Columna de Augusto Álvarez Rodrich: Chile: ¡Plop, exijo una explicación!

Partidarios del expresidente peruano Pedro Castillo marchan en Ayacucho, el 20 de diciembre de 2022. Foto: AP

Por Augusto Álvarez Rodrich, economista y periodista peruano

Los peruanos no están de acuerdo con Winston Churchill cuando decía que “la democracia es el peor sistema de gobierno a excepción de todos los demás”, pues aquí ‘todos los demás’, como la dictadura, tiene buena fama.

Lo confirma el apoyo al golpe -frustrado, pero golpe, al fin y al cabo- de Pedro Castillo. Según IEP, 53% lo desaprueba, pero un alto 44% lo aprueba con diferencia por regiones y segmentos: 34% Lima, 48% Perú urbano y 52% Perú rural; y 29% en NSE A/B, 41% en C y 52% en D/E. A su vez, Ipsos registró que 63% a nivel nacional está en contra del golpe y 33% a favor. En Lima lo respalda el 20% y en el interior el 40%.

La diferencia quizá se explique por el método y la oportunidad: telefónico entre los días 9-14 (IEP) y cara a cara entre 15-16 (Ipsos), pero las dos coinciden en el desapego ciudadano con la democracia, lo cual explica lo sexy que es en la política peruana disolver el Congreso, ya sea por la vía constitucional o autoritaria, desde Alberto Fujimori, hasta Castillo, pasando por Martín Vizcarra.

El descontento con la democracia es antiguo y creciente, como lo registra el Barómetro de las Américas, una encuesta que se realiza simultáneamente en todo el continente, y que permite entender las actitudes hacia la democracia en cada país, y constatar que el Perú es uno de los peores de la región: aquí la satisfacción con la democracia ha caído entre 2021 y 2022 de 52% a 17%, siendo la situación tan grave que solo superamos en eso a Honduras y Haití.

Lo cual se explica por la insatisfacción de la ciudadanía por la capacidad de la democracia para solucionar sus problemas básicos, lo que se entiende que obedece a que el Perú es el peor ranqueado en el continente en percepción de corrupción, siendo Uruguay donde se percibe está más reducida.

Pero si en el Perú se observa desapego democrático, en varias autoridades regionales hay gran ignorancia, desde los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Gustavo Petro, quienes creen que, si un presidente como Castillo fue elegido, no puede ser un golpista, como Castillo, al querer cerrar el Congreso; o la canciller chilena Antonia Urrejola, quien seguro se informa sobre el Perú leyendo ‘Condorito’ y dice de Castillo “Yo creo que no es un golpista”. ¡Plop, exijo una explicación!

(Columna de hoy publicada en el diario peruano La República, donde el autor escribe una columna diaria sobre política)

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