El Deportivo

“Toqué fondo”: el trabajo fuera de cancha de Carlos Alcaraz que lo llevó a recuperar la gloria en Roland Garros

El tenista reconoce que un par de derrotas en Estados Unidos cambió completamente su manera de afrontar el tenis. “Una de las mejores cosas que hice fue tomarme varios días de descanso”, dijo el español, cuyo estilo despertó críticas en el documental A mi manera.

Carlos Alcaraz cambió el foco para volver a la elite del tenis. FOTO: AFP. CLEMENT MAHOUDEAU

La imagen de Carlos Alcaraz levantando el trofeo de Roland Garros, la llamada Copa de los Mosqueteros, esconde una realidad que escapa de las esferas del deporte. Un espíritu de superación que se proyecta como un verdadero modelo a seguir. Pero ojo, es un joven de 22 años como gran protagonista.

Más exactamente, el murciano conquistó su quinto Grand Slam a los 22 años, 1 mes y 3 días. Aunque suene a una locura, misma instancia y edad en la que su compatriota Rafael Nadal consiguió las cinco coronas.

Pero este nuevo éxito del hispano mostró una cara diferente. Después de estar dos sets abajo y 0-40 en el 4-5, con tres puntos de partido a favor del italiano Jannik Sinner, el bicampeón del abierto francés consiguió dar vuelta el marcador y vencer con una remontada espectacular.

“No muchos jugadores pueden levantarse de algo así. Siempre ha sido un grandísimo luchador, siempre. Nunca ha dado una pelota de partido, jamás ha lanzado un partido de los que yo he entrenado. En la final no iba a ser menos. Era complicado mantenerse firme, pero sabíamos que hasta el último aliento iba a luchar”, explicó su coach Juan Carlos Ferrero.

Un nuevo campeón

Cambio de mentalidad que no es solo una mera circunstancia, sino que obedece a una decisión del propio jugador. Según reconoció en una reciente entrevista con Marca, un par de incidentes despertó esta nueva transformación.

“En Indian Wells, consideraba que estaba jugando bien y fuera de la pista estaba tranquilo. La derrota con Draper me dolió muchísimo. Luego llego a Miami y esa derrota con Goffin fue la gota que colmó el vaso. Hubo que parar, sentarnos y ver qué estaba pasando. Ese momento me ha ayudado mucho. De los malos momentos es de los que más se aprende. He aprendido, sobre todo, a focalizar en lo importante. Hay muchas cosas que le damos importancia y que quizá realmente no la tiene”, explicó el murciano al diario español.

En el mismo diálogo el tenista reconoció que vivió su peor momento. Situación límite que le hizo tomar conciencia de cómo debía encauzar su carrera en el circuito.

“Toqué fondo. Al final en esas situaciones piensas muchas cosas y, cuando es tan reciente algo que te ha dolido, nunca lo piensas con perspectiva. Te vienen muchos pensamientos en la cabeza: parar, parar una semana, no ir a un torneo, parar varios meses, seguir entrenando, tomarme unas vacaciones y luego entrenar para lo que viene... una de las mejores cosas que hice fue tomarme varios días de descanso y darme la oportunidad de pensar con claridad y ver las cosas con perspectiva y, a partir de ahí, decidir”, explicó el tenista.

Incluso, la obsesión implícita de ser el número uno del mundo fue otra de las variables que conspiró con la salud mental del deportista, quien debió obviarlo como objetivo inmediato para sanar su cabeza.

“Es normal que pregunten por el número uno, pero luego depende de ti cómo lo quieras gestionar. Cómo a ti te afecta que tengas eso en la mente. Yo intentaba no prestar atención. Pero emocional o indirectamente me afectaba el querer hacer buenos resultados para llegar ahí. He aprendido a focalizar lo importante e ir a por ello. Y el ranking no es algo importante ahora mismo”, afirmó Alcaraz.

En ese escenario, el manejo de la presión fue clave para el español. Sobre todo, porque el hecho de ser uno de los jugadores más talentosos y con mayor proyección en el circuito acarrea una responsabilidad con la que también debe convivir.

“Cuando eres más joven, todo es muy nuevo en el circuito. Es otro tipo de presión, la de estar jugando con ídolos que has visto desde la tele, la presión de querer demostrar al mundo de lo que eres capaz. Yo creo que esa presión es bonita, que se agradece tener, porque te ayuda a estar alerta y dar lo mejor de ti. Es un camino muchísimo más fácil. La presión que tengo ahora yo o jugadores que ya han ganado cosas es una presión de querer alegrar a la gente porque, de lo contrario, te van a dar duro. Esa es la presión que realmente no gusta”, aseveró el murciano.

Otro estilo

Tras este nuevo logro en su carrera, algunos aspectos destacados en el documental de Netflix A mi manera hacen más sentido. La producción aborda la forma en que el deportista cambió de filosofía desde que colocó la salud mental sobre el éxito deportivo

Los grandes campeones de la historia reconocen que para tener éxito tuvieron que ser, prácticamente, esclavos del tenis. Dedicarse a ello con ambición y disciplina que muy pocos pudieron mantener a lo largo de su carrera.

Para Alcaraz esa mentalidad choca con sus expectativas. Según cuenta el propio tenista en el documental no es capaz de hacer eso y lo reconoce con total honestidad. Según su opinión, el tenis es disfrutar y, muchas veces, elegirá una semana de fiesta en Ibiza sobre una de entrenamiento, aunque tenga un torneo importante. Necesita alejarse del tenis para no que no se vuelva una rutina. Sin esas semanas de desconexión lejos del tenis, explota, se desanima. Entonces, su genialidad desaparece.

La mentalidad ganadora del murciano es ejemplo de cómo ha cambiado la mentalidad deportiva en la nueva generación. Un ejemplo claro con lo que ocurrió con la gimnasta norteamericana Simone Biles, pero también en el tenis con Naomi Osaka.

Filosofía que choca con la opinión de algunos. Así queda claro en las palabras de su compatriota Carlos Moyá, exnúmero del mundo, quien critica la actitud de Alcaraz en el citado documental.

“Es una opción viable si quieres ganar Grand Slams a corto plazo. Sin embargo, a largo plazo es más complicado, porque esto es una carrera de fondo al final. Es imposible ganar lo que ha ganado él si no hay disciplina y sin un trabajo. Es joven y tiene derecho a vivir. Lo que está diciendo no hace daño a nadie ¿En el largo plazo es sostenible? Es difícil, pero él ya tiene a su equipo, que es quien le aconseja y el que le dirige”.

Al margen de las polémicas, el mallorquín destacó que “está viviendo el momento, ha ganado ya cuatro Slams, que a veces se nos olvida. Se lo merece. No se llega a ser el mejor sin disciplina ni trabajo duro, es probable que en un par de años Alcaraz se canse un poco de lo que dice de vivir la vida y le llegue la madurez”.

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