Misma idea, otro enfoque

Agencia Uno.


Antes del clásico universitario tenía cierto temor. Miedo a que fuera un partido plano e insulso, sobretodo considerando las declaraciones de Kudelka y San José. El argentino declaró que, si bien no le gustaba del todo el fondo de juego, sí había encontrado un orden que le permitía sentir mayor seguridad defensiva. "Ordenado y pragmático", señaló tajante.

El español por su parte, en más de una ocasión ha dicho que le importa más ganar que la temperatura del gusto. A pesar de cierta resistencia hay que reconocer que mal no le ha ido.

Ante sendas posturas la resignación aparecía como el bálsamo más adecuado. Sin embargo, vimos otro partido. Enhorabuena.

¿Dónde lo ganó la U? Primero en el orden de su última línea. Los centrales nunca dejaron de custodiar a Sebastián Sáez, tanto así que optaron por no salir a las bandas a cubrir. Entendiendo además que la UC atacaba por la zona central el foco azul estaba por ahí.

Segundo es que verticalizó los ataques. Ocupó para salir a dos trajinadores como Espinoza y Caroca, quienes se conectaron con Soteldo a distintas alturas.

De ahí en adelante Arancibia y Leiva fueron poco gravitantes, lo que exacerbó el protagonismo del llanero.

¿Dónde lo perdió la UC? Primero en la elección de sus jugadores. Beñat optó por darle continuidad a quienes triunfaron ante la U. de Concepción, ignorando a quienes hicieron la fuerza de la campaña.

Segundo, en el exceso de preocupación por el resultado. Su confianza en lo que se denomina "saber ganar" esta vez le pasó la cuenta. Y no porque no ataque. Simplemente porque no reacciona ante la posición rival. Cuando más marcaba la U la zona central era cuando debía usar las bandas, pero ni Bolados (que algo mostró) y menos Vilches fueron carta de solución. Demoró en demasía el cambio de Munder quien, como si fuera poco, entra por el lado de Rodrigo Echeverría en lugar de Matías Rodríguez (con perfil cambiado).

Solo el tiempo dirá si le faltó torneo a la U. Lo que sí es definitivo es que a la UC no le queda otra que cambiar. Es curioso, pero preocuparse exclusivamente del resultado le está trayendo problemas cuando menos los necesita.

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