Baños: 6 buenas apuestas
Baños hay muchos. Como éstos, pocos. Y es que eso de ver este espacio de manera funcional y como un sitio de paso ya no va más. Con el tiempo los baños se han ganado su lugar en la casa a partir de estéticas bien definidas, planteándose como un acogedor ambiente para disfrutar cuando se está en casa.


Dos románticos europeos
Estos baños forman parte de la estancia uruguaya de Federico Bonomi y Cinthya Kern, matrimonio creador de la famosa marca Kosiuko. En todos los rincones de la casa, de 1.800 m² construidos, prima la mezcla de materiales, al igual que las flores, de las que la propietaria se declara simplemente fanática. Cada ambiente fue decorado por ella con lujo de detalles, buscando los elementos justos en anticuarios, casas de iluminación y marcas argentinas dedicadas especialmente al diseño de accesorios antiguos. Los baños no fueron la excepción. Cinthya y Federico se inspiraron en casas de la Provenza francesa y la Toscana italiana, donde la amplitud es un factor importantísimo a considerar. El baño principal, por ejemplo, está ubicado junto al dormitorio en el primer piso, y aunque en común tienen un rústico balcón que da hacia los viñedos del campo, hay dos sectores muy bien delimitados: uno con los dos lavamanos, y otro para la ducha y el jacuzzi. Aquí, el blanco es protagonista, lo que permite integrar toques de color en parte de la decoración, como las cortinas de organza verde y la lámpara de lágrimas de cristal de Murano, cuya iluminación por la noche se torna romántica; en el día, en cambio, se aprovecha la luz natural gracias a los grandes ventanales que dejan entrar el exterior.
El segundo baño pertenece a un dormitorio de visitas ubicado en la planta baja. Al igual que en el espacio principal, para el piso se usó madera de lapacho pintado de blanco, aunque aquí el rosado es el que sale a escena en muros y accesorios. Las cortinas son de broderie y la bañera antigua fue decorada por Cinthya con un collage de distintos tipos de flores, lo que se suma a la plantación de lavandas que al estar ubicada justo en el jardín contiguo mantiene este ambiente siempre muy bien perfumado.
Tres en uno
El decorador Francisco Camiroaga fue quien tuvo la misión de remodelar completamente este departamento, y lo hizo teniendo en mente el concepto de loft, eliminando algunos recintos -como la logia y un dormitorio de visitas- y abriendo otros, de manera que todo quedó integrado, pero sin perder su justa privacidad. Una de las transformaciones más importantes fue la que se realizó en la suite principal, donde uno de los muros colindaba con un espacio que hacía las veces de pieza de alojados. Este fue convertido en un elegante baño con piso de madera patinada (el mismo del resto del departamento) distribuido a lo largo de un pasillo en el que a medida que se avanza se descubren tres sectores: el lavamanos empotrado en una boiserie de madera negra, más una pared definida con un papel mural rayado; luego una zona para el WC y un bidé; y finalmente la ducha con tina incorporada donde el mármol de Carrara es protagonista. Lo interesante de este espacio, además, es que sale a una pequeña terraza que no sólo le aporta luz buena parte del día, sino también sol durante la mañana.

La elegancia de los detalles
Un fundo en la Región del Bíobío alberga este campestre baño, creación de Maurizio Angelini y Benjamín Oportot, arquitectos de 57STUDIO. La obra completa es de su autoría, una construcción tradicional en relación a la zona donde se ubica, con gruesos muros blancos, pilares y vigas hechas en madera, al igual que puertas, ventanas, cielos, algunos pisos y muebles. Materialidades como éstas fueron las que buscaron continuar en el baño principal, "un lugar sencillo, pero lleno de detalles que lo hacen ser muy cálido y acogedor", sostienen los profesionales. Se trata de un ambiente sin separaciones, con un lavamanos, un bidé, una bañera y un mueble de época, uno de los tantos objetos de este estilo que aquí se pueden ver. Es el caso de las lámparas, una colgante instalada justo al centro y apliqués a cada lado del espejo, además de baldosas con un colorido diseño cinético, y revestimientos de cerámica en las zonas de mayor humedad. Todos estos elementos decorativos aportan a la luminosidad del recinto, aunque el principal foco de luz está dado por una ventana que da hacia el oriente y que deja entrar luz natural, al tiempo que integra el paisaje del campo.
Bien integrado
Fueron tres las zonas que los arquitectos Francisco Cepeda y Álvaro Ramírez intervinieron en esta casa, obra de Víctor Gubbins. Una de ellas fue el baño principal, al que los propietarios querían dar una doble funcionalidad: por un lado ser un lugar abierto, sin puertas ni compartimentos, conectado con la habitación y el walking clóset y, por otro, una especie de camarín, ya que al tener acceso desde el exterior sirve para cambiarse de ropa, especialmente a los niños cuando van y vienen de la piscina. "Es un sitio que reconoce su inmediatez con el jardín y con el cerro que está de fondo", dicen los profesionales, quienes intentaron que esta ampliación fuese lo menos agresiva posible en relación al estilo original de la construcción. Un rincón verde articula este nuevo baño, mucho más dinámico a partir de una puerta corredera que permite circular libremente de un lado a otro. Ducha y jacuzzi están separados por un muro que, al igual que el piso, es de piedra pizarra negra, material que contrasta con la luz natural aprovechada durante casi todo el día a través de los ventanales y una lucarna; dos elementos que permiten un contraste de colores y que, de paso, ponen en valor la vegetación que rodea el lugar.

Personalidad al natural
Cuando el artista Matías Vergara llega a su casa de descanso en Cachagua, siente que se quita el estrés de encima. Lo atribuye a la comodidad de este lugar, al entorno, y al hecho de que a los ambientes les ha puesto la misma dedicación, un carácter especial, al tiempo que representan fielmente su personalidad. Por eso desarmó el proyecto de baño que le habían presentado y lo hizo ciento por ciento a su modo. El mueble principal de madera con un grupo de pescados tallados en sus puertas lo consiguió en una antigua mueblería; sobre él instaló un par de lavamanos que fabricó en cerámica gres; lo mismo que la grifería que elaboró en cobre envejecido a fuego, materialidad que dejó completamente a la vista ya que su idea era justamente convertirlas en un elemento decorativo más; al fondo instaló una tina de fierro enlozado; además de lámparas de lágrimas que compró junto a la decoradora Mariola Arteche. Las manillas de las puertas las encargó a la tienda Antrophology de Estados Unidos; las argollas de fierro que sostienen las toallas son de la tienda de Enrique Concha; mientras que los dos espejos de vidrio biselado los mandó a pedir directamente a Francia. Y como el arte no podía estar ausente, instaló un croquis de Gonzalo Cienfuegos correspondiente a una escultura que tiene puesta abajo, en el comedor. Para finalizar, un último detalle: la cortina, semitransparente, de colores neutros y que vuela cada vez que el viento conquista el espacio.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
1.
3.