La noche del pasado viernes 14 de enero, entre asesores y medios de prensa, la artista Catalina Rojas se preparaba para el que fue el último ensayo de un proyecto que, literalmente, vería la luz tras cinco años de intenso desarrollo: la iluminación del río Mapocoho a partir de una serie de murales que llevan la firma de esta pintora chilena. Ese día, desde las 9 de la noche, Catalina se dio el tiempo de contar con detalles el trasfondo de este ambicioso plan artístico, que el martes 18 de enero fue inaugurado en grande. De lunes a domingo, durante cuatro horas continuas, un kilómetro del río -exactamente entre los puentes Pío Nono y Patronato- se iluminará con cuatro gobos (diapositivas de pinturas digitalizadas) que, tras distintos tiempos de espera, irán cambiando las imágenes hasta completar un total de 104 obras de arte en constante rotación. Una idea apoyada por la Municipalidad de Santiago y grupo Enersis, que se concretó con la instalación de 26 proyectores frente a la ribera del Parque Forestal. Una labor importante apoyada también por la empresa Proactiva Medio Ambiente Chile, que participó en la limpieza del río. En una semana y media sacaron escombros y limpiaron muros, dejando en óptimas condiciones este nuevo espacio, al que decidieron llamar Museo ArtedeLuz.

"El mural Chile a la Luz es una obra creada especialmente para el Bicentenario, basándonos en la idea de que el espectador será iluminado por nuestra historia y nuestra cultura desde una perspectiva conceptual y emocional"

, dice Catalina Rojas.

Lo que muchos se preguntan es por qué el río Mapocho. Pues bien;Catalina lo escogió por ser un lugar emblemático, un hito que, en esta ocasión, se transforma en una especie de galería de arte nocturna abierta a toda la comunidad. Una iniciativa -según dice- que surgió como una forma de potenciar el arte público, "invitando a los artistas del país y del extranjero a crear propuestas que enriquezcan el llamado Arte de Luz. Así, de paso, quisimos otorgarle un nuevo rostro a Santiago, dándole nuevos aires", añade la profesional, quien estará al menos hasta fin de año mostrando su arte en el río.

La pintora señala que desde siempre tuvo interés en explorar nuevas formas de expresión, por ejemplo, cambiando un soporte tradicional -como es la tela- por grandes espacios naturales y urbanos. En el caso del proyecto Chile a la Luz, ésta es la mejor frase para entender su apuesta: "Al dar una pincelada en la tela debía sentir que daba una pincelada al río Mapocho". De ahí que éste se haya transformado en un verdadero escenario artístico, repleto de color y de representaciones de hechos y personajes por todos conocidos. Gabriela Mistral, Pablo Neruda, los soldados de la guerra del Pacífico, e incluso los 33 mineros, a los que se suman paisajes del norte, centro y sur de Chile. Un conjunto de historias que parecen flotar en el agua, logrando conectar al espectador tanto con su entorno como con la obra en sí misma.