“Estoy en Puerto Varas y llueve y llueve... pero el día en que amanece despejado, veo el volcán Osorno, el Puntiagudo, el Calbuco, la sierra de Santo Domingo. Veo el azul intenso, y eso me recuerda por qué vivo acá”. Con esta postal Carolina Morgado me describe qué es lo que más le gusta de vivir aquí.

“La casa está hecha con casi puros materiales reciclados del galpón-escuela que había en el fundo Reñihué, en el Parque Pumalín”, relata, acerca del lugar para el que ella también trabaja hace 15 años. De hecho, esos elementos fueron un regalo de su jefe, Douglas Tompkins, junto a su mujer. Carolina es la asistente de ambos y la gerente de ventas de todos los productos orgánicos que comercializan, además de Puma Verde (marca de tejidos orgánicos). “Trabajo en todo lo que hacemos en Chile en la administración general, es la única oficina que tenemos en Puerto Varas”, a minutos de la parcela en que se encuentra su casa. Fernando Mingo, arquitecto de la zona, fue quien llevó a cabo la idea que Carolina tenía en mente sobre el lugar en el que quería vivir y de quien ella resalta su capacidad para distribuir los espacios en los 240 m2 que construyó.

Lleva cinco años aquí, privilegiando lo funcional y simple en la decoración: “Es una casa preparada para los niños, no hay adornos. Me gusta lo natural y lo artesanal”, dice.

La sala de estar del segundo piso es donde pasa la mayor parte del tiempo. “Aquí estoy con mi hija, jugamos todas las tardes cuando llego de la oficina. También es el lugar para tomar desayuno y ver películas” cuenta.

Para Carolina la elección de esta vida, que logra ser sustentable en un entorno donde la naturaleza aún reina, es un sueño “La escala en la que se vive, el paisaje, la gente y mi trabajo. Siempre he estado vinculada a temas relacionados con la protección del medioambiente y he escogido esta área de trabajo porque es una actividad que le da sentido a mi vida y me hace sentir orgullosa de lo que hago”.