La Mirada de Luis Hernán
Una selección de retratos capturados a lo largo de su carrera es lo que presentará desde el 10 de marzo al 10 de abril en el Museo Nacional de Bellas Artes. Un acercamiento a la mirada de un fotógrafo que rescata la pureza de la imagen, en un mundo saturado de Photoshop y retoques.


Luis Hernán Herreros aprieta el obturador y sabe muy bien lo que busca. El suyo es un ojo agudo capaz de captar la esencia de su objetivo y plasmarlo de forma magistral en sus imágenes, que hacen realidad la simpleza, la búsqueda de una fotografía reacia a maquillajes y retoques. Variado en sus temáticas, se pasea por las diversas áreas de la fotografía, en su currículum de 26 años de experiencia encontramos trabajo publicitario, documental y artístico, todo con ese claro sello que lo distingue del resto: pureza en su composición.
Estudió publicidad, y a los 20 años se fue a Francia, a La Sorbona. Con cámara en mano, se empapó de la belleza y aprendió a 'observar' sin más pretensiones que la intuición en la búsqueda de una buena foto. Hoy es un destacado en el circuito, y la próxima semana inaugura la exposición Retratos en el MNBA, que incluye imágenes de Nemesio Antúnez, Adolfo Couve y Luciano Benetton, entre otros. Al mismo tiempo está produciendo para junio una muestra en La Maison du Chili en París.
La próxima semana inauguras en el MNBA.
¿Qué veremos?
Retratos que yo he hecho por encargo a lo largo de mi carrera. La selección de ellos obedece más que a la persona, al tipo de fotografía, a la calidad de la imagen en cuanto al ángulo y la luz,que es bien básico al final. Obviamente hay personas que, independiente de los cargos, tienen más onda a través del lente, una mejor actitud en el momento que comienzas la dirección, y eso se nota en el resultado final.
De los retratados,
¿con cuál tuviste una buena conexión al momento de la foto?
Con Verónica Villarroel, la soprano, la fotografié hace mucho tiempo en el Teatro Municipal; me acuerdo que cuando llegué, ella estaba de negro con botas vaqueras y un cinturón metálico, era como medio punk. Era curioso porque es una mujer que tú la has visto siempre en un contexto mucho más clásico, entonces se me acerca y me dice "esta soy yo", yo le dije "te encuentro fantástica". Comenzamos a caminar por el Teatro Municipal, donde hicimos la foto, y ella se empezó a reír, y lo hacía como en tono soprano; era increíble, me daba mucha risa escucharla, y a la vez me seducía un montón. Finalmente hicimos la foto en el escenario, la imagen está centrada en ella, en la simpatía y en la calidez que yo percibí en ese momento. Se logró y quedó plasmada en la imagen.

¿Cómo se hace un retrato?
El retrato es bien complejo, muchas veces las personas no tienen tiempo y no son modelos, entonces no saben cómo ponerse. Acá en Chile no hay una cultura de retratarse como lo hacen los gringos, aquí todo se hace en 10 minutos. También existe un poco de timidez y a los hombres, en general, tomarse una foto les resulta femenino. Pero lo interesante del retrato para mí como fotógrafo es lograr una comunicación con el retratado, y que no pasa por si es profundo o superficial, sino que es lograr que él me mire a mí también, porque si sus ojos están puestos en el lente, y se logran conectar las miradas, logras milésimas de intimidad y eso es lo rico del retrato. Ahí se cala hondo y es interesante, además en un retrato todo comunica, la cara, los ojos, hasta una mecha mal puesta dice algo.
Tus temáticas son bien diversas, ¿qué área es la que más te gusta? En Chile el campo es chico, una semana te llaman para hacer la fotografía de un auto, la siguiente para hacer una colección de moda, el medio te obliga a saber hacer de todo y eso es independiente de si te gusta o no. A mí, lo que más me gusta es lo documental, es mucho más real, es una foto difícil y no necesariamente tiene que ver con historia o con la foto periodística a la que uno siempre la asocia. Hoy en día tiene que ver con la comunidad y con el medioambiente, incluso con un producto comercial determinado que debe ser contextualizado de forma coherente, en vez de ser fotografiado en un estudio. Eso hoy en día vende mucho, y es fascinante cuando el dueño de un producto te dice "este es mi producto, contextualízalo", ahí tú le das vida. Los catálogos de la mayoría de las multitiendas no tienen vida, y son fotografías espantosamente retocadas. En la foto documental no cabe el retoque.

Tú te has caracterizado por ser bastante purista en tu trabajo, y hoy en día todo está demasiado retocado,
¿crees que hay un abuso de Photoshop?
Bueno, el Photoshop es el laboratorio de antes, cuando en la era análoga el fotógrafo tenía que pasar por un proceso químico para plasmar lo que él quería mostrar, sin alterar el resultado en términos de que imprimía lo que él veía. El Photoshop se inventó para eso, es el laboratorio moderno, yo también lo uso. No podría no usarlo, es el único programa que te permite procesar toda la información y haces el calibraje electrónico, nivelar temperatura de color y contraste, que es como el revelado antiguo. Pero otra cosa es empezar a cambiar el contenido de la imagen, con eso no estoy de acuerdo. Si me parece que algo no me gustó, no puedo ir y borrarlo, creo que entonces hay que aprender a mirar antes de tomar la foto. Ahí está el problema, y eso es lo que sucede mucho en la fotografía actual. Creo que hay que ser más exigente para que no existan tantos errores y después tener que borrarlos.
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