Doctor en Historia y académico de la U. Los Andes: “El duque de Edimburgo asumió con abnegación el rol que le correspondía como el principal apoyo de la reina Isabel”

José Manuel Cerda analiza, en conversación con La Tercera, la trascendencia del príncipe consorte, fallecido este viernes a los 99 años. "A pesar de sus defectos, al Duque de Edimburgo se le recordará como un gran hombre no por lo que hizo, sino precisamente por lo que dejó de hacer para que su mujer pudiera reinar", asegura.


“Es con profundo pesar que Su Majestad la Reina anuncia la muerte de su amado esposo, Su Alteza Real el Príncipe Felipe, Duque de Edimburgo, indicó el palacio en un comunicado la mañana de este viernes 9 de abril.

Hijo del príncipe Andrés de Grecia y Dinamarca y de la princesa Alicia de Battenberg, era miembro de la familia real griega por nacimiento y en su juventud dio pasos en una carrera militar naval. Tras casarse con la reina Isabel II de Inglaterra en 1947, se integró a la familia real británica, renunciando así a deberes o vocaciones ajenas a las obligaciones de la realeza.

Si bien previo a su boda con Isabel, recibió por parte del rey Jorge VI los título de duque de Edimburgo, conde de Merioneth y barón de Greenwich; en 1957 -una década después de casarse con la reina- la monarca lo nombró príncipe consorte del Reino Unido.

Durante más de 70 años estuvo casado con Isabel II, alianza en la que estuvo siempre en segundo plano, caminando tras la reina según indica el protocolo, y renunciando a dar su apellido a los cuatro hijos de la pareja: Carlos, Ana, Andrés y Eduardo.

No encontraba su lugar en la monarquía y le costaba aceptar que tendría que renunciar a sus gustos, aficiones y proyectos”, explica José Manuel Cerda, doctor en Historia de la Universidad de New South Wales y académico de la Universidad de los Andes, en conversación con La Tercera.

El académico no cree que la Corona británica, aún en tiempos de crisis, intente capitalizar de alguna forma la muerte de Felipe, principalmente por la “modestia y austeridad ante este tipo de eventos” con la que tanto la reina Isabel II como quienes comunican desde el Palacio de Buckingham, se han manejado siempre.

En el mismo punto, Cerda destaca que la monarquía ha sobrevivido “guerras, revoluciones, asesinatos, traiciones y grandes escándalos” por lo que la controversia protagonizada por Harry y Meghan “pasará a un segundo plano”, y ve que la trascendencia del duque de Edimburgo radica en que “entendió que convertirse en una roca para su mujer tendría consecuencias muy gravitantes para la estabilidad de la monarquía”.

-¿Cómo impacta la muerte de Felipe en el actual escenario que vive la monarquía británica, golpeada por la crisis de Meghan y Harry?

-La muerte de un miembro de la familia real es un acontecimiento triste que no solo afecta su entorno íntimo sino a una nación entera, pero será un positivo abono a la cuestionada popularidad de la monarquía si se valora, como corresponde, al abnegado rol que jugó el príncipe Felipe como apoyo a la reina Isabel. En la medida que se la rinda tributo al papel que el Duque de Edimburgo asumió durante décadas para cuidar la estabilidad de la monarquía, el polémico episodio de Meghan y Harry pasará a un segundo plano. En su milenaria historia, la monarquía ha sobrevivido a guerras, revoluciones, asesinatos, traiciones y grandes escándalos. En poco tiempo, nadie se acordará de la mediática controversia con los duques de Sussex.

-¿Qué rol jugó Felipe durante su vida en la monarquía británica? ¿Fue clave para ayudar a Isabel II a reinar?

-Después de pocos años de matrimonio con Isabel II y haber pasado a un tercer plano, Felipe comentaba a sus amigos que no era “más que una ameba” y que era el único hombre que no podía traspasar su apellido a sus hijos. No encontraba su lugar en la monarquía y le costaba aceptar que tendría que renunciar a sus gustos, aficiones y proyectos. Pero después de una intensa vida social y muchos viajes para alejarse de esa situación, asumió con abnegación el rol que le correspondía como el principal apoyo familiar de la reina Isabel. Entendió que convertirse en una roca para su mujer tendría consecuencias muy gravitantes para la estabilidad de la monarquía, sobre todo en tiempos complejos. Por eso es que, a pesar de sus defectos, al Duque de Edimburgo se le recordará como un gran hombre no por lo que hizo, sino precisamente por lo que dejó de hacer para que su mujer pudiera reinar.

-¿Cómo definiría la relación de Felipe con sus hijos y nietos? ¿Fue un factor de cohesión?

-Felipe fue muy estricto y exigente con sus hijos, sobre todo con Carlos, a quien debía educar como futuro monarca. Él mismo sufrió una infancia traumática como exiliado en Francia e Inglaterra, con padres completamente ausentes. Fue un padre de mensajes directos y sensatos, pero también muy cariñoso con sus hijos dado la ausencia maternal en sus vidas. No cabe duda alguna que en ese sentido ha sido un factor de cohesión familiar. La reina ha tenido que asumir una relación más fría y distante en la familia, mientras Felipe intentó suplir la dimensión más afectiva y espontánea, que también ha tenido con sus nietos. En los últimos años, Felipe no ha tenido buena salud, pero su renuncia a las actividades oficiales le permitido ser menos príncipe y más abuelo.

Britain's Prince Philip arrives for the transfer of the Colonel-in-Chief of the Rifles at Windsor Castle in Britain July 22, 2020. The Duke of Edinburgh will step down from his role as Colonel-in-Chief for the Rifles after 67 years of service. Adrian Dennis/Pool via REUTERS

-¿Cree que la corona intentará capitalizar la muerte de Felipe? ¿Cómo?

-No lo creo, porque tanto la reina Isabel como quienes comunican desde el Palacio de Buckingham se han manejado siempre con modestia y austeridad ante este tipo de eventos. Basta ver el humilde cartel que colgaron en las rejas del palacio para anunciar la muerte de Felipe, para darse cuenta de eso. Los británicos saben bien lo que significó Felipe para la reina y la monarquía y no esperan ni necesitan de la corona grandes artificios. Otro asunto es que los medios de comunicación reconozcan la vida y obra del duque como corresponde y con ello se vea beneficiada la imagen de los Windsor. Es muy importante recordar que el próximo año, Isabel II cumplirá 70 años en el trono, una celebración mayúscula que se unirá a lo que ha sucedido para fortalecer la popularidad de la monarquía y la fama de esta dinastía en particular.

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