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Si yo fuera rico: La historia del cartón de Kino roto que mantiene en vilo a una ciudad completa

Javier Zapata, un agricultor remolachero, podría convertirse en el próximo millonario de Los Ángeles si la justicia falla a su favor y ordena a Lotería a pagar los más de 2.400 millones que dice que ganó, pero que no ha podido comprobar porque el cartón - su único respaldo - está dañado. Él, su abogado, el dueño de la agencia y un periodista local reconstruyen la historia del codiciado boleto.

Paula Sarzosa

Un chileno a punto de ser millonario, que sueña con comprarse un campo, pagar los estudios universitarios de sus hijos y realizar "mejoras" a su casa sin necesidad de cambiarse de barrio ni comuna.

No es la historia de Nelson Peña, el protagonista de "Si yo fuera rico" de Mega, sino la de una persona común y corriente, un chileno real: Javier Zapata, un agricultor remolachero de 40 años,  oriundo de Los Ángeles, que podría recibir 2.400 millones de pesos si la justicia falla a su favor y ordena a Lotería a pagar el millonario premio del Kino que jugó y dice que ganó, pero que no ha podido comprobar porque el cartón - su único respaldo - está dañado. Un hecho que tiene revolucionada a la ciudad y al que, como si fuera una teleserie, le faltan aún varios capítulos.

Pero por estos días, Zapata no sólo no ha podido dejar de pensar en lo que podría hacer o no hacer con ese dinero. Zapata piensa en que, cuando tuvo la suerte en sus manos, decidió -según su propio relato-, tirarla a la basura.

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Es un día de la primera semana de marzo y, mientras limpia el tubo de su estufa a leña, Javier Zapata toma un pedazo de papel higénico que tenía entre la ropa para limpiarse la grasa con la que se habían manchado las manos.

Dentro de ese pedazo de papel estaba guardado ese cartón de Kino, el que había comprado con la esperanza de recibir los más de 2 mil millones de pesos que tenía ese pozo. Los números fueron escogidos casi en su totalidad por su hija mayor. Pero así, grasiento y manchado, más parecía un sucio papel que un pasaporte a la  gran vida. Zapata dice que al verlo así, quiso botarlo.

"¡Total, uno nunca se gana nada!", pensó.

Su esposa lo detuvo y dejó el cartón encima de la mesa del comedor de la casa.

En paralelo su hija, que ordenaba su pieza porque su padre le había regalado una cama nueva, aprovechaba de deshacerse de unos cuadernos viejos y guardarlos en una caja que terminó en el patio. El cartón del Kino se fue entre esas cosas sin que nadie se diera cuenta.

Durante varios días, el papel soportó las inclemencias del tiempo. Hasta el 15 de marzo. Ese día, Zapata asegura que comprobó en la misma agencia de Lotería donde había adquirido el cartón, ubicada en el Paseo Ronald Ramm, que los números ganadores del sorteo correspondían a los mismos de su boleto.

El agricultor dice que escondió su felicidad y prefirió no contarle a nadie hasta llegar a su casa. En su cabeza imaginaba cómo le cambiaría la vida, y que el sueño de tener su propio campo para cultivar remolacha y cuidar a sus animales se podía hacer realidad.

Había un solo obstáculo entre él y los millones: el cartón no estaba en ninguna parte.

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"Ganador o ganadora del Kino está a un mes de perder millonario premio". Así, con letras destacadas, la página 5 de la edición del martes 3 de abril del diario La Tribuna de Los Ángeles daba cuenta de lo que era ya entonces el misterio más grande de la ciudad: dónde estaba el nuevo millonario, que no sólo no aparecía en público, sino además no había contactado ni a Lotería ni a la agencia donde se vendió el boleto.

Ese mismo día, un hombre se acercó lleno de nerviosismo hasta las oficinas comerciales del medio a consultar por la agencia de Lotería y realizó otras preguntas relacionadas con la noticia publicada.

Una de las secretarias que lo atendió intuyó que por su comportamiento era probable que él fuera el desconocido ganador del Kino.

Esa persona era Javier Zapata.

"De esa manera llegamos a él y no sólo informativamente: lo ayudamos a escanear el cartón ganador que presentaría a Lotería y hasta le prestamos estacionamiento para que hiciera todos sus trámites. Así fue que pudimos conocerlo a él y su familia y toda la historia que trascendió a la prensa esta semana", relata a La Tercera PM el director de La Tribuna, Gabriel Hernández.

¿Qué había pasado entre el 15 de marzo y el día en que Zapata llegó a las oficinas de La Tribuna? Según su relato, se demoró unos días en encontrar el cartón: cuando lo halló, lo vio parcialmente destruido y con sus números borrosos. Y, tras eso, había vuelto a la agencia a preguntar por un caso hipotético: qué es lo que ocurriría si una persona reclama un premio con un boleto en mal estado.

En el local le dieron una respuesta bastante protocolar: que dependía del estado de deterioro, pero que lo más probable era que ese premio nunca se pudiera entregar.

Zapata regresó a su casa desmoralizado y con la idea de no reclamarlo. Nuevamente, fue su esposa la que le insistió en que por lo menos tuviera el boleto. Y que lo intentara cobrar.

Algo a lo que el agricultor no se animó hasta ver el caso en la primera plana de La Tribuna de Los Ángeles.

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El domingo 8 de abril, el abogado Carlos Cea fue convocado para una de las misiones más importante de su vida profesional. Bajo estricta reserva, su vecino, Javier Zapata, le había pedido que lo acompañara el día siguiente a las oficinas de Lotería de Concepción. Cea estaba emocionado: iba en la búsqueda del premio más millonario recibido en la historia de Los Ángeles. Lo único es que había un detalle que ignoraba.

-Se suponía que íbamos a cobrar un cheque. Y estaba convencido de que nos iba a ir bien, porque yo no había visto el boleto- recuerda el abogado.

Ese lunes, el caso tomó una nueva dimensión. Los representantes de Lotería le explicaron a Zapata y Cea las dificultades del tema, pero abrieron una opción: someter el cartón a un peritaje para determinar si era el boleto original.

La forma del peritaje iba a ser resuelta el pasado lunes 16, pero el agricultor y su abogado se molestaron porque los expertos habían sido escogidos unilateralmente por Lotería -aseguraron- y porque el procedimiento tendría lugar en las mismas oficinas de la compañía, lo que, dicen, no había sido lo pactado. Ellos esperaban que se realizara en un laboratorio externo y que durara varios días.

Ante el escenario, Zapata y Cea resolvieron su siguiente paso: recurrir a tribunales.

"El boleto está bastante cercenado, lamentablemente algo ocurrió que hace que el documento sea ilegible (...) no podemos pagar a no ser que un tribunal así lo diga. En ese caso lo haremos de forma gustosa", explicaron desde Lotería.

Las acciones judiciales amparados en la Ley del Consumidor planean presentarlas el próximo 4 de mayo, un día después de que venzan los 60 días para que aparezca otra persona cobrando el boleto.

Así la justicia determinará si Lotería deberá pagar el premio.

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Neftalí Valdebenito lleva más de 20 años en su negocio y asegura que nunca se había enfrentado a un problema de estas características: es el dueño de la agencia donde se vendió el cartón ganador del Kino millonario. El premio que reclama Zapata.

Valdebenito es, curiosamente, el único millonario de la trama. Por su rol de agente, en esta oportunidad recibió el 2% del pozo del premio que se vendió en su local. Algo que es independiente de si la persona que ganó, en este caso Zapata, pudo cobrar su dinero. Así, Lotería ya canceló ese porcentaje, que -según el cálculo- sería cerca de 40 millones de pesos.

Pero, con todo, el empresario está un tanto molesto. Dice que estos días ha tenido que salir a desmentir los comentarios de la dupla que reclama el premio, y está ansioso de aclarar los dichos: "Don Javier Zapata dijo públicamente que yo como dueño de la agencia afirmaba y daba fe que él era el ganador. Pero yo nunca he hecho eso", sostiene a La Tercera PM.

Además, Valdebenito afirma que les explicó a Zapata y Cea que el sistema de seguridad del local borra el contenido de las cámaras cada 11 días, por lo que era imposible revisar el registro de cuando supuestamente el agricultor había comprado el cartón, pues ya no existía.

"Esa explicación yo se las di, pero el abogado al otro día salió diciendo que yo había borrado las grabaciones y eso no corresponde", agrega.

El empresario reconoce que Zapata frecuenta su local, pero dice que no es de los que participan en todos los sorteos. "Un cliente habitual es el que va a jugar todos los sorteos. De que él va a las instalaciones a jugar, sí va a jugar. A veces se pierde dos, tres semanas, después vuelve, pero no es un cliente que vaya todos los sorteos. Yo tampoco puedo decir eso", comenta.

Aunque Valdebenito se ha molestado con las declaraciones de su coterráneo reconoce que tampoco eso ha dado pie para que se enemisten. "Él vino ayer a grabar en vivo con un programa de televisión a mi negocio y nos saludamos a lo lejos", relata. Y aclara que tampoco esta batahola mediática ha tenido impacto en sus ventas: "No he vendido más".

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Aunque Javier Zapata ha mencionado en varias oportunidades que de recibir el dinero lo guardará en el banco y pensará con calma qué campo comprarse y cómo invertir lo que le quede de esos 2 mil millones de pesos, su abogado reconoce que la ansiedad consume al angelino.

"Le he explicado que tenemos posibilidades de ganar y perder, pero le ha costado comprenderlo", reconoce Cea.

Durante la última semana, el agricultor ha aparecido en varios programas de televisión y ha concedido numerosas entrevistas radiales y escritas. No sólo es vitoreado por los vecinos de Los Ángeles y sus alrededores, sino también apoyado ampliamente en redes sociales.

Su tono ha ido cambiando con el transcurso de los días. Si al principio dijo que lo dejaba en "las manos de Dios" y que asumía su "responsabilidad" en el deterioro del boleto, a La Tercera PM le manifestó en varias oportunidades que existía un "montaje" por parte de Lotería para no pagarle.

Zapata relata que no ha podido sacarse el tema de la cabeza y que ahora optará por delegar todas las gestiones en su abogado, para retomar su rutina que habitualmente comienza a las 5 de la mañana cultivando remolacha.

Gabriel Hernández, el director de La Tribuna de Los Ángeles, describe la personalidad del agricultor como "un hombre de campo normal, trabajador y sencillo" que durante los últimos días se convirtió en un "rock star".

"Si bien está interesado en poder cobrar el premio y los nervios lo consumen, tiene los pies en la tierra y su familia lo apoya pase lo que pase, lo que demuestra un núcleo familiar unido pese a las adversidades", sostiene el periodista.

Y agrega: "Claramente una persona con una suma así de dinero, sobre todo del campo, debe analizar muy bien lo que hará, pero sin duda que le cambiará la vida. Es como la teleserie "Si yo fuera rico", pero en la vida real".

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