Humberto Maturana, biólogo: "Para tener un proyecto común tenemos que respetar las diferencias"

Humberto Maturana. Foto: Richard Ulloa.

El Premio Nacional de Ciencias publica Historia de nuestro vivir cotidiano. Escrito en colaboración con Ximena Dávila, con quien fundó el centro de pensamiento Matrística, propone una reflexión en torno a la democracia y la vida en comunidad.


Cuando era una niña, la madre de Humberto Maturana (1928) vivió entre comunidades aymaras. Una vez mayor, el prominente biólogo le preguntó qué era lo más importante que había aprendido entre los indígenas del altiplano. Ella lo pensó y le dijo: "A compartir y a colaborar". Ambas ideas impregnaron la sensibilidad y el pensamiento del Premio Nacional de Ciencias y autor de El sentido de lo humano.

Doctor en Biología de Harvard y fundador de la Facultad de Ciencias de la U. de Chile, Maturana es autor de significativos aportes a la teoría del conocimiento. Desde su perspectiva, lo que distingue al ser humano es el lenguaje. El lenguaje no como un sistema simbólico, sino como una serie de interacciones o coordinaciones de haceres y emociones. Desde la familia ancestral, observa, esa red de coordinaciones posibilitó "un convivir en el placer de estar juntos", en el bien-estar y la protección del grupo.

"Todo este modo de vivir no es tan diferente al modo de vivir actual; la única diferencia en este presente es que hemos perdido la espontaneidad del cuidado por el otro y la otra, y nos hemos sumergido en la competencia como un modo de vivir y convivir tan natural", escribe en Historia de nuestro vivir cotidiano, libro que firma junto a Ximena Dávila, con quien fundó el centro de estudios Matrística.

Recién publicado, el libro propone una reflexión en torno a la convivencia y la democracia, basada en el respeto y la idea de colaborar.

"Nosotros pensamos que la democracia es un modo de convivir, no es una teoría política, filosófica ni social, y se asocia a si queremos o no queremos convivir. Si queremos convivir, se cambia la pregunta a cómo queremos convivir, pero no desde la teoría. Y eso exige por sí mismo mutuo respeto. Las teorías nos atrapan, son constructos racionales, pero la democracia no es un constructo lógico racional, es un modo de convivir que surge del deseo de la convivencia", dice.

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Humberto Maturana y Ximena Dávila. Foto: Richard Uloa.[/caption]

El libro subraya el modo en que la cultura de la competencia afecta nuestra convivencia

HM: Esa cultura se funda en una teoría económica, el libre mercado. Cuando se invita a la competencia es siempre una actitud de negación del otro, y es también una negación de sí mismo, porque para crecer tengo que ser mejor que el otro, entonces el otro es mi referente.

¿Esta cultura influyó en la crisis que vivimos?

HM: Claro que sí. ¿Qué se entiende por libre competencia? Que yo tengo libertad para hacer las cosas de modo que el otro fracase, porque tengo que hacerlo mejor. Supuestamente voy a hacerlo mejor, pero la actitud no es hacerlo mejor en la calidad histórica del hacer sino para que el otro fracase y yo tenga presencia. Entonces la competencia es siempre negativa.

XD: La selección natural de Darwin dice que se adapta el más apto, el más, el mejor. Hay que mirar la historia y aparece la esclavitud, la raza pura, la conquista, el genocidio indígena. Es una cultura en la que sometemos al otro, una cultura de control que genera desconfianza e inseguridad.

HM: Cuando usted era chico y veía una murallita en la calle, se subía a ella y se deslizaba tan lejos como conservaba el equilibrio. Los seres humanos nos deslizamos conservando el equilibrio de nuestro bienestar y nos morimos, pero no es un cuento de quién es mejor o peor, sino de las circunstancias que nos permiten conservar el bienestar.

Siempre se destaca que la competencia es buena y permite mejores servicios

HM: Pero no, lo que genera es que yo haga algo que se pueda ver mejor en el mercado, no necesariamente que haya progreso. Puede que sí, que lo haya, pero va a ser por la calidad propia de lo que hago, no por la competencia.

La desigualdad ya existía en el país, pero de pronto estalló. ¿Qué ocurrió?

HM: La desigualdad se hizo extrema, los abusos se hicieron extremos...

Se dice que Chile despertó...

HM: Claro, Chile se dio cuenta de que había abuso, pero ¿por qué se despertó? Porque ese abuso se hizo extremo, más allá de lo que uno consideraba legítimo o tolerable. Chile despierta con enojo, porque durante mucho tiempo hubo un fondo de enojo frente a esa discrepancia. En la TV muestran el mundo maravilloso del libre mercado y muchos no tienen acceso a eso, muchos viven con una comida al día. ¿Quiere decir que estas personas no son aptas o no tienen habilidades? No, ellas tienen habilidades, el problema son las oportunidades.

¿Qué piensa de la violencia en las calles?

HM: Yo creo que la violencia no se justifique nunca, tampoco el vandalismo. El problema con los anarquistas es que supuestamente son contrarios al ordenamiento de la convivencia. Y necesitamos un ordenamiento para convivir.

En lugar de la cultura de competencia, ustedes proponen una cultura de la colaboración, ¿cuán posible ven un cambio en ese sentido?

HM: Somos distintos, tenemos sensibilidades diferentes, pero podemos tener un proyecto común. Y ese es el punto. Pero para tener un proyecto común tenemos que respetar las diferencias y encontrar espacios de convivencia en el mutuo respeto. Pero si tenemos la ideología que excluye al otro, no podremos hacerlo.

¿Qué ha faltado en esta crisis? ¿Conversar, escuchar al otro?

XD: Nos ha faltado soltar las certidumbres, el apego a teorías, el que realmente nos importe el otro. Porque si realmente me import el otro, guardo la teoría en un cajón, me subo las mangas y digo ¿cómo lo hacemos?

HM: Cuando uno se encuentra con una situación que se destapa y quiere resolverla honestamente, conversa con todos; las ideologías políticas fallaron... Y si seguimos apegados a ideologías no lo vamos a resolver y vamos a estar argumentando siempre desde posturas contradictorias. Una teoría es un sistema de pensamiento lógico racional fundado en premisas aceptadas a priori: el que acepta la premisa A puede ser racional y el que acepta la premisa B puede ser absolutamente racional, pero no se van a entender porque tienen premisas distintas. Y si no pensamos sobre las premisas para entendernos, no vamos a resolver el conflicto.

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Portada del libro Historia de nuestro vivir cotidiano.[/caption]

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