Págame y te sigo: la miserable limosna de Vardoc

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El YouTuber conocido por ventilar su vida privada tocó fondo nuevamente al lanzar una campaña donde cobra dólares por su amistad.


Dicen que la amistad no tiene precio, salvo que seas una estrella decadente de internet en busca de atención y dinero fácil.

Así es como puede resumirse uno de los esfuerzos más patéticos de financiamiento online que hemos visto en el último tiempo:la campaña de Patreon de uno de los YouTubers insignes de nuestro país, Vardoc.

La campaña del creador de contenidos rompió las redes sociales no por el hecho de existir, sino que por el tipo de recompensas ofrecidas para quienes quieran formar parte de su selecto grupo de inversionistas: por 25 dólares al mes, te agregan a Facebook, por 30, a Instagram y Twitter y por 50, a WhatsApp. Por 200 dólares, pasas a ser su amigo.

Pero más allá de lo evidente, ¿qué es lo particularmente denigrante de toda esta situación? Para nosotros, es que esta campaña llega para ensuciar a una de las iniciativas de crowdfunding más interesantes del último tiempo: Patreon.

Para los que no lo conocen, Patreon es un sitio dedicado al financiamiento de proyectos a través de internet. Es parecido a Kickstarter, pero exige un nivel de compromiso mucho mayor a sus participantes. De partida, los patrons se comprometen a realizar aportes mensuales con dinero que va de manera directa a los creadores. Así, permite a cualquiera de nosotros convertirse en mecenas de diferentes proyectos impulsados por gente de todo el mundo a la cual admiramos.

Una de las principales gracias de Patreon es que permite a los artistas trabajar para sus fanáticos, en lugar de corporaciones. Un sitio puede acceder a Patreon para, por ejemplo, mantener su servidor o reducir la carga de publicidad necesaria para funcionar. Y para otros, es la principal fuente de ingreso para crear contenido que de otra forma, no tendrían como sustentar.

En Patreon puedes encontrar músicos creando nuevas melodías, ilustradores que enseñan al resto como trabajar, creadores de documentales, y hasta cosplayers que venden sus fotos. En Patreon hay espacio para todo y ciertamente Vardoc, así como cualquier otro YouTuber tiene todo el derecho a acceder a la plataforma para mejorar su contenido.

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Y en cierta forma, Vardoc iba por el buen camino. Las primeras capas de recompensas tienen que ver con la labor que él realiza como pagar un dólar para acceder a un chat de comunidad, 5 dólares para aparecer dentro de alguno de sus videos y 10 para tener acceso anticipado a su contenido. Todo bien, aun cuando la palabra obsenas está mal escrita, pero bueno, la intención es la que vale.

Y si se quedaba ahí, esta nota no se estaría haciendo. Pero la codicia siempre da paso a las peores ideas existentes y esto es lo que ocurrió precisamente con Vardoc.

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A partir de los 25 dólares, todas las recompensas tienen que ver con algún tipo de vínculo por redes sociales. Agregarte a Facebook, Twitter o Instagram, algo que recién nos enteramos que puede tener precio.

Pero eso no es todo: por 50 dólares, puedes convertirte en Amigo del YouTuber, lo que incluye acceso directo a su número privado de teléfono (o quizás a un prepago que tenga botado en la casa). Y por 200, más que un amigo, un BRO, que hasta donde sabemos, es lo mismo que ser un amigo, pero en serio.

Se supone que la gente está pagando para obtener un mejor producto, para ayudar a que sea lo que sea que Vardoc produce sea cada día mejor, pero ¿qué tiene que ver agregar alguien a Twitter con la calidad de tu producto?

Hay tantas ideas que son igual de robo, pero al menos con sentido: pagar para jugar online con tu ídolo, obligarlo a jugar un juego malo al mes, ofrecer stickers, memes, el nombre de una sección, organizar una "junta de accionistas" con todos los que más contribuyen, que te grabe un ringtone personalizado, elegir con qué personaje juega en su próximo gameplay, participar en sorteos, una rifa o hacer una canción. Cualquiera de estas opciones le daba validez al concepto detrás del canal.

Pero no.

Igual, no hay que ser tan duros con el artista quien hace poco recibió un galardón de YouTube por llegar a un millón de suscriptores. Las visitas de sus videos han caído: si hace dos años, sus videos tenían un promedio de 1 millón de visitas, hoy sólo promedian los 20 mil por video. 

Ahora, para ser justos con Vardoc, debemos reconocer que él siempre se ha visto como el contenido. Hablamos de alguien que no tuvo dudas en subir videos hablando de sus quiebres amorosos o de transmitir su boda para internet. Y cuando tu crees que eres el producto, resulta lógico pensar que alguien va a querer pagar para ser seguido en internet.

En la época del Fotolog, la frase sígueme y te sigo era la más utilizada. La amistad como moneda de cambio es lo que ha movido desde siempre a las redes sociales. Pero tratar de monetizar tus redes de contacto solo para crear una falsa cercanía no sólo es ridículo sino que demuestra lo apagada que puede llegar a estar una estrella que aun no asume que los 15 minutos de fama ya caducaron.

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