Bien puesta
Para reunir a un clan familiar cerca del mar no se necesitaron planos firmados por grandes arquitectos. Lo importante era que los hermanos y sus familias pudieran disfrutar veranos y fines de semana juntos. Pero dentro de esa simpleza, el ojo visualmente bien entrenado de la dueña de esta casa pudo hacer algo especial y alegre.


En Atlanta, por lo menos por los próximos cinco años, no será la casa misma ni lo que hay dentro lo que Mónica va a extrañar. Las personas, los tres hermanos de su marido junto a sus mujeres e hijos, un total de 12 primos, de edades entre uno y 18 años, lo divertido de esos encuentros familiares, será lo que realmente echará de menos.
De todas maneras, los últimos tres años Mónica vivió en Concepción. Usaba la casa 20 o 15 días en el verano y los fines de semana en que podía escaparse. Ahora la van a aprovechar familiares y amigos, porque -aunque nadie se detiene mucho en la arquitectura- Mónica logró hacer de ella un lugar cómodo, acogedor, alegre y vivo. No sería bueno que quede cerrada llenándose de polvo.
“Los tres hermanos de mi marido tienen casas en el mismo terreno, en Las Brisas. Son casas sencillas. La idea era hacer algo acogedor y simple para reunir a la familia en la playa”, cuenta Mónica. Casualmente ella tenía una relación antigua con la zona porque su familia tenía un campo cerca. Si bien ella insiste en la simpleza estructural, acepta que es la forma en que la ‘puso’, cómo la llenó de arte, lo que todos quienes la han conocido han alabado: “Soy diseñadora gráfica y tengo una inclinación al arte desde chica. Me gusta conocer a los artistas personalmente. Las cosas que tengo son de gente como Hernán Gana, Nicolás Radic, Juan Sáez, Andrés Herrera y Mariscal. Creo que son esas obras las que hacen entretenida la casa, que le dan carácter”.

A Mónica le gusta especialmente que todos los espacios en el primer piso estén integrados, sin divisiones, que sean una especie de loft donde cocina, comedor, salita y living se conecten; que niños y grandes transiten libremente por donde quieran. Los muebles son una mezcla de herencias maternas y cosas más nuevas. "Mi cama, un velador en la pieza de mi hija, una mesita y varios cuadros antiguos que tengo entremedio eran de mi mamá. Lo que voy agregando es lo que me gusta. Me baso en mi instinto solamente. No tenía un layout en la mente. La casa se ha ido armando en el camino", explica.
Acá, en la playa, se animó a experimentar más con colores: "En general prefiero blancos y crudos, pero ahora quise algo más alegre. Hay, por ejemplo, una pieza roja, y creo que los cuadros también rompen la monocromía. Es una de las licencias que puedes darte en casas de playa, algo que te permite hacer la diferencia con tu entorno de siempre. También es más atractivo para los niños".

COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
1.
Este septiembre disfruta de los descuentos de la Ruta del Vino, a un precio especial los 3 primeros meses.
Plan digital + LT Beneficios$3.990/mes SUSCRÍBETE