"Lo vi desde la calle  y dije: aquí quiero vivir. Averigüé sobre el departamento a través de un conocido que vivía en el primer piso del edificio y me contó que estaba abandonado, hacía seis años que nadie vivía ahí. Fui a la municipalidad pedí los planos y cumplía con las condiciones que necesitaba. La propietaria era una señora bien especial, que vivía en el Cajón del Maipo, partí entonces a hablar con ella y se lo compré". Así comienza la historia que partió hace 14 años y que la arquitecta Meme Gatica recuerda como si hubiese sido ayer.

Según la arquitecta, estaba arruinado, casi en estado de abandono; tanto que entre los arreglos y la remodelación cuenta que se sacaron tres camiones de escombros. Los cambios consistieron básicamente en quitarle espacio a la gran terraza para construir una suite. Junto con eso se botaron varios muros para incorporar los ambientes comunes en un gran espacio abierto y mucho más luminoso. "La cocina-comedor es un lugar donde sucede todo y mientras uno se prepara algo, puedes conversar y sentirte acompañado. Es el punto de encuentro en las mañanas cuando tomamos desayuno, y en la tarde, cuando llegan mis hijos de la universidad y yo del trabajo", detalla.

Rincones limpios, que hablan claramente de una inclinación por lo contemporáneo, pero donde también existe un respeto por la nobleza de las construcciones antiguas al reparar las ventanas originales, recuperar ciertos elementos, como el parqué, la tina de baño y los artefactos sanitarios.

La estética que domina este departamento es bien zen, el blanco es el encargado de dar calma y continuidad a los espacios, y la ausencia de objetos es intencional. "Soy muy poco de cachureos, necesito tener espacios descansados. Estas flores de cristal de Murano sobre la chimenea las compré en un viaje a Praga sóolo porque andaba con mi amigo Sebastián, de lo contrario no me las traigo", confiesa entre risas la arquitecta.

Espacios abiertos.

Esta biblioteca y escritorio tienen su independencia, al tiempo que se integran a los demás recintos.

La combinación eso sí entre muebles antiguos y objetos de diseño se conjugan armónicamente en este acogedor lugar. Muebles heredados, otros simples y afortunados hallazgos, como las sillas de comedor que Meme encontró en Valparaíso -mientras trabajaba en un proyecto de oficinas- se mezclan con una lámpara Tolomeo, un sofá en L y una alfombra de Luz Méndez, "es de la época en que trabajamos juntas".

La espléndida terraza cuenta con un sofá en obra apoyado en la ventana. Éste fue diseñado por la dueña.

El arte expresado en cuadros de amigos, como Gonzalo Ilabaca, Isabel Klotz y Flavia Totoro, Noemí Epstein, junto con los libros apilados en una biblioteca, más que parte de una ambientación son el alma, serena, sutil de este lugar. "Acá somos todos muy lectores, y este espacio es ideal para sentarse a leer, por la luz y porque está retirado del ruido y tiene vista al jardín de la terraza", cuenta la dueña, directora de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de las Américas y socia de la oficina de arquitectos ODA (oda-oficinadearquitectos.blogspot.com).

Inspiración

Una delicada ambientación brinda la justa calidez a cada uno de los rincones de este departamento.