De Chile para el mundo
Este mes se celebra el día del minero, y el campamento Sewell, ubicado en la mina El Teniente, celebrasu tercer año como Patrimonio Mundial de la Unesco. Este importante reconocimiento implica el cumplimiento de un importante plan de manejo para su conservación, que está convirtiendo a esta "ciudad de las escaleras", un proyecto sustentable y un orgullo.

“¿Y dónde encontraron las cortinas?”, preguntó impresionada una sewellina cuando vio el recién refaccionado Teniente Club. La réplica fue lo suficientemente exacta como para pensar que eran lasmismas que a principios del siglo XX adornaban las ventanas de este club, el cual en esa época era utilizado exclusivamente por los norteamericanos que trabajaban en el campamento minero de Sewell.
Hace once años se dio inicio a la recuperación de este lugar, que recibió su nombre de uno de los ejecutivos de la firma norteamericana Branden Copper, quienes comenzaron a explotar el yacimiento de cobre de El Teniente en 1905. Pero sin duda, la nominación de Sewell como PatrimonioMundial por parte de la Unesco ha hecho que su reparación y reacondicionamiento como lugar turístico, sea concebido como un proyecto integral, que pretende ser autosustentable lo antes posible.
Este asentamiento minero es una ciudad atípica, que logró sortear una abrupta geografía, en plena Cordillera de Los Andes, para convertirse a mediados del siglo pasado en un verdadero ejemplo. Había de todo, banco, hospital, registro civil, iglesia, juzgado, cuartel de Carabineros, tiendas, escuela industrial, etc., y vivir aquí implicaba cumplir las normas de la compañía y al mismo tiempo pertenecer a una comunidad. Gringos y chilenos, jefes y empleados, coexistían y compartían en este conjunto organizado por una gran escalera central a partir de la que se generaban las redes de circulaciones peatonales, lo que le entregaba una verdadera escala humana, “paseando por esta escalera podías encontrarte con tu jefe y su familia y se generaban una serie de conversaciones cotidianas que te daban un acercamiento completamente diferente, que hoy es muy raro que suceda”, cuenta Alberto Suil, miembro de la Fundación Sewell y quien nos acompañó a ver en terreno cómo se está llevando a cabo la recuperación patrimonial de este mundo completamente equipado, que llegó a tener más de 15 mil habitantes.
Para hacer posible esta recuperación se creó la Fundación Sewell hace tres años, sistematizando los trabajos y cumpliendo un plan de acción donde se detalla cada paso necesario para lograrlo. Uno de sus principales objetivos de este plan de recuperación tiene que ver con los recursos económicos y con la autosustentabilidad de la fundación. “Una obra de este tipo si no tiene un soporte financiero, está destinada al fracaso y si no tiene un plan de largo plazo, también”, señala su director ejecutivo Felipe Ravinet. Este tema es fundamental para conseguir financiamiento para hacer los trabajos y restauraciones necesarias. Por ejemplo, fue la propia fundación la que postuló a un proyecto Fondart para tener el capital necesario para las cortinas del Teniente Club. Y la cosa suma y sigue porque se van a licitar una serie de proyectos que tienen que ver con el rescate de los exteriores, el del edificio 105 -que era el club para los chilenos- donde se hará una cafetería para turistas, “ambos proyectos generarán también ingresos para la fundación. La restauración del Teniente Club está concebida para convertirse en un lugar para dar conferencias, por ejemplo. Y un tercer proyecto de pronta concreción es el tercer piso del museo, que presenta una serie de objetos recogidos alrededor del mundo y que tienen que ver con el uso del cobre”, señala Ravinet.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
3.
4.