Salvando el futuro
Chile es un país con historia. Sus antepasados, sus conflictos, sus celebraciones y su forma de vida están plasmados en las construcciones y monumentos que hoy se conservan como patrimonio. Y si es parte de nuestra historia, es tarea de todos mantenerlo y cuidarlo. Sólo así podemos lograr que nuestras raíces se conserven y que quede un legado histórico para las generaciones que están por venir.

Estamos a punto de celebrar el bicentenario. Una fecha memorable que habla de una nación joven pero no por eso sin historia. Tenemos un importante patrimonio natural, como las Torres del Paine y San Pedro de Atacama, que son reconocidos mundialmente y se conservan en excelentes condiciones. Sin embargo, parte de nuestro patrimonio arquitectónico se ha ido desvaneciendo por el crecimiento urbano de las últimas décadas y por la falta de recursos para mantenerlo.
Según datos del Consejo de Monumentos Nacionales, Chile posee aproximadamente 2 mil inmuebles protegidos por la Ley deMonumentos, entre ellos, zonas típicas,monumentos históricos y santuarios de la naturaleza. Pablo Altikes, arquitecto miembro de Docomomo y profesor de Historia de la Arquitectura y de título de la USACH, asegura que gran parte de este patrimonio se ha perdido o se encuentra en condiciones lamentables y que, enmuchos casos, no estamos a tiempo para salvarlos. “En los últimos 20 años, el crecimiento de Chile ha sidomundialmente reconocido y eso incentivó que nuestra infraestructura urbana destruyera todo lo que se podía destruir. No es como que estemos empezando y alguien tenga una visión de futuro. Hoy nos estamos preocupando porque nos dimos cuenta del daño que hemos realizado”.
Altikes, quien además integra la comisión Bicentenario del Colegio de Arquitectos, asegura que en Chile no se respeta el patrimonio porque no es considerado propio. “¿Qué ciudadano habla de mí Cerro San Cristóbal, mí Cerro Santa Lucía omí Catedral? Ninguno. Nos preocupamos de la puerta para adentro. No valoramos lo que tenemos y eso conlleva a un problema culturalmuy importante. Pero no se puede responsabilizar al ciudadano común por el patrimonio si el experto no leenseña y guía”.
: Salvar nuestro patrimonio, ¿tarea de todos?
Quizás es tarde para salvar algunosmonumentos o edificios, pero no podemos quedarnos en el pasado, sino que hay quemirar hacia adelante y tratar de resguardar y proteger aquellos que aún se pueden rescatar. Las leyes son las encargadas de eso. La Nº17.288, de 1970, legisla sobre losmonumentos nacionales. Ella estipula que “losmonumentos históricos, ya sean de propiedad fiscal,municipal o particular, están bajo el control y la supervigilancia del Consejo de Monumentos Nacionales y todo trabajo de conservación, reparación o restauración de ellos, estará sujeto a su autorización previa”. Dentro de este mismo título, la ley señala que “en el caso de que el inmueble sea de propiedad particular, sudueño deberá conservarlo debidamente; no podrá destruirlo, transformarlo o repararlo, ni hacer en sus alrededores construcción alguna sin haber obtenido previamente autorización del Consejo deMonumentosNacionales”. Pero eso no es todo: la ley también estipula que “la infracción a lo dispuesto en este artículo será sancionada con unamulta de cinco a doscientas unidades tributarias mensuales” y que “en caso de venta o remate de un monumento histórico de propiedad particular, el Estado tendrá preferencia para su adquisición”.
Entonces, ¿es verdaderamente tarea de todos mantener el patrimonio? ¿Qué gana una persona al tener un inmueble proclamado monumento histórico? Para muchos es el honor de tener una propiedad reconocida como un aporte a la conservación nacional. Sin embargo, para otros eso no es suficiente.
Es el caso de José Simón, dueño de un edificio de Providencia que recientemente fue proclamado monumento histórico, afirma que “lo peor es que no puedes hacer ningún arreglo sin la autorización y supervisión de la municipalidad.Hasta que ellos tengan a alguien disponible para que vayan a ver cualquier problema, puede pasar mucho tiempo”. Y añade que “la ley no contempla la situación en que el propietario tiene que pagar una contribución alta por una propiedad que ya no rinde lomismo que rindió anteriormente”. Para José, lo ideal sería recibir una compensación económica para costear los arreglos y mantenciones del edificio pero, como sus departamentos son arrendados como oficinas, no forma parte de los beneficiados por la Ley de Rentas II, la que libera de contribuciones de pago del impuesto territorial a los edificios que son monumentos históricos y que no tengan fines de lucro.Altikes concuerda con él. “Muchos consideran que la Ley de Monumentos Nacionales es verdaderamente perjudicial y restrictiva para el dueño y sería muy injusto que uno no lo entendiera así. Todos podemos hablar de patrimonio y considerarlo como una herencia importante de conservar, pero si a uno le toca, cambia de opinión rápidamente porque ni siquiera puede hacer las reparaciones con cualquier empresa, tiene que ser una con experiencia y conmaestros especializados, lo cual indudablemente aumenta el costo”. Por eso, opina que “las leyes que se han hecho gubernamentalmente y con las cuales se rige el Consejo deMonumentosNacionales, no son efectivas si la sociedad, transversalmente, no entiende lo que implican y no las respetan, por considerarlas injustas”.
Óscar Acuña, Secretario Ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales, asegura que se están realizando cambios y se está trabajando por cambiar la creencia de que si un inmueble es proclamado monumento, es sinónimo de que éste quede congelado. Insiste en que, con previa autorización de su institución, se pueden hacer intervenciones. Sin embargo, acepta que existen importantes carencias en la Ley de Monumentos, la más importante: la falta de incentivos. “Un propietario tiene que sentir que cuando decimos que conservar el patrimonio es una responsabilidad de todos, no es sólo una frase bonita que se dice para la prensa, sino que tiene contenido. Pero hoy, los propietarios sienten que es una responsabilidad que cae sólo sobre ellos. Eso hay que cambiarlo. Nosotros declaramos el patrimonio y es nuestra responsabilidad mantenerlo y cuidarlo”.
Este tema ha aparecido recurrentemente en las conversaciones de expertos en patrimonio, tanto del sector público como de instituciones privadas, quienes han realizado diversos estudios sobre los incentivos que se pueden establecer. Algunos apuntan a la exención del impuesto territorial también a los inmuebles con fines de lucro y a establecer exenciones tributarias a las zonas típicas. Hay otras iniciativas que han planteado aumentar la cobertura de la Ley de Donaciones Culturales a losMonumentos Históricos o la posibilidad de que la misma Ley de Rentas II permita descontar de su declaración de impuestos los recursos que utilicen para arreglar ymantener esos inmuebles. Según Acuña, “es importante que el particular sienta que puede tener un beneficio”.
Otras de las carencias que reconoce es la estructura del Consejo deMonumentos, la cual es totalmente centralizada. “Nuestra sede principal está en Santiago y las resoluciones de las intervenciones se adoptan acá. Evidentemente, es poco presentable que, si se va a intervenir un bien en Antofagasta, se tengan que tomar las decisiones en la capital”, añade.
: Vientos de cambio
Existen falencias con respecto a la Ley de Patrimonio que afectan directa y principalmente a los privados. Sin embargo, en el Consejo aseguran que se está trabajando para mejorarla. Por eso, recientemente se envió al Congreso un proyecto de ley para la creación de un Instituto del Patrimonio, conformado por la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam) y el Consejo de Monumentos Nacionales, siendo asesorado por un Consejo de Patrimonio, formado por 12 integrantes nombrados por el gobierno. Dentro de sus nuevas tareas, este instituto incorpora un fondo de estudio y de recuperación patrimonial.
No obstante, este proyecto no está exento de controversia. Patricio Gross, presidente del Colegio de Arquitectos, valora el interés y la preocupación del gobierno, pero opina que la instancia no debe estar manejada bajo un criterio político sino que experto, incorporando una estrategia que permita integrar el patrimonio al desarrollo y calidad de vida de todos los ciudadanos.
No sólo el Colegio de Arquitectos rechaza este proyecto. A ellos se les unen organizaciones y profesionales del área, como el Colegio de Antropólogos, el Decanato de Arquitectura de la Universidad de Chile y de la Universidad Central, la Asociación de Barrios y Zonas Patrimoniales, Cuidad Viva, Cultura Mapocho, Vecinos por la Defensa del Barrio Yungay, Ciudadanos por Valparaíso y la Sociedad de Escritores de Chile, entre otros. Juntos aseguran que la creación de este instituto destruye la actual institucionalidad, creando confusión y desorden administrativo al establecer una doble dependencia entre la Dibamy el actual Consejo deMonumentos, además de eliminar la participación de gremios e instituciones privadas vinculadas al tema. También critican el hecho de que no se mencione la creación de ningún incentivo para convocar almundo privado a cuidar y gestionar su patrimonio cultural, salvo por los fondos concursables, cuyos recursos son insuficientes para abordar la conservación integral del patrimonio. Por todo esto, aseguran que la creación del instituto es un peligro para esa causa.
El patrimonio se está tomando en cuenta cada día más. Al parecer, las autoridades se percataron de que el momento de actuar es ahora y que ya no se puede seguir de brazos cruzados, analizando el próximomovimiento. A pesar de que aún no hay nada claro, la discusión ya está en lamesa. Ahora, sólo falta beneficiar a todos aquellos que, en bien del país, conservan el patrimonio y esperar que, en algunos cientos de años, tengamosmás de algúnmonumento del cual jactarnos ante las miradas internacionales.
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