Si se habla de sueño sueco, lo primero que se viene a la mente es IKEA. Y por supuesto que ha de ser así, la marca es un fenómeno internacional fundamental en la historia del diseño contemporáneo. Pero Suecia, además de tener un estándar de vida muy elevado, con un equilibrio particular entre una profunda conciencia cívica y libertades individuales irrenunciables, cuestión que sin lugar a dudas se ha traspasado al modo en que se ejecutan las más diversas profesiones -entre ellas el diseño-, ha heredado una escuela de diseño que siempre y hasta ahora ha buscado responder las necesidades reales. "El diseño sueco se ha regido por la creencia en el deber moral de ofrecer soluciones éticas que satisfagan necesidades sociales reales", tal como lo apuntan Charlotte & Peter Fiell en su prólogo para la monografía de Taschen sobre diseño escandinavo. Es por ello que, junto con el estilo de arquitectura propia de los países escandinavos, la inspiración en las formas de la naturaleza, la simpleza en el uso de los colores y la predilección por la madera, los suecos desarrollaron un lenguaje y una expresión propios. Conceptos como 'equipamiento para vivir' y 'hogar del pueblo' fueron algunas de las máximas que alinearon a los diseñadores, y de cierta manera mientras el modernismo impregnaba a toda Europa, los suecos encontraron un modo, el 'carácter sueco' lo llamaron. Ese de no seguir a rajatabla las indicaciones del funcionalismo, funkies les decían despectivamente a quienes adscribían a la idea de la máquina de habitar. Se mantuvo entonces el concepto de que la vida podía mejorarse a través de un diseño austero, moderno, pero que reflejara cierto relajo, informalidad hogareña y con las imágenes propias de su idiosincrasia. Precisamente el trabajo de Lindberg en cerámicas produjo piezas únicas e industriales, como la línea Berså para Gustavsberg, un completo servicio de mesa para el día a día. Hoy son piezas de colección.

Otra arista de la tradición sueca es el surgimiento, a partir de los 40, de una generación de ingenieros y diseñadores que innovó y desarrolló lo que se consideró una expresión de la 'era mecánica' a través del diseño industrial y que, por supuesto, tenía como principal motor otorgar calidad de vida. Ericsson, Electrolux y Saab, entre muchas otras, pusieron en boga sus diseños, y la fama mundial de la tecnología sueca no se hizo esperar.