Iga Swiatek (4° WTA) agranda su nombre en la historia del tenis. La polaca arrolló a la estadounidense Amanda Anisimova, por un doble 6-0, y se coronó por primera vez en Wimbledon. Absolutamente aplastante.

Fue un certamen arrollador. Una versión verdaderamente implacable. La tenista de 24 años apenas perdió un set en todo el torneo (en segunda ronda, ante la estadounidense McNally). Este sábado, necesitó apenas 58 minutos para consagrarse en la Catedral.

Swiatek vuelve al éxito tras la polémica. En noviembre pasado, la polaca fue sancionada con un mes sin jugar tras dar positivo en una prueba de dopaje. De hecho, se trata de su primer título tras la controversia. Por otro lado, es el sexto Grand Slam en la carrera de la europea tras cuatro coronas en Roland Garros y una en el US Open. Ya tiene un título major en todas las superficies.

Además, se trata la tercera vez que una final femenina de un Grand Slam acaba con un doble 6-0 y la segunda específicamente en Wimbledon. La primera ocurrió hace más de cien años, en 1911, cuando la británica Dorothea Douglass Lambert se impuso sobre su compatriota Dora Boothby. El caso es de 1988, en Roland Garros, donde la alemana Steffi Graff aplastó a la soviética Natasha Zvereva.

Un triunfo arrollador

La cancha pareció estar nivelada hacia un solo lado. Swiatek derechamente arrasó de principio a fin. No le dio opción a Anisimova siquiera de reaccionar. Fue un monólogo.

Con intensidad, golpes en diferentes velocidades y alturas, y una agresividad arrolladora, la polaca se hizo fuerte. La norteamericana nunca logró equiparar el ritmo ni meterse en el partido.

Swiatek arrancó con todo y rápidamente quebró para adelantarse en el marcador. Sería un aviso de todo lo que vendría. La impotencia se comenzó a notar y Anisimova cedió el tercer game tras una doble falta. La diferencia fue abismal y una implacable Swiatek se llevó el primer set sin perder ningún juego. La polaca respondía literalmente todo. Ningún ataque le hizo daño y casi no falló devoluciones.

El trámite del segundo set fue idéntico. La polaca volvió a quebrar en el primer game, adelantándose en una final en la que no tuvo oposición. Por momentos, la norteamericana parecía luchar, a esa altura para maquillar un resultado del que no había vuelta atrás. Ya era una cuestión de orgullo e incluso vergüenza deportiva. Sin embargo, ni esto fue posible. La europea se mantuvo firme en su paso arrollador y quebró en todos los juegos, dejando en cero a su rival.

Anisimova padeció el final del encuentro. Su rostro reflejaba la impotencia. Por otra parte, en cada pausa entraba en llanto tras no poder hacer nada ante la superioridad de Swiatek, quien se coronó con su sexto Grand Slam, el primero en la Catedral.