
Paula Navarro apunta a Luis Mena por fracaso de Las Rojas: “No basta haber sido futbolista o salir campeón muchas veces”
La entrenadora, tricampeona de Chile con Santiago Morning, analiza con dureza la presentación de Las Rojas en Ecuador. Apunta a la dirigencia y aboga por el retorno de Christiane Endler.
Paula Navarro dice que siente la necesidad de alzar la voz. En la Copa América de Ecuador, la Selección femenina no logró ninguno de los objetivos que se había propuesto. No pudo entrar a los Juegos Olímpicos ni a los Panamericanos.
La exentrenadora de Santiago Morning, con el que consiguió tres títulos está decepcionada. “Después de más de 15 años trabajando en el fútbol femenino, me resulta imposible guardar silencio ante lo que está ocurriendo con nuestra Selección. Lo vivido en la última Copa América no es casualidad ni mala suerte: es el resultado de años de decisiones equivocadas, de negligencia dirigencial y de una gestión que nunca ha tomado en serio el desarrollo real del fútbol femenino en Chile”, puntualiza en el inicio del diálogo con El Deportivo.
Paula Navarro apunta a Luis Mena por fracaso de Las Rojas: “No basta haber sido futbolista o salir campeón muchas veces”
El inicio en la Copa América hacía suponer un desenlace distinto.
La selección ha ido de más a menos. No por falta de talento, sino porque no hay una estructura que respalde a las jugadoras. No basta con haber sido futbolista o con haber dirigido en un club y salir campeón muchas veces con un presupuesto millonario. La gestión del fútbol femenino requiere formación, visión y voluntad política. Y, sobre todo, comprensión de que este no es un apéndice del fútbol masculino, sino un espacio con identidad y necesidades propias.
¿Qué sigue faltando?
Las selecciones que logran resultados, como España, Francia e Inglaterra, provienen de ligas altamente competitivas, que además cuentan con visibilidad, inversión sostenida y asistencia masiva de público. La última Euro femenina reunió a más de 650.000 personas en los estadios. La relación es directa: si no tienes una buena liga, no puedes aspirar a una buena selección. Esa lógica también se cumple en el fútbol masculino. En esta Copa América los países que han invertido en sus ligas han obtenido mejores resultados deportivos. En Chile, el fútbol femenino se trata como una obligación, no como una prioridad. Aun así, nuestras jugadoras lo dan todo. Entregan esfuerzo, compromiso y talento, muchas veces por muy poco. Mientras en el fútbol masculino los sueldos son millonarios, en el femenino seguimos peleando por condiciones básicas. No hay igualdad y, peor aún, no hay intención real de alcanzarla.
Usted apunta a la dirigencia, pero también se advierte una crítica a Luis Mena.
Los errores no solo vienen de arriba. El cuerpo técnico también fue responsable de malos resultados. Hubo decisiones tácticas que costaron partidos, y elecciones de jugadoras que dejaron fuera a algunas de las mejores, quizás por atreverse a tener opinión, por exigir condiciones dignas o por no aceptar entrenar en canchas sintéticas cuando deberían hacerlo en césped natural. Incluso cuando se logran acuerdos mínimos entre dirigentes y jugadoras, como establecer que los vuelos de más de seis horas se realicen en clase business, cuando se programa una gira, los dirigentes buscan que el viaje tenga escalas para no cumplir las seis horas continuas y así enviarlas en clase turista. Esa forma de actuar demuestra que no hay voluntad, sino una actitud de aprovechamiento constante hacia las jugadoras y hacia el fútbol femenino.
A eso hay que sumarle que Christiane Endler sigue fuera del proceso.
Nuestra mejor futbolista, una de las mejores arqueras del mundo, no está en la selección por una mezcla de ego, intransigencia y falta de liderazgo. Ella ha sido clara: quienes están a cargo del fútbol femenino en Chile no saben lo que hacen, no tienen capacidad de decisión y, peor aún, no quieren escuchar.
¿Habría cambiado la realidad si estaba?
Si Tiane hubiera estado en este proceso, no tengo duda de los resultados habrían sido distintos. Pero, en lugar de dialogar y construir puentes con una figura que podría elevar el nivel del equipo, se optó por la soberbia. En el fútbol masculino hemos visto cómo se toleran graves faltas de disciplina a jugadores estrella sin mayores consecuencias. Entonces, ¿por qué con ella no se puede siquiera conversar?
¿Se ve formando parte de una estructura para salir de la crisis que expone?
Yo, y muchas mujeres más, hemos realizado hechos importantes en el fútbol femenino. Hemos marcado hitos. En mi caso, profesionalicé la industria a través de los primeros contratos formales en el fútbol femenino, con el objetivo de dignificar el trabajo de las jugadoras y apuntar, en el futuro, a una igualdad real. No lo he hecho por conveniencia, sino por convicción. Esa es la diferencia. Todo lo que hemos hecho ha sido porque creemos profundamente en que esta industria merece crecer y desarrollarse con seriedad.
¿Cuál es su explicación para este momento?
La crisis del fútbol femenino chileno no es solo deportiva. Es estructural, cultural y dirigencial. Mientras no existan competencias justas, sueldos dignos, ligas verdaderamente competitivas y una voluntad real de crecer, los resultados seguirán siendo los mismos. Hoy, en Chile, el que gana no es el que compite mejor, sino el que tiene la mejor billetera. Y eso, definitivamente, no es fútbol.
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