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Para inspirarse

Sin zapatos y con pantuflas de lana proporcionadas por los dueños de casa, conocimos este departamento en Providencia, que, con paredes blancas y piso de raulí, es el marco preciso para la historia de este matrimonio.

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Las 12 del día y mismo número de campanadas llegan desde una iglesia a pocos pasos de este edificio de los años 40. Sonidos que hacen aún más especial este departamento repleto de historias de amor, viajes y vida, representadas por fotos, dibujos y objetos que sus dueños han recolectado juntos. Él, guionista, y ella, periodista, saben perfectamente cómo contar una historia y, sin dudas, este departamento se ha transformado en eso: una historia entretenida, con ritmo y color.

Más de un año estuvieron buscando un lugar como este. El tiempo necesario para llegar al ideal: un ambiente luminoso, de construcción antigua y materiales nobles. Otro requisito fue la ubicación, que debía ser central paramoverse en bicicleta y transporte público. Hace cuatro años lo encontraron, y luego de algunas remodelaciones como la ampliación de la cocina y el empaste de los muros, consiguieron darle el look que querían. Las paredes, perfectamente blancas y con pocos cuadros, dejan que la luz se adueñe de los espacios. El piso es de raulí, igual que los guardapolvos y los marcos de puertas y ventanas que, luego de que los dueños los rasparan y les quitaran todas las capas de pintura que acumularon con los años, aparecieron para quedarse así, tal como eran originalmente.

Este departamento es totalmente libre, tanto en su decoración como en su composición, pero tiene una sola regla: no se puede entrar con zapatos. “No es tanto por el cuidado del parqué. Incluso antes teníamos gato, así que no va por ahí. Es básicamente porque con los zapatos uno trae al departamento todo lo que pisó y arrastró durante el día”, explica el dueño de casa. Pero no sólo se trata de un tema de limpieza, sino que también tiene un significado espiritual y místico. “Al entrar a la casa, dejaste la calle afuera. Entrar al departamento significa entrar en otra dinámica, en una onda mucho más relajada, de dejar todo atrás”, asegura.

Los dueños aprovechan su departamento gran parte del día. “Es muy grato para estar. Eso buscábamos: un lugar que nos permitiera estar todo el día adentro sin aburrirnos. Y como tiene tres caras, se arman corrientes de aire que lo refrescan”. Además él, por su trabajo, se refugia horas en el escritorio o en la mesa del comedor a escribir sus guiones. Por eso, decidieron que la decoración debía ser muy neutra y los espacios, puros y no recargados, que permitiera sentir libertad y no cargar demasiado con un estilo particular. Así, la inspiración llega sola.

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