
Stephen Miller, el “ideólogo en jefe” tras los ataques de EE.UU. contra embarcaciones venezolanas en el Caribe
Si en un principio se decía que el mismo Trump era quien tomaba las decisiones, ahora se sabe que el rol de supervisar estas acciones corre por cuenta de Miller. Para este último, Venezuela “no tiene un gobierno, sino un cartel”.

El “ideólogo en jefe” está a cargo de los operativos contra los carteles de la droga en el Caribe. Stephen Miller, el subjefe de gabinete de la Casa Blanca, ha desempeñado un papel fundamental en la dirección de los ataques estadounidenses contra presuntas embarcaciones de narcotraficantes venezolanos, según fuentes de la administración de Donald Trump que hablaron con el diario británico The Guardian. En ocasiones, incluso, su rol ha suplantado al de Marco Rubio, secretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional, o sea, la persona que dirige la política internacional de Washington.
Los ataques contra lanchas venezolanas que presuntamente transportaban drogas fueron orquestados a través del Consejo de Seguridad Nacional (HSC), que Miller dirige como asesor de Seguridad Nacional. Esto, bajo el argumento de que los arrestos tradicionales que se hacían antes no han funcionado.
Miller es el único miembro de alto nivel en la Casa Blanca que ha mantenido su estrecha relación con Trump desde su primer mandato. Conocido como el consejero más importante del Presidente republicano, se le ha vinculado estrechamente con algunas de las políticas más controvertidas de esta segunda administración.

Un portavoz de la Casa Blanca había declarado en un comunicado que los ataques a embarcaciones habían sido dirigidos por Trump, quien afirmó que supervisaba todos los aspectos de la política exterior. “Toda la administración está trabajando en conjunto para ejecutar la directiva del Presidente con claro éxito”, afirmaba el documento. Sin embargo, más que de Trump, esto era idea de Miller, según revela The Guardian.
El papel previamente no reportado de Miller y su enorme influencia sobre el Presidente explican cómo el ataque a lanchas venezolanas se convirtió en una prioridad fundamental de la Administración, y por qué Trump ha estado dispuesto a desplegar una fuerza militar extraordinaria en la región.
La presencia militar estadounidense en el mar Caribe incluye el Grupo de Preparación Anfibia Iwo Jima, que incluye los buques “USS San Antonio”, “USS Iwo Jima” y “USS Fort Lauderdale”, con 4.500 marineros a bordo, y la 22ª Unidad Expedicionaria de Marines, con 2.200 infantes de marina.
El papel de Miller también se ve en la dudosa justificación legal que se ha presentado para los ataques, que ha sido motivo de profunda controversia en medio de acusaciones de que constituyen ejecuciones extrajudiciales en aguas internacionales. Desde el inicio de la campaña contra Venezuela, funcionarios de la Casa Blanca han buscado justificar los ataques, tanto interna como externamente, alegando que Trump estaba ejerciendo sus poderes bajo el Artículo II de la Constitución, que le permite al Presidente usar la fuerza militar cuando sea en beneficio de la nación y cuando no constituya una “guerra” en el sentido constitucional, lo cual requiere una ley del Congreso.

El argumento de la defensa propia gira en torno a la designación por parte de Trump del Tren de Aragua como organización terrorista extranjera, una afirmación presentada por Miller para defender la deportación de decenas de venezolanos a principios de este año bajo la Ley de Enemigos Extranjeros.
El gobierno afirmó que el Tren de Aragua se había infiltrado en el régimen del Presidente venezolano, Nicolás Maduro, por lo que la presencia de los miembros del cartel en Estados Unidos equivalía a una “incursión depredadora” por parte de una nación extranjera, lo que permitía la deportación de cualquier ciudadano venezolano.
“Es un cartel de la droga el que gobierna Venezuela”, declaró Miller a la prensa en la Casa Blanca a principios de este mes, al caracterizar a Maduro como el jefe del cartel. “No es un gobierno, es un cartel de la droga, una organización narcotraficante la que gobierna Venezuela”, insistió.

Miller es el funcionario no electo más poderoso de Estados Unidos. Como subjefe de gabinete y asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, es el artífice del plan del Presidente para transformar Estados Unidos. “Es primer ministro”, declaró Steve Bannon, estratega jefe de Trump durante su primer mandato. “No creo que haya ningún aspecto de la política nacional -salvo algunas áreas de Seguridad Nacional, funciones del Tesoro, finanzas y cosas por el estilo- en el que no esté íntimamente involucrado”, aseguró. “No estoy seguro de que nadie -dijo Bannon de Miller- haya tenido tanta autoridad”.
También es un hombre acusado desde hace tiempo por sus críticos de tener tendencias autocráticas. El mes pasado calificó al Partido Demócrata de “organización extremista nacional”. En mayo habló de suspender el recurso de habeas corpus, el derecho constitucional al debido proceso.
En un perfil de Miller publicado en julio, el diario The New York Times señala: “De 39 años (hoy tiene 40), es a la vez un ideólogo comprometido y un operador burocrático implacable, y se ha erigido en la única persona capaz de llevar a cabo plenamente la radical visión política de Trump. ‘Stephen Miller traduce la política instintiva de Trump en un programa ideológico coherente’, dijo Christopher Rufo, activista conservador, ‘y es el hombre del momento en el segundo mandato’”.

Entre su “obra” en términos de políticas en este segundo mandato, se pueden apreciar los arrestos de inmigrantes indocumentados en audiencias judiciales rutinarias, la presión para abolir la ciudadanía por nacimiento y la decisión de desplegar tropas armadas de la Guardia Nacional y la Infantería de Marina en las calles de Los Ángeles. Fue él quien, entre otras cosas, llamó a que los agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) empezaran a buscar migrantes indocumentados en locales de la cadena The Home Depot y lugares donde jornaleros buscaban trabajo.
Pero la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, lo describió en un comunicado como “uno de los asesores más antiguos y de mayor confianza del presidente Trump durante casi una década. Puedo dar fe personalmente del respeto que el presidente Trump siente por Stephen, porque lo veo a diario”.
Los críticos temen que Miller utilice ahora el asesinato del activista conservador Charlie Kirk como pretexto para reprimir a la izquierda y la disidencia. En un podcast con el vicepresidente J.D. Vance, afirmó que el gobierno canalizaría la indignación por la muerte de Kirk para “erradicar y desmantelar redes terroristas”. En esa misma ocasión no especificó cuáles serían estas redes.
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