Columna de Beatriz Llanos: 23J, la izquierda española en su laberinto

Pedro Sánchez, en una foto de 2020, en el Parlamento español. Foto: AP/Manu Fernández.


Por Beatriz Llanos, Dra. en Gobierno y Administración Pública

En 24 horas España pasó de elecciones municipales y en 12 comunidades autónomas -sin pausa y con prisa- a campaña de elecciones generales, al disolver Pedro Sánchez las Cortes (el parlamentarismo lo hace posible). Respuesta a una abrumadora derrota, poco tiempo para la reflexión. ¿Por qué perdió una izquierda autodefinida como la más progresista y social? Primero, el PSOE hizo suyo el marco plebiscitario que planteó el Partido Popular: una “derogación del sanchismo” en clave nacional. Estrategia para captar o llevar a la abstención a votantes desencantados con Sánchez, por su propensión táctica para cambiar de posición en temas álgidos para la sociedad española.

La omnipresencia defendiendo gestión y políticas opacó propuestas y candidaturas locales y se votó en clave nacional. Segundo, organizaciones a la izquierda del PSOE que sostuvieron el primer gobierno de coalición, están siendo incapaces de ir juntas bajo la nueva sigla SUMAR por las demandas de un PODEMOS desgastado. Desgaste que la organización no quería ver. El espectáculo desmovilizó votantes de izquierda. PODEMOS desapareció en varios gobiernos locales como Madrid. Tercero (al hilo de lo primero), aunque habrá que profundizar, el PSOE ha alejado a grupos de votantes fieles como el feminismo histórico. Con sensación de abandono de sus reivindicaciones, señala al PSOE por plegarse a posiciones de su socio PODEMOS a cargo del Ministerio de Igualdad. Por ejemplo, en la demorada reformar de la ley del “solo sí es sí” (sobre violencia de género) para impedir la rebaja de penas a violadores -advertida consecuencia de las nuevas tipificaciones - que causó gran alarma social.

¿Qué campaña se avizora? Por lo visto esta frenética semana, el PP no tiene incentivos para cambiar lo que le funcionó. El PSOE parece encallado en la macro gestión y el miedo hacia la extrema derecha (VOX) que ha crecido también. ¿Suficiente para ganar?

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