseta”, mencionó el DT en la rueda de prensa, marcando el desenlace de la Copa más amarga que pudo imaginar el pueblo colocolino.

Peores fases de grupos de chilenos en Libertadores (en este siglo):

Fuente: Elaboración propia