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Incondicional

Este lugar es una rica mezcla de autenticidad, nobleza y vida. Escondido en un sector poco tradicional de Santiago centro, cercano al Teatro Teletón, es una muestra del lujo de vivir donde todo pasa, donde hay historia y donde las calles están abiertas para todo y todos. Este es el departamento de un incondicional del centro.

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Por plena calle Rosas, la peculiar diversidad de un barrio de extranjeros –en gran parte de peruanos, colombianos y ecuatorianos– nos sorprendía junto a la bulla de micros y el sonido de un camión de bebidas que abastecía a la antigua botillería de la esquina. Inserto en este paisaje urbano encontramos este edificio art decó de los años 30 en una zona marcada por la altura más bien baja de sus construcciones. Incluso aquí quedan casas, aunque uno espera sólo ver torres.

Al entrar, el piso de ajedrez, la escalera demármol y hasta la voz de una cantante lírica acompañada de violines y clarinetes anticipan algo. “Son mis vecinas del primer piso. Son tres: dos concertistas y una cantante lírica. Es de verdad un lujo poder escucharlas ensayar sus melodías”, nos cuenta el propietario, un sicólogo laboral especialista en coaching.

Él vivía antes en la calle Ismael Valdés Vergara, frente al Parque Forestal. Cuenta que simplemente le aburrió. Muchas manifestaciones, recitales, filmaciones, “una calle siempre en fin de semana”, comenta. Sin embargo, no quería dejar de vivir en medio de la urbe. Es un incondicional del centro. Le encanta la vida urbana, caminar y tener todo cerca. Quizás porque toda su infancia vivió en el cerro Calán, en la comuna de Las Condes. Ahí, para él, todo estaba lejos.

A pesar de seguir en el centro y ubicarse en una calle principal, es un sector más tranquilo, heterogéneo y familiar, que conoció gracias a su antiguo propietario, el arquitecto Benjamín Oportot.

Reconoce que es cachurero, tentado y hasta obsesivo. En muchas ocasiones es capaz de pelearse con alguien por un objeto en el Persa, o bien quedarse pensando toda la semana en algo que le gustó y que debió comprar, y volver la siguiente semana a primera hora para adquirirlo. Es asiduo al Persa Bíobío, Parque de los Reyes, los anticuarios de la calle Caupolicán y a la compra de curiosidades por internet.

Sin embargo, uno de sus pasatiempos preferidos es descubrir los diferentes rincones del centro. Qué es lo nuevo del Parque de los Reyes, los pasajes y galerías de la calle Rosas, esos restaurantes muy baratos y de buena calidad para comer cuando hay apuro, sorprenderse con la sofisticación del Majestic, recorrer las tiendas de ropa usada, telas, revistas y libros viejos, o simplemente salir a caminar con sus mascotas, dos salchichas. “Un paisaje urbano inacabable”, sostiene.

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