La Tercera PM

Formas de caer

Siguiendo con las caídas, uno que cayó en desgracia y ojalá lo haga en el olvido es el año pasado. Tengo la impresión de que pocos amaron al 2018, un año espeso, incendiado en varios frentes, más bien fachito y harto trágico, lleno de expectativas y confianzas caídas.

2 de Octubre del 2013/SANTIAGO Un joven realiza la posición invertida en muro aledaño a la embajada de Brasil, en Santiago, practicando la disciplina del "Parkour", conocido también como "el arte del desplazamiento". El Parkour es una disciplina de ori...

Algunos, como la (ex)agregada comercial de Chile en Nueva York, caen parados. No fue el caso del puma de Lo Barnechea, cuya penosa precipitación desde un inmenso pino puede dar luces sobre el estado actual de las cosas, donde todo tiende a caer.

Hay formas y formas de caer –y de recaer y decaer. Todo y todos, tarde o temprano, caeremos. Hay caídas épicas, como la del Muro de Berlín, y caídas patéticas, como la de la última candidatura presidencial de Longueira o esa de Fidel en un escenario cuando con las uñas envejecidas se aferraba al poder. Hay también unas simplemente ridículas, como la de Tomás Jocelyn-Holt en bicicleta. Existen los artistas del dejarse caer, los paracaidistas, y los caídos del catre, que nunca escasean. Luego están los que caen bajo, como el ministro al decir que la obligatoriedad de imponer en las AFP es una gran noticia para los trabajadores independientes. ¡Par favar! ¡Give me a break! ¡Xapalapaxala!

Cómo cayó ese pobre puma a una distancia, que para el caso es sideral, de los colchones. ¿Estaban eso colchones sucios, meados? ¿De dónde exactamente salió el puma? ¿Es sólo la precordillera rayándole la cancha a la ciudad o hay en Chile tenencia de mascotas exóticas y esta era una que se fugó? ¿Es muy caído del catre sospechar la existencia de un Schuller del patrimonio natural? ¿Se trataba de un puma veranista? ¿Cómo es posible que un ente tan majaderamente escrupuloso como el SAG –esos secuestradores de salame– y una comuna jaguaresca como Lo Barnechea no tengan mejores medios para enfrentar una emergencia animal?

Ahí sí que hacía falta un comando jungla, pero hubo apenas un comando macetero. No faltaron las burlas de los trolls y el fervor animalista. A propósito, imposible no mencionar otro video que circula donde un mendigo se acerca a un auto y dice: "Con todo respeto, señor, ¿usted le aportaría una moneda a un animalista? Es para rescatar un gatito de esos de litro y medio". Se trataría de un caído al litro.

Siguiendo con las caídas, uno que cayó en desgracia y ojalá lo haga en el olvido es el año pasado. Tengo la impresión de que pocos amaron al 2018, un año espeso, incendiado en varios frentes, más bien fachito y harto trágico, lleno de expectativas y confianzas caídas. Por lo mismo el 2019 es encarado con menos esperanzas, lo cual, según la Ley de Murphy, quizás augure un año mejor. Aunque en el vecindario las señales son desalentadoras: el continente ve hacerse del poder por estos días a dos bestias que no habrá sedante que las haga caer ni colchón que las resista. Nos referimos, cómo no, a Bolsonaro y Maduro –a punto de renovar por 6 años el desgobierno de Venezuela.

Ambos representan dos caras de una misma moneda, devaluada por un lado y de azufre por el otro: la moneda de la intolerancia aniquiladora, la estrechez de todo (mente, corazón y bolsillo) y la estulticia combativa. Acabo de leer un libro sobre el asedio a Leningrado por parte de los nazis cuando la ciudad ya vivía el terror del propio Stalin y mientras Shostakóvich se las ingeniaba para componer in situ su gloriosa Séptima Sinfonía, dedicada a la ciudad doblemente sitiada. Leyendo, por ejemplo, cómo la delación y el canibalismo cundían entre vecinos, se refresca uno respecto a cuán malo puede ponerse todo, cuán bajo puede caer la humanidad. Porque ese pasado cercano de la guerra es sólo lo segundo: cercano, pues el pasado, como decía Faulkner, "nunca muere, ni siquiera es pasado".

Lo que quiero decir es que viendo a Bolsonaro y Maduro da para pensar –para temer– que bastaría con que al primero le bajase un delirio expansionista y decidiera invadir al otro para que la historia se repitiera como farsa y comenzara una película como la que el siglo pasado tuvo lugar en la Desunión Europea, máxime considerando que al norte del continente tenemos a la Temible Bestia Rubia y en Norcorea, acechante por el Pacífico, a la Temible Bestia Obesa.

Sin duda exageramos, pero el aire global está caldeado y es bueno tener presente que en casi todo ser humano habita un potencial lobo feroz, un perro policial, un gato de campo, una rata traidora, un sapo maldito, una víbora venenosa y un puma dopado que de repente pegará el zarpazo.

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