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La medida de los sueños

Mágica, soñada y hasta prohibida. Para Cecilia Osorio, de chica, su pieza era todo esto. El lugar donde nadie entraba, excepto ella, donde ponía a trabajar su imaginación y recreaba, tal como si hubiesen sido escenografías, pequeños mundos; el lugar donde aprendió a coleccionar y entusiasmarse con el color.

Produccion: Rosario Contreras

Cuando te piden definir a una persona en una palabra, uno busca entre creativa, simpática, audaz, en fin… Pero en el caso de Cecilia Osorio no basta un adjetivo, y hay que meterse más, zambullirse mucho en sensaciones. Entonces recién se puede decir que ella es una coleccionista, una enamorada de los colores, de las imágenes y los detalles; que ha hecho prácticamente de todo; orfebrería, producción de moda, pintura, decoración, cerámica, todo en el taller que tiene en su casa, o de frentón en cualquier espacio de la misma; tal como lo hacía en su habitación de chica, imaginando y luego creando, "sin ningún estilo, son imágenes creadas por mí", asegura.

El living y comedor han sido los lugares elegidos para depositar la creatividad. Una mezcla de estilos predomina en estos lugares; herencias como un sofá de época, una mesa lateral reciclada que en su primera vida fue una puerta y una contemporánea lámpara naranja fabricada en papel.

En su gran hábitat, o en cada rincón de él, en las pinturas que llenan todos los muros y que llevan su firma, lo que manda es el color. Es la única fórmula, la 'ley' para Cecilia, el material que ayuda a reflejar estados de ánimo y que como ningún otro consigue recrear armonía. Y los colores, claro, representados una y otra vez en tantas imágenes como uno se pueda imaginar: revistas, libros de ilustración, imágenes que ella acumula y que se descubren al leer los lomos de los libros y revistas que arman rumas a su alrededor; Pop Art, de Osterwold, Tilman; Art Now, de Hans Werner; biografías de Jeffs Koons o antiguos ejemplares de The World of Interiors y Vogue.

Casa Cecilia Osorio

Cuando se tiene un gusto especial por algo, en este caso por el color y la fuerza que entrega, los espacios logran una identidad especial, algo que los diferencia y demuestra la creatividad de su dueña. En esta casa lo anterior se manifiesta con los cuadros personales y muebles de distinta procedencia que, sin regla alguna, se han sabido combinar bien.

Y aunque el fuerte de todos los talentos que Cecilia ha explorado se encuentra en la pintura, y tal como en ella no hay cánones ni restricciones al momento de unir formas y mezclar temas, cuando hay que juntar muebles, la soltura es la misma, y así es como una mesa de comedor art decó, modernas sillas italianas o un clásico sofá de cuero capitoné  bien viejo, que es como debe ser, están juntos sin problema alguno. "Aquí conviven formas opuestas, y eso me encanta. Esta casa se ha ido haciendo según la necesidad de los sueños", dice Cecilia. Una frase que descubre el misterio, que da las claves para entender ese concepto que tanto buscamos en nuestras casas, eso que diferencia un sitio de otro, nada más que cariño y fidelidad a lo que cada uno es. Cecilia esto lo ha llevado a todo, expansivamente desde el interior, pasando por la cocina, las piezas, el living hasta un jardín que se mantiene vivo todo el año con suculentas, cactus, papiros y fuentes de agua.

Inspiración

Si amamos el color es necesario que éste siempre predomine en los elementos que vamos adquiriendo para nuestra casa, de una forma u otra, la clave es que exista color.

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