Retomamos los arquitectos. Frank O. Gehry, Pritzker, creador de la arquitectura más escultórica y grandiosa de la era moderna con ejemplos como la Casa Danzante en Praga, el Museo Guggenheim de Bilbao, ha explorado con cierta discreción en el mundo del diseño de mobiliario. Discreción claro en número, pero extraordinaria en cuanto a exploración de materiales y conceptos. Recordamos la silla en cartón corrugadoWiggle y revisamos la serie Cross Check: cinco piezas fundamentales. Cada una fabricada con listones de madera de arce entrelazadas, producidas por Knoll, y según ha contado Gehry, inspiradas en las más vulgares cajas de manzanas con las que él jugaba.

Una vez más lo que aquí se puede ver es el amor por lo escultórico, la sorpresa de las formas y la poesía de la función. Ese es el sello de Frank O. Gehry. Uno que lo identifica como a ningún otro arquitecto norteamericano con un proceso creativo tan potente (es un placer ver sus bocetos) donde desde la rudeza del grafito se llega a formas brutales a veces; desfragmentadas otras, pero siempre grandiosas. En una entrevista al NY Times se comparaba su primer trabajo, una casa en Santa Mónica, con una obra de Gordon Matta Clark, “escultura-casa-deconstrucción, una bomba residencial enclavada en la vanguardia”.

Frank O. Gehry, 1991

Sketches of Frank Gehry es un documental de 2005 dirigido por Sydney Pollack, que en poco más de 80 minutos hace un recorrido, a través de una conversación, por la trayectoria del arquitecto nacido en Canadá y nacionalizado estadounidense. Ver cómo desde el living de su casa Gehry habla de su obra y delmito de su personalidad, exhibe sus dibujos, sus apuntes y obra, vale la pena casi tanto como esos capítulos transmitidos por Film & Arts de la miniserie del crítico de arte Robert Hughes sobre algunos de los arquitectos más grandes de la historia como Mies van der Rohe o Gaudí.