Caso Báez Sosa: el asesinato que conmocionó a Argentina

Personas protestan frente al Congreso un mes después de la muerte del joven de 18 años en Buenos Aires, el 18 de febrero de 2020. Foto: AP

Tres años después de que un grupo de ocho rugbistas matara a golpes al joven de 18 años a la salida de una discoteca, esta semana cinco de ellos recibieron cadena perpetua, en un crimen cargado de racismo, machismo y clasismo.


Este lunes se hizo público el veredicto contra los ocho rugbistas, de entre 21 y 23 años, que hace tres años mataron a golpes a Fernando Báez Sosa, de 18, a la salida de una discoteca de Villa Gesell, en la provincia de Buenos Aires. El hecho, ocurrido el 18 de enero de 2020, indignó a la sociedad argentina por la cobardía de los atacantes -que entre cinco, luego de una patada traicionera, golpearon a Báez Sosa en el suelo- y por las características sociales de la víctima y los victimarios. “La cuestión de clase juega un papel importante en este caso”, comentó un sociólogo.

La condena a cadena perpetua recayó sobre cinco de los rugbistas: Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Luciano Pertossi. En tanto, otros tres jóvenes, que entre otras cosas impidieron que llegara gente a defender a Báez Sosa, fueron indicados como partícipes secundarios del hecho, recibiendo una pena de 15 años: Blas Cinalli, Ayrton Viollaz y Lucas Pertossi.

El juicio incluyó decenas de testigos y tuvo amplia cobertura por parte de la prensa argentina. Al ser filmados por transeúntes que pasaban, se pudo saber quién fue quién en el ataque el día de los hechos. Los culpables fueron condenados por “homicidio agravado por el concurso premeditado de más de dos personas y alevosía”.

Fernando tenía 18 años cuando fue asesinado en las afueras de una discoteca en Villa Gesell, provincia de Buenos Aires.

El hecho tuvo lugar el 18 de enero de 2020 en la madrugada: la pelea habría iniciado al interior de Le Brique, una discoteca en Villa Gesell, y por la cual los atacantes fueron sacados del recinto por el personal de seguridad. Ya fuera del lugar, Báez Sosa habría dado por terminada la discusión, pero a los 15 minutos el grupo atacó al joven a patadas y puños. La autopsia indico que el joven murió de un “traumatismo de cráneo”.

Algunos de los amigos de Báez Sosa también recibieron golpes por intentar frenar la situación. Más tarde, la madre del joven recibió una llamada telefónica en que le comunicaban que su hijo había sido llevado a un hospital. “Pensaba que iba a cuidarlo, pero no. No fue así. Fue el día más terrible de mi vida”, dijo a CNN Graciela Sosa.

Fernando Burlando, el abogado encargado de la querella, explicó a la prensa cómo se demostró la intención de los atacantes contra el joven: “Ellos se informan de que se está corriendo la policía del lugar y ahí le dan vida al ataque a Fernando. Durante la audiencia hablamos del dolo, si había intención o no. Y queda más que claro que hubo un plan para asesinar a Fernando”.

“Lo atacaron por la espalda, por el frente y en el piso. A medida que en el debate se va avanzando, surgen estas cosas”, contó el abogado, asegurando que los rugbistas “tenían un modus operandi donde ellos eran los demoledores. Les pegaban a otros jóvenes que veían en inferioridad de condiciones. Siempre de a muchos, en contra de unos pocos. Esto se venía anunciando: ocurrió en Villa Gesell, pero pudo haber pasado en otro lugar. La víctima pudo haber sido cualquier miembro de nuestra familia”.

Los ocho condenados por el homicidio de Fernando Báez Sosa.

Tras el asesinato, 11 jóvenes de entre 19 y 21 años fueron detenidos, siendo la mayoría jugadores del Club Náutico Arsenal de Zárate, a las afueras de Buenos Aires. De esos 11, al final fueron ocho los imputados, y además de compartir el club de rugby, muchos de ellos tenían lazos sanguíneos: seis de los ocho acusados son primos.

El sociólogo Guillermo Levy, de la Universidad de Buenos Aires (UBA), explicó a France Presse: “La cuestión de clase juega un papel importante en este caso. La mayoría de los rubgiers son de familias ricas de pueblo”.

En la misma dirección, el sociólogo y entrenador de las juveniles de Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó, Facundo Sassone, comentó: “Es verdad que es un cóctel de violencia, racismo, machismo, alcohol, etc. Pero voy a agregar el componente de la formación del rugby”. Distintos testigos presenciales del ataque aseguraron escuchar a uno de los rugbiers decir: “¡Negro de mierda, mátenlo!”. “Resulta insoslayable la apelación a la negritud de Fernando durante la agresión, y hacernos cargo del racismo y clasismo”, agregó Sebastián Bruno, sociólogo e investigador en ciencias sociales, citado por France Presse.

Fernando Báez Sosa era hijo de inmigrantes paraguayos y se había inscrito en la carrera de Leyes en la UBA, luego de graduarse en un colegio católico. El juez que dictó la prisión preventiva de los rugbiers en 2020, David Mancinelli, comentó así el impacto de su muerte: “Las bondades de Fernando captaron la atención de la sociedad. Era un hijo cariñoso, un compañero leal, un novio fiel, comprometido con tareas sociales. Silvino y Graciela, sus padres, criaron a un ser humano hermoso. No fue justo el final que tuvo, no merecía ese martirio. Y la gente vio en Fernando a sus hijos, a sus hermanos. La sociedad ya no tolera la violencia, la prepotencia. Fernando fue abrazado como un símbolo de paz”.

Los padres de Fernando Báez Sosa.

Este lunes, cuando se leyó la condena, la madre del joven aseguró: “Sonó fuerte cuando dijo perpetua, sentí una emoción al escuchar que me dio un poco de paz a mi corazón. Sé quiénes fueron los que asesinaron a mi hijo, un poco de calma, lo esperé tres años”.

“Estamos conformes y empieza una nueva etapa en nuestra vida, vamos a seguir luchando día a día para que quede firme la sentencia de estos asesinos. No es fácil ver cómo asesinan a tu hijo, a mí me costó muchísimo, no podía dormir de noche, siempre pensando en cómo mi hijo levantaba la mano implorando piedad para que no le dieran más patadas, cosa que no sucedió”, indicó la madre al ser consultada por la prensa.

Silvino Báez, por su parte, no se mostró satisfecho con la decisión de los jueces: “Estamos conformes, pero esto recién empieza. Queremos perpetua para todos”, indicó a Clarín.

El 18 de febrero de 2020, un mes exacto después del asesinato, el caso había hecho un gran eco en la sociedad argentina, y miles de personas se congregaron en la Plaza del Congreso, en Buenos Aires, para exigir justicia. Hubo carteles con la cara de Báez Sosa, se proyectaron videos y se colgó una bandera pidiendo justicia. Manifestaciones como estas ocurrieron también a la salida de la casa de Báez Sosa –en forma de una marcha del silencio–, en el Obelisco, en la embajada argentina en Paraguay y en la Universidad Nacional de Asunción.

Desde la Unión Argentina de Rugby incluso empezaron a trabajar “un programa específico de concientización que colabore para que estos casos no sucedan nunca más”. En los medios de comunicación se comentó mucho sobre la violencia en la “cultura del rugby”, y muchos exjugadores opinaron al respecto. Para Página/12, el jugador Andrés Bellagamba comentó: “Eran tantos los casos de violencia y peleas entre grupos de jugadores de rugby que venían sucediendo, que en algún punto todos nos creímos responsables por lo de Fernando”.

El caso llegó hasta la Casa Rosada, lugar en que el Presidente Alberto Fernández recibió a Silvino Báez y Graciela Sosa. “Conversamos acerca de la vida de Fernando y por sobre todo hablamos de la justicia para que no quedé en la nada, para que no haya otro Fernando en este mundo, que fue a divertirse y no regresó”, comentó la madre.

En una foto del encuentro que se mostró a la prensa se ve al mandatario y los padres, los tres con un cartel en la mano con la cara de Báez Sosa y el lema “Justicia por Fernando, asesinado en Gesell”. A los pocos días, el abogado defensor de los rugbiers, Hugo Tomei, alegó la “desigualdad” del trato en ese juicio, considerando que “hasta el presidente de la nación” se refirió a los imputados pidiendo perpetua. “Dejemos que sean los Tribunales de Justicia los que den respuesta, seamos civilizados, si cometieron un crimen tendrán su sentencia, si no, todos o algunos de ellos habrán pasado el tiempo de detención y recuperarán su libertad”, señaló.

Luego de la condena de esta semana, no ha habido reacciones por parte del oficialismo, pero sí del jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, que escribió en su cuenta de Twitter: “La justicia no repara, pero alivia. Deseo profundamente que este veredicto les traiga algo de consuelo. Los abrazo con el corazón”.

El presidente de la Unión Cívica Radical y gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, envió un saludo a los padres del joven asesinado, pidiendo que ojalá la condena pueda darle “algo de paz a tanto dolor”. “Nos queda como sociedad el trabajo de desterrar la violencia para que ninguna familia vuelva a pasar por esto. Justicia por Fernando”, escribió en Twitter.

Durante el juicio se dio a conocer parte de los chats en los que participaron los rugbiers y sus conocidos, y en los que comentaban el ataque. En uno de los intercambios, que tuvo lugar en esa misma madrugada, se le preguntó a uno de los participantes en el incidente si había habido una pelea o algo. “Sí, pero no digas que lo dije yo, porque no sé si es heavy o no. Le dimos murra a uno con el ‘perto’, lo recargamos a palos, pero mal. Nos vinimos corriendo a la casa”, respondió Blas Cinalli, al que se le condenó con 15 años por ser “partícipe secundario”. En ese mismo chat, otro contacto respondió: “Son los demoledores”.

Un par de mensajes en el mismo tono se consiguió del celular de Ciro Pertossi, condenado a perpetuidad: “Peleamos y ganamos, nos vamos al centro a premiar” y “creo que matamos a uno”.

El Presidente Alberto Fernández, junto a los padres de Fernando Báez Sosa.

Asimismo, el canal Todo Noticias reprodujo otros chats que atribuyen a un grupo de jóvenes de la ciudad de Zárate, cercano a los rugbiers, y que no habría mostrado sorpresa por lo sucedido. “En algún momento les iban a pasar, son un problema para la sociedad”, fue uno de los mensajes. “¿Se olvidan de la patada que le dieron en la cabeza a Maxi? Nadie les dice nada, porque con las pibas son buena onda, pero son unos animalitos”, se leía en otro. Alguien más dijo: “Me dijeron que fueron Enzo (Comelli), Machu (Thomsen) y algún Pertossi”.

Desde la defensa de los rugbistas aseguran que apelarán, y que, de ser necesario, llegarán a la Corte Suprema y organismos internacionales. Esto, porque según el abogado defensor Hugo Tomei, el juicio sería ilegal, ya que no hubo “audiencia de indagatoria”, instancia prevista en el Artículo 308 del Código Procesal argentino.

Pero la figura de la prisión perpetua trae complicaciones, ya que normalmente en la justicia argentina existe la posibilidad de que un condenado recupere la libertad 35 años después de su encarcelamiento, solo en casos de buena conducta certificada. Ahora bien, una reforma al Código Penal dictada en 2017 excluye los homicidios agravados. De hecho, el portal Infobae destaca que es “para la defensa de los rugbiers una batalla cuesta arriba si es que intentan el planteo”.

Pese a ello, ya se supo que los padres de los condenados empezaron a buscar nuevos abogados para sus hijos. Según indica la prensa local, se habrían mantenido reuniones para cambiar la estrategia que viene realizando Tomei. Tras la condena, las partes tienen 20 días para apelar el fallo. Hasta el momento, el grupo de ocho rugbiers se había mantenido unido durante estos tres años, de tal modo que la estrategia de defensa fue común y Tomei se encargó de ella.

Luego de la sentencia, los ya condenados fueron trasladados a la Alcaidía 3 de Melchor Romero, aunque se solicitó que se les cambiara a la Cárcel de Campana, cerca de Zárate, para poder recibir más visitas de su familia. De momento, están distribuidos en cuatro celdas para dos personas cada una, y separados del resto de la población penal, por seguridad. No obstante, en Crónica TV circuló la feroz amenaza de los presos en el penal de Melchor Romero: “Mataron a un pibe de onda, no merecen vivir. Pensaron que se comían al mundo y se confundieron. Acá lo estamos esperando a Thomsen. Los vamos a hacer de goma a ese gato. Los vamos a caranchear, los vamos a hacer mierda, a pinchar por todos lados”.

Tal ha sido el impacto del caso Báez Sosa, que el abogado Fernando Burlando, que mantuvo un alto perfil durante el juicio, afirmó que será candidato en las próximas elecciones a gobernador de la provincia de Buenos Aires. De hecho, presentó un partido político propio: el Movimiento de Integración Federal. “Voy a ser candidato a gobernador seguramente, porque soy parte de un partido que no tiene nada que ver con todos los que desaprobaron las materias”, señaló el abogado, refiriéndose tanto al peronismo como al macrismo.

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