Los sigilosos pasos de Carlos Frontaura, el único representante del Partido Republicano en la Comisión Experta

Los sigilosos pasos de Carlos Frontaura, el único representante del Partido Republicano en la Comisión Experta
Carlos Frontaura Foto: www.procesoconstitucional.cl

Llegó al órgano designado por los diputados de la colectividad de José Antonio Kast. Es respetado por toda la derecha y por la izquierda. Los comisionados oficialistas destacan su cordialidad, inteligencia y disposición a llegar a acuerdos, pese a ser muy "duro" en sus posturas. Con el resto de los representantes de Chile Vamos actúa en "perfecta sintonía" y, en dupla con Máximo Pavez, ha logrado preservar varias de las ideas de Jaime Guzmán en el anteproyecto de nueva Constitución.


El abogado Carlos Frontaura (58) es uno de los comisionados más sigilosos y de bajo perfil de la Comisión Experta. Llega al Congreso en Santiago cuando le toca pleno o sesión en su subcomisión de principios y se va rápidamente cuando terminan sus funciones. Si no fuera porque es uno de los tantos expertos que fuma, Frontaura quizá no sería visto nunca fuera de las salas del Congreso.

El comisionado es el único representante del Partido Republicano en la comisión. Fue designado por la bancada de diputados de esa colectividad en el cupo que les tocó para ser parte de este primer órgano del proceso constitucional. Se mueve rápido por los recovecos del Congreso, ocupa pasillos poco transitados, si no está fumando, conversando con sus asesores o con otros comisionados, está hablando por teléfono mientras camina de lado y lado por los jardines del Congreso o bajo los pilares de la Cámara.

Se sabe poco de él. Salvo sus intervenciones en los plenos y en su subcomisión, la voz de Frontaura no se escucha en público. Es de pocas palabras con los medios. De hecho, casi ninguna. En estos dos meses no ha dado ninguna entrevista y jamás ha participado de un punto de prensa.

Pese a eso su voz es más que escuchada al interior de la bancada de expertos de la oposición e incluso con el resto de los comisionados oficialistas. Cuando se le pregunta al resto de los integrantes de la comisión por Frontaura, no hay ningún comentario negativo. Eso es transversal. En la izquierda y en la derecha su nombre es respetado.

Estudió Derecho en la Universidad Católica, es católico, formó parte del Movimiento Gremial, fue alumno y cercano de Jaime Guzmán, militó en la UDI y por años fue parte de la Fundación Jaime Guzmán (FJG). Actualmente imparte clases de historia del derecho en la misma facultad que lo formó y además dirige el Departamento de Fundamentos del Derecho en esa casa de estudios en la cual además fue decano, vicedecano y secretario académico.

En el oficialismo lo describen como alguien “extremadamente cordial”, muy dialogante, inteligente, interesado en conocer al resto de los comisionados, preocupado de sus temas, pero también de entender el punto de vista de los otros incluso cuando no está de acuerdo. Es conocido por siempre tener datos históricos que comentar, desde anécdotas más recientes hasta episodios ocurridos en tiempos del Consejo de Indias.

Su lado religioso no es ninguna sorpresa. Todos los días, entre las seis y ocho de la mañana, empieza a tuitear el evangelio del día o referencias de páginas web católicas sobre santos y figuras históricas del catolicismo. Es un duro detractor del aborto. Ese tema en 2015 lo llevó a la primera línea de las redes sociales cuando fue parte de una polémica en Twitter por vincular la tramitación de la ley de aborto en tres causales con el clima. “La lluvia es clamor del cielo por los inocentes que morirán si se consolida legalización del aborto”, escribió en su cuenta.

Eso es parte de su identidad, pero en la comisión, comentan fuentes del órgano, se comporta más como un político avezado.

Su paso por el INDH

Quienes lo conocen se aventuran a decir que quizá una de sus experiencias recientes que lo formaron de manera más dura en términos políticos fue su paso como consejero del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH). Le tocaron tiempos difíciles. En 2016 el Senado lo designó en el cargo el cual desempeñó hasta 2020. Se transformó en un apoyo clave para el exdirector Sergio Micco. Frontaura vivió todo el estallido social al interior del organismo, se hizo cargo como consejero de la fuerte embestida que recibió la institución para tomar una postura por la eventual vulneración sistemática de los derechos humanos -algo que Micco en representación del órgano siempre descartó- y fue testigo de la guerra campal que libraron varios de esos consejeros por una serie de disputas y rencillas internas.

Eso, dicen desde su entorno, lo hizo complementar su conocimiento de la izquierda chilena. En esto él mismo comenta que en política es requisito entender al adversario. Saber lo que piensan y por qué lo piensan. Frontaura es un ávido lector de los autores más clásicos de la izquierda. Tiene una especial fascinación por entender la motivación antropológica de las posiciones que defiende cada sector político. Esa, suele decir, no se cambia ni se debate, pero al menos conocerla permite saber desde dónde hablan las personas y facilita encontrar el camino para llegar a un entendimiento común.

En el INDH, además, tuvo que conocer de manera más estrecha el derecho internacional de los derechos humanos, un lenguaje más que conocido para la izquierda, del cual suelen echar mano en sus argumentaciones. Eso mismo le ha servido para hablar en el mismo tono con sus compañeras oficialistas de subcomisión como Catalina Lagos (PS), Verónica Undurraga (Ind.-PPD) y Magaly Fuenzalida (Ind.-FRVS).

La dupla Frontaura-Pavez

En la comisión es uno más dentro de los 12 expertos de oposición. Algunos de sus compañeros de bancada comentan que más que republicano, Frontaura “es un buen UDI”. Trabaja coordinado con su sector y sigue al pie de la letra las definiciones tomadas en conjunto. Militó por décadas en la colectividad que lidera el senador Javier Macaya. Integró su comisión política, pero con el paso del tiempo se alejó del partido -pero no de sus ideas, comenta una fuente de la comisión- y no refichó en la tienda.

De sus años de militante, y también por su vínculo con Derecho UC, Frontaura es cercano de varios ex UDI que hoy están en el Partido Republicano, como José Antonio Kast, Arturo Squella y varios otros personeros del partido.

En su subcomisión tiene un cercano que conoce hace más de una década. El comisionado Máximo Pavez (UDI), quien preside la instancia, es uno de sus mejores aliados. Fuentes de la comisión dicen en privado que ambos “trabajan de memoria”. Se conocen desde tiempos de la FJG y esa complicidad les he permitido trabajar estratégicamente junto con Marcela Peredo (Ind.-RN) en la defensa de las ideas de su sector como por ejemplo el principio de servicialidad del Estado, la familia como núcleo de la sociedad y la mantención de la autonomía de los cuerpos intermedios.

Todas son ideas que para varios comisionados oficialistas son “muy guzmanianas”. La referencia no debiera ser sorpresa. Frontaura fue alumno de Guzmán del último ciclo completo de sus cursos sobre derecho político y derecho constitucional. No sólo lo conoció como profesor. Él ha dicho que lo pudo ver en otros ámbitos porque tuvo la suerte de ir a comer a su casa junto con otros compañeros.

Su perfil guzmaniano es un orgullo para él. Sus cercanos comentan que es un “continuador de su proyecto humano para Chile” y el comisionado considera al exsenador como uno de los políticos “con perspectiva intelectual y capacidad analítica más importantes del siglo XX”.

En 2014 en una carta que escribió en La Tercera reivindicó su legado: “El modelo de Jaime Guzmán no sólo sirve aún, sino que es plenamente capaz de dar respuesta integral a los actuales -y permanentes- dilemas políticos, porque su propuesta esencial, fiel a la tradición occidental, era resguardar la libertad del espíritu frente a la esclavitud del materialismo”.

En abril de 2021 Frontaura fue entrevistado en la Revista Realidad de la FJG, a propósito de “los 30 años de la tradición guzmaniana”. En ese texto, al final de la conversación dijo: “Si tuviera que dar una característica central de él diría que era un gran conversador y sobre todo un hombre que cultivaba la amistad. Es que este era el camino para llegar al corazón de las personas y sembrar el mensaje de fe y esperanza de nuestro Señor”.

En la comisión lo acompaña su asesor Felipe Lyon. El también abogado salió de las filas del Movimiento Gremial de la UC. Su presencia, para varios que conocen a Frontaura, es una señal de que el comisionado siempre se ha preocupado de formar y motivar a las nuevas generaciones. “Es un semillero”, dicen algunos. Lyon fue el presidente del Centro de Alumnos de Derecho y en 2015 también fue candidato por los gremialistas para presidir la FEUC.

En la bancada del oficialismo reconocen que es un experto de posturas duras, pero con el que se puede llegar a acuerdo. “Si todos los republicanos fueran como Frontaura, la historia sería distinta”, comenta uno de ellos en privado. El partido que lo nominó podría darse el gran salto electoral este domingo. Pese al escenario eventualmente favorable para el partido de Kast, su sector sabe que Frontaura no cambiará su actitud y seguirá actuando “en perfecta sintonía” con el bloque.

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