Propiamente tal
En esta casa de los años 30 ya no sufren por una cocina estrecha, oscura y descuidada por sus dueños anteriores. Junto al equipo de PAR Arquitectos, la pareja que la habita ahora ganó un espacio agradable donde cocinar y compensó la falta de un salita de estar para sus niños gracias a la versatilidad del resultado.


Cada vez que Álvaro Cortés -uno de los tres miembros de la oficina PAR Arquitectos- se remonta al pasado de esta cocina la llama ‘el callejón’. Según cuenta, era angosta, oscura, con los pisos de baldosa tan deteriorados que hubo que llegar a la mismísima tierra al momento de retirarlos; como para evitar meterse ahí.
Los dueños de esta casa Ley Pereira del año 1930 no son particularmente fanáticos de la cocina. La transformación llegó más bien buscando respuestas a problemáticas domésticas: ellos pasan gran parte del día fuera de la casa, los niños quedan al cuidado de una persona que entre otras tareas debe cocinar. Los presupuestos y el espacio estaban muy acotados como para ampliarse. La solución fue un nuevo espacio múltiple, de encuentro familiar, que surgiría de la integración de la cocina, el comedor y el living.
La operación comenzó derribando el muro que cerraba ‘el callejón’. Continuó con el rescate del piso de pino que estaba en muy malas condiciones; teñido blanco, vitrificado y con dibujos decorativos permitió unificar los pisos de toda la casa, logrando a la vez una sensación de mayor amplitud. “Abrimos un vano hacia el norte. De esta manera ahora es posible transitar a la terraza desde el living y el comedor; antes había que dar una vuelta por un acceso de servicio”, explica Álvaro.

PAR Arquitectos escogió materiales de texturas y colores neutros, nada que hiciera mucho ruido. Conocían el gusto en decoración de la dueña de casa y le dejaron el lienzo limpio para que imprimiera su toque personal.
“Hay una pieza del mobiliario que es bien importante”, agrega Tomás Pardo, otro de los socios. “Es un mueble ubicado en una parte que tenía menos carácter de cocina, pero que cumple esa función igual, y que se ve desde el living. Tenía que ser un poco más elegante, por eso no llega hasta el suelo y queda en volado. Aparece como un elemento decorativo, un bloque superpuro de madera lacada y cubierta de Silestone”.
Con la cerámica White de Atika de fondo, los muebles de cocina se trabajaron con cierta noción de permeabilidad, también para dar sensación de profundidad y amplitud. Se hizo un nicho para los vasos y las copas, y al fondo, lo que era una especie de bodega bajo la escalera se transformó en una despensa. d
w pararquitectos.cl

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