Lo que se hereda...
No se hurta, lo confirmamos con este departamento. Y también que la gracia de vivir bien está en rodearse de aquello que nos identifica. Es decir, que el gusto, el instinto y algunas veces hasta la improvisación, hacen la diferencia. Joven, arquitecto y de familia de arquitectos, Gozalo Mardones, siguió estos pasos.

Conozco a Gonzalo y a esta familia de destacados arquitectos. Hacía tiempo que venía pensando fotografiar su departamento en Providencia, y con el paso del tiempo diferentes personas me confirmaban lo bonito que era.
Con la idea fija y anotada en mi block de apuntes, le pregunté: “¿Estamos listos?”, y a los pocos días ya trabajábamos en la producción de este departamento de segundo piso en un clásico edificio de los años 50, que el arquitecto remodeló.
Gonzalo logró darle un vuelco a esta antigua construcción. “Fue un autoencargo con bajo presupuesto, donde se privilegió la espacialidad y las terminaciones básicas y económicas”, afirma.
Claramente Gonzalo pensó en sus propias necesidades y la solución de estas se reflejan no sólo en la obra, que aportó amplitud y circulación, sino además en el modo de vivirlo, que es mucho más que "decorarlo". Aquí queda claro.
“Lo vivo mucho como arquitecto independiente, y trabajo desde este lugar, así es que me tomé el comedor como taller”, cuenta sonriendo mientras enrolla planos y llama a uno de sus clientes, los mismos que llegan a este lugar a definir sus ideas.
Gonzalo ha armado este lugar –masculino y como una proyección de su profesión– de a poco, por parte, sin apuros y muy consciente de lo que simplemente le gusta mucho. “Son más bien pocos objetos, muchos reciclados, encontrados y restaurados”, resume. Tal es el caso de la mesa de la cocina donde se encuentra el lavaplatos que además permite lavar sentado y que fue la misma que ocupó cuando trabajó en su proyecto de título, o el chaise longue de madera ubicado en el living que hace muchos años rescató en medio de una demolición.
Y así, son distintos los ejemplos que reflejan la creatividad de este hombre de 30 años que decidió vivir en el barrio por su espíritu activo “esa mezcla de vida urbana y tranquilidad”, muy parecida a la que vivió mientras estudiaba en Barcelona, experiencia que nos tomó un buen rato de conversación y que queda para otra historia.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
3.
4.