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Al grito “¡León! ¡León!”, miles de personas saludan al primer Papa de Estados Unidos

A las 19.23 de la tarde en Roma el sucesor de Francisco se asomó al balcón de la Basílica de San Pedro, con la muceta que usó Benedicto XVI, pero que Bergoglio nunca se puso. La elección de su nombre da cuenta de un fuerte compromiso social y su vestimenta, que no será un Papa disruptivo.

Robert Prevost, el Papa León XIV, saluda a la multitud en la Plaza de San Pedro. Foto: AFP ALBERTO PIZZOLI

Con un mensaje de paz, en clara sintonía con las referencias al complejo y difícil escenario mundial, apareció este jueves el nuevo Papa León XIV en la logia de la Basílica de San Pedro, a las 19.23 de la tarde de Roma. “Que la paz esté con ustedes”, dijo en un perfecto italiano al presentarse ante los miles de fieles reunidos en la Plaza que gritaban ¡León! ¡León! apenas el nuevo pontífice se asomó. Además, hizo un llamado al diálogo en este mundo convulso. “Construyan puentes”, afirmó.

El cardenal estadounidense Robert Prevost, perteneciente a la orden de los agustinos, es el primer Papa de Estados Unidos, algo que muchos pensaban que era imposible. “En el cónclave pasado yo dije que el Papa no podía ni ser jesuita ni estadounidense”, me equivoqué dos veces”, dijo a La Tercera Thomas Reese, ex director de la revista jesuita America, para quien la elección fue sorpresiva.

Prevost, cuyo nombre había comenzado a sonar con fuerza este mismo jueves en la prensa italiana, era descrito como el menos estadounidense de los cardenales de Estados Unidos. Con más de 20 años en Perú y con pasaporte peruano, en su elección el propio Reese sostiene “tiene que haber sido clave el apoyo de los cardenales latinoamericanos”. Incluso, desde el balcón de San Pedro envió un mensaje a su país de adopción. “Quiero dar un saludo en modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo”, dijo. Sin embargo, no habló en su lengua natal, el inglés.

Con 69 años, ocupaba hasta la muerte de Francisco el cargo de prefecto del Dicasterio para los Obispos, lo que lo hacía conocido en los distintos episcopados del mundo. Desempeñaba ese puesto desde 2023. Un hecho que podría haber jugado a su favor en el cónclave. Es considerado un hombre moderado, con gran capacidad de gestión -algo clave en este momento económicamente difícil del Vaticano- y con gran experiencia pastoral. Llegó a Perú como misionero agustino y desde 2015 tiene la nacionalidad peruana.

Quienes han estado con él, como el chileno Luis Badilla, uno de los observadores más agudos del Vaticano, lo describen como un hombre sencillo, siempre sonriente, con una gran capacidad de trabajo, políglota -“habla siete idiomas”- y de muy buen trato con la gente. “Es más peruano que estadounidense”, dice, asegurando que no le sorprendió su elección, porque la posibilidad de un Papa de Estados Unidos se había conversado en el último tiempo. Para Badilla su mensaje va en sintonía con la preocupación por el panorama mundial expresado por los cardenales. “Es la oposición a Trump”, asegura.

Su aparición en la logia de San Pedro y la elección de su nombre dan cuenta de que será un hombre que intentará mostrar un fuerte compromiso con la doctrina social, pero en ningún caso, según Badilla, puede ser considerado un Papa de continuidad. Su nombre León XIV refiere de inmediato a León XIII, el Papa de la doctrina social de la Iglesia y su presentación con la muceta roja, sobre el hábito blanco dio cuenta de que no será un Papa disruptivo en las formas como su antecesor, a quien sin embargo, saludó especialmente en su mensaje.

“Todavía conservamos en nuestros oídos esa voz débil, pero siempre valiente de Papa Francisco, que bendecía a Roma”, dijo, generando la reacción de la multitud que se fue congregando en la plaza desde que cerca de las 18.00 apareció sorpresivamente la fumata blanca, bajo la mirada atenta de las ya tradicionales gaviotas que se posaban en el techo de la Capilla Sixtina. Humo que confirmó un cónclave mucho más corto de lo que se preveía, tras las divisiones mostradas por los cardenales en la antesala.

“Siempre pensé que era un candidato, pero en la medida que hubiera tenido otra nacionalidad”, comentó a La Tercera Thomas Reese. “Si hubiera sido italiano todos habrían estado hablando de él, pero lo que conspiraba contra él era su nacionalidad estadounidense”, agregó. Sin embargo, según el sacerdote estadounidense, el apoyo de los cardenales latinoamericanos fue clave, “lo consideraron uno de ellos”. “Siempre se dijo que era el más latino de los cardenales de EE.UU., porque no tenemos un cardenal latino”, agregó el jesuita.

Sobre la elección del nombre, León XIV, Reese sostiene que “hace referencia a León XIII que comenzó las enseñanzas sociales del catolicismo, así que podemos esperar que eso será muy importante en su pontificado”. Fue un candidato que logró aunar posiciones, posiblemente entre los latinoamericanos y algunos cardenales de Estados Unidos. Además, sus dos años trabajando en el Dicasterio de los Obispos lo hacen un hombre conocedor de la Curia, donde, según Badilla, es muy apreciado. Una característica que puede ayudar a mejor el clima en ese ambiente tras el paso de Francisco, quien fue muy crítico de la Curia. Por ahora, sin embargo, no habrá un Papa italiano. Prevost es el cuarto extranjero seguido desde 1978, cuando fue elegido Juan Pablo II.

Muy buen tenista y con un revés sólido, Prevost es también un hombre con un sólida formación académica. Nacido en Chicago, hijo de descendientes franceses y españoles, entró en la orden agustina en 1977. En la Universidad de Villanova obtuvo un licenciatura en Matemática y luego, en Chicago, un máster en Teología. Es además doctorado en derecho canónico en el Pontificio Colegio de Santo Tomás de Aquino en Roma. Ha pasado dos tercios de su vida sacerdotal en Perú, donde arribó por primera vez en 1985 como misionero. Fue prior general de los agustino entre 2003 y 2013, para ser nombrado luego administrador apostólico y luego obispo de Chiclayo.

Según el sitio Cardinalreport, que detalla la posición de los miembros del Colegio Cardenalicio en los principales temas en discusión en la Iglesia Católica, Prevost se opone a la designación de mujeres diáconos, apoya una iglesia sinodal, pero no ha expresado una posición clara en otros asuntos, como la bendición a parejas homosexuales o el celibato de los sacerdotes.

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