La hebra que arrastra Precht: Las incómodas preguntas sobre cuánto supo el cardenal Silva Henríquez

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"¿Cómo es posible que el círculo más íntimo del cardenal aparezca transversalmente vinculados a casos de abuso sexual? ¿Hubo encubrimiento o se le negó la información? ¿O aún sabiendo, no le importó por criterios de la época? ¿Supo y le dio lo mismo?", se pregunta el sacerdote jesuita Pedro Labrín al poner el foco en el fallecido cardenal Raúl Silva Henríquez.


Fue a través de Facebook que el sacerdote jesuita Pedro Labrín hizo pública la inquietud respecto del nivel de conocimiento que pudo tener el cardenal Raúl Silva Henríquez -arzobispo de Santiago entre 1961 y 1983 y rostro de la Iglesia que se la jugó por la defensa de los derechos humanos durante la dictadura de Pinochet- respecto de los abusos sexuales por los que fue expulsado Cristian Precht, exvicario de la Solidaridad y uno de los religiosos más cercanos a Silva Henríquez, fallecido en 1999. No sólo eso: la situación de Precht puso en relieve que el círculo de discípulos del Cardenal está vinculado a indagatorias de este tipo. Se trata de figuras como el exvicario de la Juventud, Miguel Ortega, quien también aparece mencionado como victimario y Alfredo Soiza Piñeyro, quien dejó de ejercer el oficio sacerdotal tras ser también acusado de vulneraciones de índole sexual.

Sobre este punto, Labrín señaló que iba a tirar de "una hebra que me da miedo".

"Se trata del Cardenal Silva. Tótem de la nueva República en Democracia, al punto que la moneda de $500 pesos tiene el sello metálico de su rostro bonachón. Él, como Arzobispo de Santiago y Cardenal de Chile se rodeó de una generación 'dorada' de sacerdotes y, al menos en un caso, se jugó personalmente por la rehabilitación de uno de ellos, cuando había caído en desgracia como seminarista en Argentina. Paralelamente en torno al Cardenal circularon en su estricto círculo de confianza nombres hoy día fuertemente cuestionados: Alfredo Soiza Piñeiro, Miguel Ortega, Cristian Precht, Luis Eugenio Silva, Raúl Hasbún… todos con un protagonismo incuestionable, unos afirmados en su magnético carisma, otros, en el poder de las instituciones (canal 13 de la época, diario La Segunda de la época). Todos en puestos confianza exclusiva del Arzobispo de Santiago y amigos entre sí", escribió Labrín.

Respecto de por qué realizó estas preguntas, Labrín explicó a La Tercera PM que "mi motivación está asociada a la situación que vivimos como Iglesia respecto a comportamientos ocultos de sacerdotes que han ocupado altos cargos y la desazón que ello produce" y aseveró que son interrogantes que deben ser integradas a la hora de evaluar a figuras emblemáticas de la iglesia católica.

Agregó que su inquietud no obedece a que haya recibido denuncias específicas contra Silva Henríquez, sino a que los factores disponibles dan a entender, como ha hecho el Ministerio Público, que los superiores jerárquicos de quienes cometían abusos estaban al tanto de la situación y no tomaron medidas de resguardo.

"No dispongo de antecedentes objetivos que puedan inculpar al cardenal Silva Henríquez, a quien le debo admiración, pero en esta llamada que hace el Papa a cuestionarnos, a revisar el elitismo, el clericalismo, me pregunto ¿cómo es posible que el círculo más íntimo del cardenal aparezca transversalmente vinculados a casos de abuso sexual? ¿Hubo encubrimiento o se le negó la información? ¿O aún sabiendo, no le importó por criterios de la época? ¿Supo y le dio lo mismo? Creo que hay que mirar hacia adelante aprendiendo, buscando mecanismos de transparencia e incorporando estos elementos al currículum de nuestros religiosos", dijo.

No fue el único personero de la iglesia que dijo estar mirando qué ocurrió con el llamado "cardenal del pueblo". El vocero de la conferencia episcopal, Jaime Coiro, valoró el que se realice este tipo de debate y agregó, al comentar lo escrito por Labrín, que está "pensando también en personajes vivos, esos que porque parecen tan buena onda, tan del pueblo y sin pelos en la lengua, que nadie puede atreverse a pensar que son humanos, que pueden venderse a un grupo de poder, o dirigir una secta, o encubrir los abusos de sus hermanos... También ayudé a tejer. Y se me caía el ovillo y quedaba la mansaca... pero ahora he aprendido que hasta los más lindos chalecos tienen adentro lana corrupta y de mala calidad. Hay que tirar todas las hebras, hermano, de una buena vez".

Reacciones

En redes sociales, el columnista Óscar Contardo hizo también eco de estas inquietudes. Sobre el asunto, aseveró a este medio que "el periodismo ha sido timorato a la hora de abordar los abusos sexuales de sacerdotes vinculados a la defensa de los derechos humanos en dictadura. Y a esta altura es bastante evidente que eso pasó y que forma parte de la cultura de la Iglesia".

"Como decía Pedro Labrín, aquí hay una hebra que nadie quiere tirar y me irrita la forma en que los periodistas abordan este tema. O más bien, no lo hacen". En cuanto al caso de Silva Henríquez, que Contardo también puso en foco, argumentó que se requiere investigar su trayectoria, en particular porque ya han surgido públicamente críticas a la forma en que, por ejemplo, dirigía las confesiones, con detalles específicos en cuanto a conductas masturbatorias.

"Le pregunté a un sacerdote canonista, David Albornoz, si se podían preguntar detalles y me dijo que no. Si están apareciendo testimonios acerca de que como confesor Silva Henríquez habría preguntado en estos términos, habría que confirmarlo, porque si lo hacía, habría estado transgrediendo una norma de la que todo sacerdote es consciente", recalcó.

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