En la década de los 50, el estadounidense Jim Jones creó la secta Templo del Pueblo, una mezcla atrayente para le época, con elementos del cristianismo y del comunismo. La promesa era crear una sociedad alejada del capitalismo, basada en el trabajo comunitario y dirigida por valores cristianos.

Jones tomó un discurso pro derechos civiles y en su movimiento, las personas de color recibían el mismo trato que los blancos, pero con el paso del tiempo, la doctrina del reverendo dio un giro y a la par de que reforzaba el autoritarismo, empezó a señalar su origen divino. Ya en la década de los 60, Jones exigía a sus seguidores que lo trataran como una deidad.

Pero el líder del Templo de Pueblo tenía una misión, llevar a la practica su doctrina: crear una sociedad autónoma, comunitaria y con un solo referente, Jones. 

En territorio estadounidense intentó establecer su movimiento en diferentes localidades, pero las autoridades frenaron sus arremetidas ante denuncias de varios delitos, de la gravedad de torturas, abusos y violaciones.

Jones, entonces, decidió llevar su "paraíso" a Guyanas, donde fundó una verdadera ciudadela, que bautizó como Jonestwon. Cerca de 900 personas siguieron al carismático líder.

La avioneta que llevó al congresista Leo Ryan a Jonestown después del ataque a manos de guardias de Jim Jones.

Pero el Templo del Pueblo tuvo un final dramático en 18 de noviembre de 1978, cuando el congresista estadounidense Leo Ryan decidió visitar la ciudad acompañado de periodistas, ante varias denuncias de abusos, crímenes, violaciones y torturas. La visita del congresista terminó de la peor forma, cuando varios integrantes de la secta intentaron escapar y subirse al avión en que regresaba Ryan. Jones ordenó a sus guardias abrir fuego y asesinó al parlamentario.

Después del crimen, reunió a todos sus seguidores e inició una escalofriante ceremonia: un suicidio masivo. A los niños se les mezcló cianuro con una bebida, mientras que a los bebes se le inyectó el cianuro. El resto, bajo amenaza de los guardias armados, fueron ingiriendo el veneno. El balance: 909 cadáveres, incluido el de Jones.