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“¡Plata ahora!”: el asfixiante relato del empresario de cerezas que fue secuestrado por la mafia china que controla barrio Meiggs

La víctima mantenía una deuda con un empresario asiático por cerca de $200 millones. Fue raptado en febrero y trasladado desde Buin hasta un inmueble en Santiago. Allí lo golpearon y le pidieron que pagara al menos $10 millones, algo que nunca se concretó. Alcanzó a liberarse gracias a un mensaje a su hijo. Este es el testimonio que dio a la PDI.

Para el Ministerio Público, a inicios de este año se produjo un punto de inflexión en el actuar de la mafia china que operaba en barrio Meiggs.

Si bien su giro involucraba principalmente acciones delictuales contra otros chinos, -aprovechando así la barrera idiomática para no ser delatados-, en febrero las emprendieron contra un empresario chileno a quien secuestraron con la finalidad de solicitarle altas sumas de dinero.

Así lo relató el fiscal Alfredo Cerri en la audiencia de formalización realizada el pasado viernes, donde 17 personas quedaron en prisión preventiva tras ser imputadas por delitos como asociación ilícita, secuestro extorsivo, lavado de dinero, tráfico de drogas, entre otros.

El empresario de iniciales G.S. y quien se dedica al rubro de la exportación de cerezas era conocido por los chinos. Ya habían realizado millonarios negocios antes y, según su propio testimonio, le adeudaba una importante suma de dinero a los orientales. Allí se gestó el actuar de los chinos, quienes tomaron a G.S. y lo llevaron hasta un inmueble donde lo agredieron y le exigieron retirar dinero de un banco. Sin embargo, el empresario alcanzó a dar aviso a su hijo mediante un mensaje de WhatsApp, con lo que la policía dio con su paradero.

El 14 de febrero, un día después de su secuestro, G.S. entregó su testimonio a la Policía de Investigaciones, al cual La Tercera tuvo acceso.

“Plata ahora”

Seis páginas contiene el testimonio del empresario chileno. Ahí va detallando qué ocurrió ese 13 de febrero en calle Arturo Prat, comuna de Buin. “Hace nueve años aproximadamente me desempeño como empresario y exportador de frutas, donde me ha tocado hacer muchos negocios con ciudadanos extranjeros, en especial de nacionalidad china”, parte su relato.

La víctima contó que hace tres años conoció a un ciudadano chino, quien mantiene una empresa de frutas. Con él hizo un negocio de exportación de seis contenedores de cerezas a China por la suma de $400 millones. El chino pagó el precio, pero el chileno tuvo complejidades para cumplir con lo pactado. “He logrado exportar tres contenedores, que es aproximadamente la mitad del monto, sin embargo, los otros tres contenedores no fue posible exportarlos porque no mantenía la materia prima, debido a que hay una escasez de frutas por el mal clima”. Según dijo, al mes siguiente podría ponerse al día pagando un dinero.

Así las cosas, el 13 de febrero, a las 10.00, llegaron tres sujetos chinos a su oficina: “Dijeron que yo tenía que solucionar un problema de dinero adeudado, por lo que debía acompañarlos. En ese momento sentí mucho miedo, ya que se notaba que eran sujetos peligros”.

Los sujetos sacaron al chileno y lo metieron en un vehículo. “Yo me senté en los asientos traseros, específicamente al medio, y en cada lado se sentaron los sujetos chinos que fueron hasta mi oficina”, testificó.

El vehículo tomó la Ruta 78 y llegó a la comuna de Santiago, específicamente a barrio Meiggs. Allí entraron a un restaurante de comida china a eso de las 11.30. Los chinos pidieron almuerzo, mientras que esperaban que llegara el “jefe”. Eso sí, los chinos no le quitaron el teléfono, por lo que le envió un mensaje a su secretaria con su ubicación diciéndole que se encontraba bien.

DRAGOMIR YANKOVIC/ATON CHILE

Un dragón en la espalda

Cuando llegó el “jefe” le señaló que no se podría ir sin pagar una suma del dinero adeudado. “¡Al tiro a la oficina, no se puede ir, plata ahora!”, habrían sido las palabras del chino que lideraba la operación.

Los chinos llevaron al empresario a un departamento cercano. El chileno les dijo que en ese momento no mantenía todo el dinero que debía, pero que podía transferir unos $3 o $4 millones. “Esa posibilidad los ofuscaba más, ya que estaban pidiendo al menos unos $10 millones”, se lee en la declaración. Fue allí cuando le exhibieron un cuchillo. “Me sentí totalmente secuestrado, por lo que decidí irme de ese lugar parándome del sillón, pero el sujeto chino que ya se encontraba al interior del domicilio me dio un golpe de puño en el pecho, sentándome nuevamente en el sillón”, dijo el testigo.

“Continuaron presionándome y amenazándome con matarme si es que no pagaba el dinero”, señaló. Luego agregó: “Intenté irme nuevamente, pero un sujeto me tiró una patada en la espalda, cayendo nuevamente al sillón”. Allí llegó otro sujeto que también tendría un rol en la jerarquía de la banda. Al no conseguir lo que querían, los chinos comenzaron a tirarle botellas plásticas de agua: “Atiné solo a cubrirme el rostro”.

JONNATHAN OYARZUN/ATON CHILE

En un momento, debido al calor, uno de los chinos se sacó la polera y G.S. pudo ver que tenía un elemento distintivo: “Mantenía un tatuaje en su espalda que correspondía a una imagen de un dragón”.

Luego de ocho horas de retención, los sujetos sacaron al empresario del departamento para trasladarlo a otro inmueble, ahora a la comuna de La Cisterna. Allí, en un galpón con máquinas de azar abandonadas, en una suerte de casino informal, tuvo que pasar la noche. Fue en ese momento cuando le envió un mensaje a su hijo con la palabra “secuestrado”. Los chinos siguieron pidiendo al menos $10 millones, pero el empresario subió su ofrecimiento llegando a $6 millones.

Camino al banco

A las 8.30, luego de que tuviera que comprarles desayuno, salieron del casino informal. Fue allí cuando llegó su hijo quien gritó su nombre y le dijo que se subiera a un vehículo donde estaba él. Sin embargo, el padre respondió que no podía y que se fuera porque lo tenían amenazado. Los chinos, quienes estaban cerrando un portón metálico, no se dieron cuenta.

En un taxi se dirigieron hasta una sucursal del Banco Bice ubicada en Huérfanos con Teatinos, en la comuna de Santiago. En el trayecto, dijo la víctima, le mandó la dirección del banco a su hijo. G.S. señaló a los policías que los chinos a veces retenían su teléfono, pero en otras se lo devolvían para que buscara la forma de obtener el dinero.

Al llegar, retiró $6 millones en billetes de 20 mil y se los pasó al jefe chino que ingresó al banco. Pero el secuestro ya estaba próximo a concluir.

“Finalizada la transacción, bajamos hasta la vía pública, observando que afuera se encontraban funcionarios de la Policía de Investigaciones, quienes abordaron al jefe y a su acompañante”, dijo. De esta manera, la PDI logró frustrar el secuestro y también consiguió evitar el pago ya que en ese momento requisaron el dinero.

Según explicó el fiscal en la audiencia, la víctima reconoció a Huan Tao como uno de los líderes de la operación. Tao, para los investigadores, es uno de los cabecillas de la mafia china. Hoy se encuentra en prisión preventiva.

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