Arman desafiaba al mundo desde su propia expresión, denunciando a través de la manipulación de  objetos cotidianos los males de la era moderna. De manera poco ortodoxa hizo explotar, quemar, triturar y acumular objetos ordinarios, a los que entregó la categoría de obra de arte y material de su investigación, con lo que evidenciaba la idolatría hacia falsos tótems derivados del consumo, las guerras y el poder del 'mass media'. Ideas, fuerzas que comulgaban con las concepciones del Nuevo Realismo, movimiento que fundó durante los 60 junto a Yves Klein y Pierre Restany, entre otros, y que hablaba de una vuelta a la realidad, alejándose de la poética de la abstracción para engendrar un discurso comprometido con su tiempo.

Una decena de piezas seleccionadas forman la exposición de Arman, uno de los fundadores del Nuevo Realismo.

Y es que Arman -sin 'd' tras un error ortográfico en un catálogo de una de sus exposiciones- fue un artista identificado con las problemáticas de su época y como tal con una irreverente actitud exploratoria, muestra de ello fue su idea de exhibir en Chile una acumulación de carros de trenes abandonados para que ocuparan un espacio público de Santiago al enterarse de que estos se iban a desechar. El proyecto nunca se concretó, en cambio la galerista Isabel Aninat gestionó una muestra de unas 30 piezas en su galería en 2001, acercamiento que además la llevó a conocerlo en persona e impresionarse con él. "Yo lo conocí el año 2000 en Nueva York. Él vivía en un edificio en Chelsea; una construcción gigantesca donde además tenía su taller repleto de toda clase de objetos y materiales, cosas que quizás nosotros consideramos basura, pero que formaban parte vital de sus creaciones", acota la galerista que hoy vuelve a mostrar parte de sus obras, sus famosos violines seccionados, papeles arrugados y pomos de pintura prensados, en una muestra precedida por la retrospectiva hecha a este grande del arte contemporáneo europeo en el Centro Pompidou.
Dirección: Galería Isabel Aninat, Espoz 3100, Vitacura.