Espacios: Lo bueno del pasado
Dentro de la provincia de Mendoza, a tres horas exactas de su centro, está la localidad de San Rafael. Allí late un pedazo de la historia cultural argentina que habla de la relación de Borges con una finca, la Finca Los Álamos, y de la estrecha amistad con una de sus propietarias.


Las indicaciones decían que debíamos parar frente a una entrada de color rosa y verde, con puerta de madera. Tras un largo viaje llegamos a lo que se describía en el papel. Para no creerlo, casi como poner un pie en el pasado, en 1830, año en que fue construida esta casona, pensada como una estancia fortificada para defenderse del ataque de los indios. Su dueño, Domingo Bombal, casado con Susana Hughes, fue un ilustre personaje de la zona. La finca primero fue ganadera; luego se le dio uso agrícola, hasta que en 1901 se hizo la primera plantación de uva Malbec. Al morir Domingo, su viuda viajó a Buenos Aires con sus tres hijas: Susana, Rosa y Raquel, pero a los pocos años ella muere. "Quedan huérfanas y se crían con su abuelo galés. Son educadas con profesores particulares y no asisten a colegios; esto es lo que les da una manera de ser muy particular a cada una y el porqué este lugar es lo que es hoy", cuenta Carolina Aldao, descendiente directa de la familia y persona a cargo de la finca.
Las tres hermanas, a las que les decían "las señoritas Bombal", deciden ir a visitar el lugar donde había muerto su padre y se encuentran con esta gran finca. La única remodelación que le hacen al lugar, entre 1927 y 1930, es cambiar los techos para darle más frescura a la casa, y meter los baños dentro de la construcción, ya que éstos estaban afuera.
Fue su hija, la escritora Susana Bombal, la que transformó este lugar en refinamiento puro al hacer amistad con Nora Borges, hermana de Jorge Luis Borges, en una época en que Buenos Aires comenzaba a tomar grandes aires culturales, y así atrajo a estas tierras a personajes del calibre de escritores como Manuel Mujica Láinez, Raúl Soldi y Héctor Basaldúa, quienes dejaron su huella en la finca. Susana y Borges hicieron amistad con el diplomático inglés Randoll Coate, fanático del escritor, quien se transformó en destacado diseñador de laberintos. Fue él quien tras la muerte de Borges soñó con un laberinto que rendía honores al legado del escritor y que hoy crece frente a las viñas de Los Álamos.
En la actualidad la familia a cargo de llevar las riendas de la finca son los Aldao Bombal, quienes abrieron las puertas de la casa al público luego de que en 1992 el embajador de Francia, Pierre Guidoni, eligiera el lugar para pasar sus vacaciones, siendo el primer huésped que pagó por alojar. Desde ahí comenzaron a llegar los fanáticos de Borges y tantos más que han querido disfrutar de la estancia.
INSPIRACION
Llenar los espacios con aquello que habla de hobbies y aficiones, como son en este caso las artes y la literatura, hace del lugar un templo cultural.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
3.
4.