Guerra a los irresponsables: En Australia usarán cámaras para detectar a quienes manipulen un celular

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Las penas para quienes sean sorprendidos llegarán al equivalente de $ 175 mil en moneda nacional.




Australia está tomando la delantera en materia de eliminar conductas irresponsables al volante y para ello pondrá cámaras ocultas para multar a los infractores que estén manipulando un teléfono mientras conducen.

En concreto, el gobierno de Nueva Gales del Sur invertirá US$ 60 millones, de acuerdo a lo que reportó Fast Company la semana pasada. La red de cámaras ocultas constará de 45 de estos dispositivos. Cada unidad tendrá dos visores separados, uno dirigido al conductor y otro a la patente del vehículo. La primera es la smart, pues puede determinar si la persona está efectivamente utilizando el teléfono, en el caso de que no, simplemente este registro será ignorado.

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En el caso de aquellos que el sistema sí detecte distraídos, la info será enviada a un agente humano para que el video sea revisado. De comprobarse el uso de un smartphone la multa ascenderá a US$ 235, es decir 172 mil pesos.

Los oficiales australianos llevan seis meses testeando el funcionamiento. Durante este periodo de marcha blanca, se observaron más de 100 mil distracciones al volante, incluyendo el texteo u otras manipulaciones del celular, e incluso un conductor que le facilitaba el volante a un pasajero para que "condujera", mientras este tomaba el teléfono. 8.5 millones de autos pasaron por la supervisión de cámaras en los 180 días de prueba.

El Ministro de Transportes Andrew Constance dijo que el objetivo no es aumentar ingresos fiscales, sino que convencer a los conductores de que no vale la pena enviar mensajes mientras se conduce y de que si lo hacen, habrá una pena asociada. También recalcó que Nueva Gales del Sur será la primera región del mundo en usar cámaras de este tipo.

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En Francia se utiliza algo similar, pero con un objetivo diferente. Allí hay un "radar de sonido" con cámaras para multar a los motoristas que excedan el sonido de los escapes. Opera en Villeneuve-le-Roi, uno de los suburbios parisinos.

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